martes, 10 de marzo de 2020

Poetas por aquí por allá: dialogando con la poesía


En el artículo “Con nostalgia del futuro: Jorge Teillier”, escrito por Enrique Morales Garrido se expresa que “al revés de lo que comúnmente se cree, pensamos que la poesía –al igual que la revolución– aspira al orden. Enfrentado al caos el poeta rehace el mundo, entrega luego un nuevo mundo cerrado al cual invita a habitar: el poema.

Y tiene conciencia de que su poesía no es sólo un fruto espontáneo, sino cultivado con un conocimiento de su oficio y del orden cultural que le rodea. No en balde enunciaba Louis Aragon: "El principal enemigo del canto es la ignorancia".

A la improvisación, celebrada en demasía entre nosotros, a la diferencia incluso por la poesía de otras latitudes, al localismo cultural, sucede entre la mayoría de los poetas una actitud de responsabilidad y estudio de su Mester.

Podremos ilustrar nuestro aserto con una reciente declaración de Galvarino Plaza frente a su colección de poemas: "Traducción libre sobre el origen y la lluvia""Cada día creo menos en la poesía fruto de la mera sensibilidad ciega, que se genera como los hongos o las lentejas. Es importante, en este orden, la conciencia de los valores que nos son propios: acervo cultural superpuesto a caracteres étnicos..."

Así sucede entonces que, en la nueva poesía, se encuentre correspondencia (más que influencia, sin temer en absoluto a este término) con voces desacostumbradas en el desarrollo de la poesía nacional, pues los poetas buscan desarrollar su propia voz a través de afinidades con creadores.

Así, en estos últimos años es notorio el aporte no ya de las influencias de nuestros poetas como son Vicente Huidobro, Neruda o Pablo De Rokha, sino de las de Prévert, Rilke, Dylan Thomas, Mary Webb (cuya relación con la obra de Efraín Barquero aún no ha sido señalada) entre los de otras lenguas, y la de César Vallejo y López Velarde, entre los de nuestra lengua, además de la revalorización de poetas tan valiosos como Rosamel del Valle y Omar Cáceres, entre otros”.

El año pasado, HB Editores, publicó el libro “Poetas por aquí y por acá”, escrito por Juan Eduardo Esquivel y presentado en la Sala Viña del Mar.

Este libro, está estructurado como una galería en la cual, Juan Eduardo Esquivel conversa con 18 con poetas chilenos que, a partir de la lectura o de la experiencia personal, han sido significativos para él.
Cada uno de los relatos, aunque breves, se dan en función de características particulares de cada autor que se transforman, en el motivo para construir un relato con el escritor.

Lo anterior, ayuda al lector a acercarse a poetas vivos y muertos ya que
y esa brevedad se da en función de aspectos peculiares de cada autor- motivo; otros son más extensos, pero también sugerentes.

Con otras palabras, se trata de una aproximación personal de un poeta a otros poetas que son conocidos y cercanos al autor, con claves de lectura, sentidos subyacentes y referencias literarias de los poetas con una lectura accesible, enriquecedora y con una propuesta original.

Los poetas incluidos en el libro y en este dialogo, son Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Pablo de Rokha, Gonzalo Rojas, Nicanor Parra, Enrique Lihn, Claudio Bertoni y Jorge Montealegre, entre otros, los que además de señalar la vida de Juan Eduardo Esquivel, han construido la poesía nacional.

Investigador universitario y profesor de filosofía, Esquivel vive en México desde finales de 1973, al que describe como “un país maravilloso, inimaginable, de fantasía, creativo, de gente acogedora y lindísima, es una amalgama de 68 etnias.

Trabajó 40 años en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, lo que le permitió conocer la diversidad mexicana en su tarea, de formar profesores universitarios en diversos estados.

El exilio no lo hizo abandonar la poesía, disciplina que cultiva en público y en privado, tanto escribiendo como estudiando a los poetas chilenos. Regresa de vez en cuando a Chile para visitar Viña del Mar, Valparaíso y Santiago, en el diálogo con la familia y los amigos.

“Juan Eduardo Esquivel es un gran poeta, que pasó en tono menor durante 30 años que se dedicó a la filosofía mientras escribía y ahora se ha dedicado a publicar sus textos. En este libro selecciona poetas que para él son muy importantes, entonces rinde homenaje a hombres y mujeres de gran calidad”, destaca el escritor Jaime Hales.

Otras obras del autor: Las manos encima (Cochabamba, 1966), El piano de letras (México, 1996), Seis poemas metafísicos y una fábula (México, 1998), El valor de un testimonio (México, 2013), Memorial (México, 2013), Bitácora.com (México, 2015) y si obra, forma parte de varias antologías y recopilaciones, en Chile, México y Alemania.


Ha publicado poemas y textos literarios en plaquettes y en diversas revistas y periódicos de México, además, de publicar diversos libros de carácter académico.

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