Antes de ser reconocido como uno de los
más grandes sinfonistas, Anton Bruckner (1824-1896) fue un hombre de
coros y música sacra. Hijo de un profesor y organista de iglesia, desde niño
cantó en el Monasterio de San Florián y luego se dedicó a dirigir agrupaciones
corales de monjes, además de enseñar en diversas parroquias.
Cuando ya era un veinteañero, volvió a la
fastuosa abadía que había conocido de niño y permaneció durante una década,
trabajando como organista y escribiendo sus primeras composiciones de
relevancia, la mayoría de inspiración religiosa.
A 200 años de su nacimiento, el Coro Madrigalista Usach presentará un
repertorio que homenajea al compositor austriaco y proyecta su legado casi
hasta la actualidad: A Capella: Motetes y obras sacras a partir de
Bruckner (Siglos XIX-XXI) se titula el programa, que tendrá dos funciones:
el martes 28 en el Auditorio FAE Usach y el miércoles 29 de mayo en el Teatro Aula Magna Usach. Ambas
comenzarán a las 19:30 horas y tienen
entradas gratuitas en el sistema Portaltickets.
“Dentro de las obras corales de su época, Bruckner hizo algunas de las más
importantes”, dice Rodrigo Díaz, director del Coro Madrigalista Usach,
una agrupación fundada en 1980 y conformada por una docena de cantantes
profesionales, cuyo repertorio abarca desde el Renacimiento hasta lo
contemporáneo.
“Bruckner fue influenciado por el movimiento ceciliano, que consideraba que las
obras sacras estaban contaminadas, especialmente, por la ópera, con arias y
solistas que destacan mucho. Él se emparenta con este movimiento y compuso
motetes que aluden a Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594) y
toda la polifonía renacentista.
Sus motetes rememoran lo antiguo, pero con
un tratamiento vocal posromántico, más amplio y luminoso”, agrega.
De esta manera, los conciertos comenzarán
con cuatro motetes compuestos por Bruckner, pero el repertorio se
expandirá luego hacia otras épocas y territorios. Por cerca de una hora, el
elenco interpretará piezas del compositor liechtensteiniano Josef
Rheinberger (1839-1901), el francés Gabriel Fauré (1845-1924),
el alemán Franz Biebl (1906-2001), el inglés Edward Elgar (1857-1934),
el noruego Ola Gjeilo (1978) y los estadounidenses Morten
Lauridsen (1943) y Randall Thompson (1899-1984). En el caso de Fauré y Elgar,
se trata de arreglos para obras instrumentales o escritas para coro y orquesta.
“Hay un repertorio muy interesante desde finales del siglo XIX y hasta el XXI,
de compositores que son directores de coros u organistas”, detalla Rodrigo Díaz.
“Últimamente hemos hecho mucha música latinoamericana, así que esta vez nos
centramos en la tradición coral europea y norteamericana, que es distinta.
Busqué obras emblemáticas, que tienen un lenguaje actual y moderno dentro de la
tonalidad, y todas son muy luminosas. Es una música amable para escuchar”.
Coro Madrigalista Usach en Aula Magna (c) Gary Go. |
Aunque es un repertorio amigable para la audiencia, interpretarlo implica una exigencia distinta para el Coro Madrigalista Usach. Habitualmente, el elenco se presenta junto a pianistas, guitarristas o algún tipo de acompañamiento.
Esta vez, con refuerzos en casi todas sus filas, ocupará el escenario en soledad: “Cantar a capella es más difícil que cuando tienes instrumentos, porque entre los coralistas tienen que afinarse, escuchándose entre ellos mismo.
Técnicamente, mantener la afinación es muy difícil”, advierte el director.
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