Una revisión que abarca más de 40 años de
exploración artística, centrada en su cuerpo como receptor de la memoria e
instrumento de resistencia para la visibilización de problemáticas de género y
devastación de la naturaleza.
La muestra, que cuenta con la curaduría de
Mane Adaro Gallardo, estará abierta al público hasta el 22 de septiembre, para
luego presentar una selección de obras en octubre en el Centro de Extensión
Cultural Alfonso Lagos (Cecal) de Chillán, perteneciente a la Universidad de
Concepción.
“En nuestro programa este año hemos
querido hacer un énfasis y con ello acercar a la ciudadanía mujeres artistas de
la generación entre los 70 y 90, que han abordado problemáticas de género y
crisis políticas.
En este marco invitamos a realizar una
exposición individual a Eugenia Vargas-Pereira, una artista de la diáspora que
ha recibido el reconocimiento internacional, sin embargo, es poco conocida en
su país natal.
Este proyecto además proviene de la
valoración por el trabajo de investigación que realizó la curadora Mane Adaro
materializada en una extraordinaria publicación que fue lanzada en nuestro
museo el año recién pasado”, comenta Varinia Brodsky Zimmermann, directora del
Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
“Esta exhibición representa una
oportunidad para compartir mi largo recorrido de más de cuarenta años de
trabajo. En cada imagen, el cuerpo se convierte en el centro de la articulación
de instancias que buscan dialogar y proponer la necesidad de acudir a la
biografía para comprender las dimensiones y tonalidades de mi quehacer
artístico.
Este cuerpo que habito funciona como eje e
instrumento de resistencia, fragilidad y potencia, con el propósito de generar
reflexiones que encuentren su origen en mis experiencias personales y
colectivas, sin pensar en ellas de manera esencialista, sino en una constante
variación de formas”, expresa Eugenia Vargas-Pereira.
Desde sus primeros días como artista en
los años 70, Eugenia Vargas-Pereira buscó un lenguaje feminista, a través de la
fotografía y la performance, desafiando convenciones y creando un cambio
radical de perspectiva.
Una parte de su labor ha puesto la mirada
en los medios y mecanismos de la publicidad, el poder de la imagen y su rol en
la creación y preservación de estereotipos asociados a la figura de la mujer
contemporánea.
La curaduría
incluye fotografías, registros de performance y una instalación
reciente denominada Aguas, que, a partir de la colaboración con otras
mujeres, integra en la obra autorretratos captados durante el proceso de
limpieza del río Mapocho, a modo de acción performática, actividad que contó
con el apoyo de la Municipalidad de Santiago y su programa de Voluntariado
Comunal.
La instalación fue realizada por primera
vez en 1991 en ciudad de México, como parte de la experiencia de Eugenia
Vargas-Pereira con la fotografía analógica. La escasez del líquido vital en
dicha urbe, la llevó a cuestionar su rol personal y artístico en la cadena del
consumo.
Volver a Nombrar invita a reflexionar
sobre “los dogmas y tabúes, las cosificaciones del género y las violencias
físicas, extractivistas y semánticas que afectan a las mujeres, los animales y
la naturaleza. A través de enunciados, gestos y actos, la exposición aborda
afectos, empatías, precariedades, memorias, goce y deseo por una colectividad
transformadora”, explica la curadora.
Finalmente, la propuesta de la artista
reafirma la vigencia y persistencia de sus motivaciones, “renovando los
imaginarios de las corporalidades y reflexionando sobre el sentido de lo
colectivo y su potencial fuerza de cambio”, concluye la curadora.
Sobre Eugenia Vargas-Pereira
Nacida en Chillán, Chile, en 1949, Eugenia
Vargas-Pereira ha expuesto su obra en prestigiosos eventos artísticos
internacionales, incluyendo la Bienal de Venecia y la Bienal de Fotografía de
Rotterdam.
Su trabajo se encuentra en colecciones
destacadas en todo el mundo, desde el Ludwig Forum für Internationale Kunst en
Aquisgrán, Alemania, hasta el Centro de la Imagen en la Ciudad de México.
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