Dos tomos y casi dos mil páginas que incluyen a 179 entrevistas a mujeres que fueron protagonistas en
la defensa de los DDHH durante la dictadura cívico-militar, manteniendo viva la
Memoria.
Algunas ya partieron. Otras caminan a paso cansino
debido a los años. Se ayudan entre ellas, se acompañan y siguen manteniendo
viva la Memoria.
Son las mujeres que
defendieron los DDHH tras el golpe cívico-militar en la región de Valparaíso y
que, desde distintos espacios, colectivos y personales, resistieron en busca de
sus seres queridos, muchos de ellos detenidos desaparecidos, ejecutados y prisioneros
políticos.
A ellas, este
sábado recién pasado y a teatro lleno,
se les rindió un homenaje en el Parque Cultural de
Valparaíso; lugar desde donde han logrado tejer redes y cercanías, con activa
participación y apoyo del Departamento de Memoria y DDHH.
El libro, fue presentado por
la periodista Vivian Lavín, quien calificó el libro como un acto de “amor y
sabiduría” parafraseando a la destacada escritora María Zambrano.
El
título, “Mujeres de Fuego”, refleja a juicio de la autora, la valentía de
quienes lograron sobrevivir y rescatar la Memoria.
Para Alejandra Olea,
quien vivió la represión al día siguiente del Golpe junto a su familia y
cercanos, “las mujeres cumplieron el rol de denunciar, informar los atropellos,
buscar apoyo para la defensa de los y las perseguidas.
Esto lo hicieron con
fuerza, con perseverancia, con valentía, durante todos los años de la
dictadura.
También ellas, desde el principio de la
dictadura se incorporaron a la
resistencia, luchando desde los diferentes ámbitos en que estaban, en las
poblaciones, en sus trabajos, en sus lugares de estudio, desde sus militancias
clandestinas, desde la actividad artístico-cultural, en las otras agrupaciones
de familiares que se fueron creando: Agrupación de Familiares de Presos y
Presas Políticas, Agrupación de Familiares de Ejecutados y Ejecutadas
Políticas, Agrupación de Familiares de Relegados y Relegadas.”
Hay que seguir construyendo la Memoria, hay que investigar más, hay que apoyar para que siga saliendo a la luz. Ojalá en cada grupo familiar, en cada grupo de amistades, las mujeres se animen a contar cómo vivieron los años de dictadura, qué hicieron, qué sintieron, cómo lucharon.
En este libro faltan las voces, las vivencias de muchas mujeres luchadoras sociales. Espero que otros y otras continúen la tarea y surjan más libros que rescaten las experiencias de las mujeres de esta región”.
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