lunes, 7 de marzo de 2022

Editorial Universitaria publica libro de escritos políticamente (in)correctos de Bernardo Subercaseaux

 Más de 30 textos componen el libro Escritos políticamente (in) correctos del académico y escritor Bernardo Subercaseaux Sommerhoff, editado por Universitaria, donde el autor transita por temas literarios, culturales, históricos y sociopolíticos, desmenuzando diversos hechos y momentos de la realidad de nuestro país, ateniéndose, pero también sin atenerse a los parámetros de la corrección política.

El resultado es una suerte de antología que abarca desde narraciones surgidas de trabajos de investigación hasta ensayos de pluma más libre que incorporan opiniones que en ocasiones pasan de lo jocoso a lo irónico. Tal como señala el prólogo del libro: “Se trata de escritos políticamente “correctos” o “incorrectos” porque según el punto de vista del lector cada quien encontrará –pensamos- de los unos y de los otros”.

 La mayoría de los textos fueron divulgados originalmente en publicaciones académicas de lectura restringida, otros responden a la biblioteca interior del autor o son simplemente desvaríos.

Si bien en los de origen académico se mantienen los contenidos, se alivianó su redacción despojándola de términos especializados para acercar la obra a todo público, también se llevaron a cabo modificaciones como la eliminación de citas y otros recursos propios del código paper.  

Bernardo Subercaseaux Sommerhoff es Doctor en Lenguas y Literaturas Romances de la U. de Harvard (EE.UU.). Profesor de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U. de Chile, donde cursó su licenciatura. Ha sido docente en las universidades de Chile; de Washington, Stanford y Maryland (EE.UU.); de La Habana (Cuba); y del Rosario (Colombia). Autor de varios libros, entre ellos Historia del libro en Chile.

Desde la Colonia al Bicentenario (Lom Ed, 2010), Historia de las ideas y la cultura en Chile (Ed. Universitaria, 2011), co-autor de El mundo de los perros y la literatura. Condición humana y condición animal (Ed. UDP, 2014). Simón Bolívar y La Carta de Jamaica: una figura en disputa Lom, Ed, 2016) Actualmente dirige el Centro de Lenguas y Culturas del Mundo, de la Faculta de Filosofía y Humanidades, U. de Chile.

Extractos del libro

¡Chile es mi segunda patria!: Vicente Huidobro

Vicente Huidobro (1893 – 1948) ha sido señalado por la crítica como la figura epónima de la vanguardia heroica en Chile. La voz “vanguardia” tiene su origen en el campo militar, se dice del que “va adelante del cuerpo principal”, del que “lidera el ataque y encabeza la lucha”, corriendo por lo tanto los mayores riesgos.

El adjetivo “heroica”, también tiene que ver con este campo, y apunta a una lucha en condiciones excepcionalmente adversas, que le otorgan el carácter de hazaña y que revela por ende valentía y un temple de ánimo que no se amilana. El uso de estas voces en el campo estético, aunque es metafórico, conserva y proyecta su sentido original.

El concepto de vanguardia apunta, entonces, no sólo a lo nuevo, sino “a lo nuevo en batalla”. Cabe entonces preguntarse: ¿Con qué y contra qué se enfrenta Huidobro? ¿Cuál es el contexto y el clima de época que llevó a la crítica a calificar de “heroica” esa primera etapa”?

¿Se debe sólo al hecho de que el poeta en ese momento inicial fue el “pontífice” y al mismo tiempo casi el “único sacerdote” del creacionismo que propiciaba? ¿O más bien a las dimensiones, extensión y preponderancia de la adversidad que estaba enfrentando? ¿Cuál era y, en definitiva, qué características tenía el clima y la atmósfera cultural con los que luchaba? Un camino para responder a estas interrogantes es examinar la recepción que tuvo la obra y las ideas tempranas de Huidobro.

Las mujeres también escriben malas novelas

Inés Echeverría de Larraín -Iris- (1869-1949), es, junto con Amanda Labarca, Mariana Cox Stuven (Shade) y Teresa Wilms, una de las figuras más importantes de las letras femeninas de las primeras décadas de este siglo.

“Alborada es una novela "monstruo", en primer lugar, por su tamaño (2536 páginas y seis volúmenes) y pesadez, pero también porque su elaboración estética es confusa, en la medida en que más allá del género novela histórica en que se inscribe, proliferan distintas pulsiones genéricas, sin que se advierta una voluntad compositiva que unifique artísticamente a la totalidad. (…) No se trata de una novela caleidoscopio, ni de una novela mosaico, tampoco de una novela vanguardista.

Se trata más bien de una novela convencional, en que hay un desorden por exceso y por falta de elaboración estética (la autora quiso llevar a cabo una novela histórica tardorromántica, una novela feminista, una novela espiritualista y moralizante, una novela en clave, una novela social, una novela documento, una novela alegórica y una novela de costumbres)”.

