Es, quizá, el poeta que ha tenido una mayor y más
duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispano, y por ello
es llamado «príncipe de las letras castellanas».2
En este volumen publicado por Editorial Cuarto Propio,
Víctor Rojas Farías, recoge los testimonios de amistades, amoríos, jornadas de
farra y de rezos, aventuras entre pobres y adinerados, incesantes lecturas.
Despreciado por miserable y vago, admirado por genial
y laborioso, el joven Rubén Darío vivió en Chile como espectador o protagonista
la gestación de dos revoluciones: una política, que convulsionaría este país
(1891) al ser amigo personal de Pedro Balmaceda Toro, hijo del presidente Manuel Balmaceda y una estética, que cambiaría la literatura en lengua española.
En la propia voz de quienes lo trataron, estudiaron o viviseccionaron aparecen acá las andanzas de un poeta universal en sus 962 días de residencia entre los chilenos.
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