Depois do silêncio (Después del silencio), de la
compañía brasileña Os Buriti, une danza, teatro físico y lengua de signos para
proponernos una reflexión sobre la accesibilidad y visibilidad de las personas
con discapacidad
Estamos ante una obra hermosa, en la que se nota la
madurez de la compañía y el
ejercicio de la creatividad para hacer frente a nuestro presente adverso. Una
joyita de
las artes escénicas para las primeras infancias”.
Cyclo es
un ritual festivo en agradecimiento al ciclo de la vida. Una obra colorida,
alegre y desenfadada que une danza con música en directo y que explora la idea
de agradecer y valorar qué o quién nos da vida, y los cambios imperceptibles
pero gigantescos que se producen en el curso de nuestra existencia.
Cyclo, |
Cada acto afecta a otro y sólo entre todos, con cuidado y
amor, se fomenta el sano desarrollo de la vida, donde el ser humano muchas veces
se olvida de lo fundamental y arrasa la existencia”.
Aunque Cyclo no es una obra folclorista, sí
cuenta con un imaginario estético y sonoro fuertemente enraizado en la
tradición popular latinoamericana.
Es una obra que se asoma con orgullo al imaginario
estético y sonoro de países como México, Guatemala, Panamá, Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia y, cómo no, Chile, país de origen de Aranwa, compañía
responsable del espectáculo. Se usan como referentes danzas tradicionales, sus
bordados, trajes típicos y colores… Se mezclan instrumentos como la zampoña,
acordeón, gaita colombiana, charango, marimba, maracas, guitarra... Todo con
ánimo lúdico y sin detenerse a analizar los significados o creencias culturales
de lo que acontece en escena en aras de un disfrute más puro de los sentidos.
Cyclo es, ante todo, una obra que transmite un
alegre compromiso con la defensa de la vida humana en armonía con la naturaleza
y con el lugar y el tiempo en los que existimos.
Desde Brasil llegará Os Buriti con Depois do
silêncio (Después del silencio)
Basada en una historia real, Depois do silêncio (Después del silencio) une
danza, teatro físico y lengua de signos para narrar la experiencia de una joven
ciega y sorda, a la que una profesora enseña la lengua de signos con la que
comunicarse con el mundo exterior.
La obra fue gestada por la compañía brasileña Os
Buriti a partir de un montaje basado en el texto teatral The miracle
worker, que reconstruía la relación que mantuvieron la niña Helen Keller,
que vivió entre 1880 y 1960, que fue escritora y activista social y su
docente, Anne Sullivan.
Durante parte de su infancia Keller no pudo
comunicarse, hasta que sus padres aceptaron la ayuda de Anne Sullivan, una
profesora que se quedó ciega, pero que consiguió recuperar la vista después de
una serie de cirugías. Sullivan le enseñó la lengua de signos a Keller a través
del tacto.
Las dos se convertirían en iconos del movimiento por los derechos de las personas con discapacidades auditivas y visuales.
“La idea era también reflexionar sobre qué ha sucedido desde entonces en estos más de 100 años, para entender si ha habido algún tipo de evolución en el mundo de la accesibilidad", afirma Eliana Carneiro, directora del espectáculo.
El montaje incorpora a una actriz sorda, Renata
Rezende, una decisión que defiende Carneiro. “Hay millones de personas con todo
tipo de discapacidades en el mundo. ¿Y por qué nos mantenemos alejados de ellos
o no vivimos con ellos? ¿Por qué no los vemos en las obras artísticas?”.
El espectáculo no solo pretende contribuir a la reflexión de jóvenes y adultos sobre el tema de la accesibilidad y visibilidad de las personas con discapacidad, sino también ser un ejemplo de inclusión a través del encuentro de actrices oyentes y sordas en el escenario.
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