Crisol |
Con una selección de diez artistas y dos agrupaciones,
la muestra conforma un cuerpo narrativo común que da cuenta de un pasado, presente
y futuro cercano.
“En esta décimoquinta versión de la bienal, titulada
«Umbral», hemos querido dar cabida a aquel tramado cultural que ha comenzado a
redefinirse de manera rotunda en la actualidad, donde las fronteras entre los
campos del saber son modificados y reformulados por objetos que ahora demandan
miradas multidisciplinarias”, explica Enrique Rivera, director de la Bienal de
Artes Mediales de Santiago,
En el primer nivel, en la sala 1, se encuentra el
trabajo de Pablo Rivera, La piedra ideal (capucha), video
generado a partir de la invitación a cuatro encapuchados, a reunirse en las
dependencias del decanato en el Departamento de Artes Visuales de la Universidad
de Chile.
El registro muestra el diálogo producido, mostrando
los distintos puntos de vista, a la vez que mientras se desarrolla la
conversación, se desarman los prejuicios y estereotipos del encapuchado.
Además, se mantiene -de la exhibición El estado
de las cosas- la investigación del grupo Arquitectura Forense que
analiza el uso de gas lacrimógeno por parte de la policía en Chile. Por otro
lado, en esta versión continúa Jardín Editorial, un espacio
participativo que invita a reflexionar en torno al concepto de disenso,
comprendido como aquel desacuerdo que moviliza los cambios sociales.
En la sala 2 se exhibe Cossos
Insubordinats de Carla Motto, obra audiovisual que propone la
huerta como símbolo de permanencia y resistencia, explorando el espacio de
producción alimentaria desde esferas simbólicas y sociopolíticas.
Así, en este registro muestra la acción de instalar
una barraca de bambú para tomates a un costado de la carretera aledaña a
Albuixech-Valenci, un sitio en el que las reformas urbanas han expandido el
asfalto, haciendo desaparecer la zona agrícola típica del lugar.
Luego, en la sala 4, Gastón Laval expone Atlas
y diagrama, una creación pluridisciplinar que propone relaciones tanto
científicas como metafóricas y simbólicas, donde imágenes médicas se proyectan
como mapas y cartografías reconociendo el cuerpo como territorio, y este como
parte del cosmos, de un todo integrado.
En la sala 5 también, Claudia Müller expone Espectra, obra que se configura mediante el acto de dirigir luz y proyectar a través del agua, figuras circulares sobre el suelo, explorando el concepto astronómico “límite de confusión”, que se caracteriza por la dificultad para distinguir objetos cuando hay muchas fuentes detectadas.
Asimismo, Ricardo Vega presenta Límite
de confusión: Exodata, un proyecto que busca producir una experiencia
estética y visual a partir, de la exploración en los modos de traducción visual
de representaciones gráficas de datos astronómicos.
Mientras que, Adolfo Martínez en Yo
vi a un hombre andar de cabeza, exhibe una máquina autómata que escribe, dibuja
y garabatea, tanto sobre un muro del museo como sobre la superficie de madera
perteneciente a los tableros de una antigua casa prefabricada, cuyas paredes
funcionales y divisorias, se despliegan a lo largo y ancho del espacio como
medio y soporte.
En el segundo nivel, en la sala 7, Valentina
Serrati presenta la obra ATANA, una creación
intra-disciplinaria en artes mediales, biología y artes escénicas que explora
teorías en torno a la evolución ecológica y biología sintética, junto con
nociones del post-humanismo y ciberfeminismo.
Y, por otro lado, Luis Montes expone La
llama de Berg, un proyecto que tiene su origen en el reconocimiento al
escultor Lorenzo Berg Salvo, autor del monumento al presidente Pedro Aguirre
Cerda, ubicado en el Parque Almagro de la ciudad de Santiago.
Ahora, mediante un video, la monumental escultura en
bronce se pone en movimiento rotatorio sobre su eje tal y como lo imaginara
Berg, en el proyecto original que quedó inconcluso.
En la sala 9, la Red de Investigación en Humanidades
Ambientales (RIHA), exhibe Arte en Riesgo que parte de la
premisa que para abordar la crisis medioambiental es necesario establecer un
campo crítico de discusión en torno al riesgo ambiental, específicamente
respecto de la huella humana que imprimen los desechos de la misma
investigación y la creación artística.
En la sala 10, Andrés Núñez y Roberto Farriol presentan El último paisaje, paisaje de la memoria, un video-ensayo que busca representar la memoria de los primeros habitantes del Valle Exploradores ubicado en la Patagonia chilena durante la primera mitad del siglo XX.
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