El ensayo del autor, luego de un pormenorizado análisis, concluye que se trata de “una novela abigarrada y confusa que tiene interés como documento y que evidencia que una causa justa e históricamente necesaria –como la del feminismo- no basta para darle consistencia estética a una obra”.

Nuestro déficit de espesor cultural

La conmemoración de 1992 y la controversia en torno a la participación chilena en la Feria de Sevilla puso, una vez más, en circulación, preguntas como ¿qué somos ¿hacia dónde vamos? y ¿cuál es nuestra verdadera identidad cultural? Frente a tales inquietudes, vale la pena mirar hacia atrás. La cultura no es la realidad real, la cultura chilena no es por ende equivalente al país o a la nación, es más bien un recorte, un modo en que la sociedad se expresa y se autorrepresenta, una suma y una trama de sentidos e interpretaciones que han tenido una fisonomía cambiante.

En el Chile de hoy la organización audiovisual, massmediatizada y tecnológica de la cultura pareciera afectar todas las actividades, desde la política a la educación, desde el teatro y la literatura hasta el lenguaje, la religión y el tiempo libre.

Los medios, sobre todo la TV, han dejado de “mediar”, pasando sus contenidos a constituirse en mediaciones socioculturales de sí mismos, en coconstructores de la realidad percibida.  En política las campañas y el posicionamiento comunicacional son con frecuencia más decisivos que las ideas o que lo realmente efectuado. Quien tiene los focos y las cámaras tiene también los votos. La violencia irracional que aparece en la TV no es muy distinta de la que miles de niños y adolescentes encuentran en ciertas películas y video-juegos. 

Política y cultura: encuentros y desencuentros. A propósito de Cataluña, la Araucanía y los permanentes “gallitos” entre Chile y Bolivia

Hablar de una nación plurinacional, que contiene a más de una nación parece para el ciudadano de a pie una contradicción. ¿Cómo puede ser que lo que es UNO sea también DOS y hasta TRES? Si aclaramos la génesis de los dos conceptos de nación y los ámbitos que involucran, la contradicción desaparece.

Por una parte, tenemos el concepto de nación como institución política, heredero de la ilustración y de la revolución francesa. Así concebida la nación implica un Estado, una base territorial, una unión de individuos gobernados por una constitución y unas leyes. Se trata de una institución propia de la modernidad que reemplaza a otras formas de territorialización del poder como fueron los imperios, los principados o las monarquías.

Es dentro de este marco que Chile, Perú y Argentina emergen como republicas en las primeras décadas del siglo XIX, rompiendo con esa forma arcaica que fue el imperio y la Colonia.

La concepción política de la nación, va a ser, empero, rearticulada y cuestionada por el pensamiento alemán, con ideas que van a significar un viraje en el uso del concepto. En el romanticismo germano se gesta una concepción cultural de la nación que es antagónica a la ilustrada, en la medida que pasa a ser definida por sus componentes no racionales ni políticos.

Contra la universalidad ilustrada abstracta, el romanticismo alemán rescata los particularismos culturales, lo singular e infra intelectual, la etnia, el origen, la lengua y el habla, aquello que el concepto de ciudadano oculta. En este uso del concepto la base del mismo pasa a ser no una frontera geográfica definida desde la política, sino un fondo cultural y espiritual: la nación como memoria compartida, como alma, como espíritu y tradición, como sentimiento y lenguaje, como cultura. Desde ambos usos se entiende que la nación política pueda acoger a más de una nación cultural, y puede ser plurinacional o pluricultural. 

Pelarco: un “síntoma que inquieta” (no a todos)

Pelarco es una comuna campesina de cerca de 8000 habitantes ubicada en el valle central, en la provincia de Talca, en una zona que simboliza la ruralidad y las tradiciones del Chile criollo. (…) Durante varios años Raquel Argandoña, la alcaldesa más prominente de Pelarco, una diva de la Televisión, casada entonces con un agricultor de la zona, puso gran parte de sus esfuerzos edilicios en la realización en gran estilo de un Concurso que ya existía, de un evento que durante su mandato concitó la atención massmediática de todo el país: la elección de Miss Pelarco.

Con el apoyo de distintos sectores y medios publicitarios de la capital, el evento se realizó en el gimnasio de Pelarco, imitando el formato audiovisual de uno de los programas de mayor audiencia y mercado en la industria del entertainment: la elección de Miss Universo.

Un locutor de smoking, con jóvenes campesinas que se esforzaban por disimular su timidez, entrenadas y vestidas por modistos de Santiago, paseándose en bikini o con vestidos forrados en brocato y glamour. Cámaras, las preguntas de rigor a las concursantes y el consabido llanto de la coronación. Periodistas y locutores de radio de distintos puntos del país siguiendo el espectáculo.

El evento consiguió lo que la hoy día ex alcaldesa y diva se proponía: instalar en el imaginario de las muchachas y campesinos de Pelarco el sueño de una noche globalizada. La elección y su resultado fue cubierta por todos los medios. Un periódico de circulación nacional señaló que la varita mágica de la alcaldesa había tocado a la comuna.

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