Gregorio Berchenko |
Después de 52 años vuelven a circular los
poemas visuales de Gregorio Berchenko, publicados originalmente en abril de
1973 bajo la cuidada edición de Guillermo Deisler.
La serie de 10 poemas visuales que hasta
hace poco eran inencontrables, muestran el trabajo vanguardista de dibujo y
collage que desarrolló este escultor y pintor que continúa trabajando a sus 86
años.
A inicios de los años 60 al joven artista
Gregorio Berchenko (1939, Concepción) le ofrecieron enseñar caligrafía en la
recién creada sede de Antofagasta de la U. de Chile. Aceptó, pero ya en el
lugar desobedeció y comenzó trabajar como profesor de dibujo y, finalmente, de
escultura.
Especialidades que consideró fundamentales
para que sus estudiantes pensaran el futuro del país. En ese ambiente de
movimientos sociales, de trabajadores y estudiantes, conoció a Guillermo
Deisler -profesor en la misma universidad-, que ya experimentaba con Ediciones
Mimbre y organizaba muestras de arte.
“Fue de esas amistades en que no necesitas hablar, que es pura complicidad. Agarrábamos un papel y hacíamos cosas. Pero sin buscar conceptos, todo muy manual, artesanal y espontáneo.
Eso me llevó a mantenerme en la poesía visual y el arte correo, en las que él era un productor infatigable”, recuerda sobre los días en que comenzó a crear las primeras obras que conforman Knock-out.Berchenko continuó con esa práctica -en
paralelo a sus esculturas y grabados- hasta que llegó un momento en que tenía
una serie de piezas de dibujo y collage en que reflexionaba sobre la sociedad
de consumo y la alienación del hombre, que le gustaban, pero que no sabía cómo
nombrar ni qué hacer con ellas.
“Muestro algunas láminas que tenía
guardadas y Guillermo dijo de inmediato: ‘hagamos un libro’. Entonces puse dos
o tres imágenes más. Las dibujaba o hacía un collage y listo”, explica sobre el
proceso de esta publicación que se lanzó en 1973 y que apenas pudo circular por
la censura de la dictadura. De hecho, ambas familias parten al exilio en el
mismo vuelo a París en 1974.
También nos ofrece la oportunidad de repensar una pieza clave en las renovadas articulaciones de la vanguardia en Chile y sus estrechos intercambios con movimientos transnacionales como fueron las redes del arte correo, los libros de artista o la poesía visual”.
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