En
el artículo “Con nostalgia del futuro: Jorge Teillier”, escrito por Enrique
Morales Garrido se expresa que “al revés de lo que comúnmente se cree, pensamos
que la poesía –al igual que la revolución– aspira al orden. Enfrentado al caos
el poeta rehace el mundo, entrega luego un nuevo mundo cerrado al cual invita a
habitar: el poema.
Y
tiene conciencia de que su poesía no es sólo un fruto espontáneo, sino
cultivado con un conocimiento de su oficio y del orden cultural que le rodea.
No en balde enunciaba Louis Aragon: "El principal enemigo del canto es la
ignorancia".
A
la improvisación, celebrada en demasía entre nosotros, a la diferencia incluso
por la poesía de otras latitudes, al localismo cultural, sucede entre la
mayoría de los poetas una actitud de responsabilidad y estudio de su Mester.
Podremos
ilustrar nuestro aserto con una reciente declaración de Galvarino Plaza frente
a su colección de poemas: "Traducción libre sobre el origen y la
lluvia": "Cada
día creo menos en la poesía fruto de la mera sensibilidad ciega, que se genera
como los hongos o las lentejas. Es importante, en este orden, la conciencia de
los valores que nos son propios: acervo cultural superpuesto a caracteres
étnicos..."
Así
sucede entonces que, en la nueva poesía, se encuentre correspondencia (más que
influencia, sin temer en absoluto a este término) con voces desacostumbradas en
el desarrollo de la poesía nacional, pues los poetas buscan desarrollar su propia
voz a través de afinidades con creadores.
Así,
en estos últimos años es notorio el aporte no ya de las influencias de nuestros
poetas como son Vicente Huidobro, Neruda o Pablo De Rokha, sino de las de
Prévert, Rilke, Dylan Thomas, Mary Webb (cuya relación con la obra de Efraín
Barquero aún no ha sido señalada) entre los de otras lenguas, y la de César
Vallejo y López Velarde, entre los de nuestra lengua, además de la
revalorización de poetas tan valiosos como Rosamel del Valle y Omar Cáceres,
entre otros”.
El
año pasado, HB Editores, publicó el libro “Poetas por aquí y por acá”, escrito
por Juan Eduardo Esquivel y presentado en la Sala Viña del Mar.
Este
libro, está estructurado como una galería en la cual, Juan Eduardo Esquivel
conversa con 18 con poetas chilenos que, a partir de la lectura o de la
experiencia personal, han sido significativos para él.
Cada
uno de los relatos, aunque breves, se dan en función de características
particulares de cada autor que se transforman, en el motivo para construir un
relato con el escritor.
Lo
anterior, ayuda al lector a acercarse a poetas vivos y muertos ya que
y
esa brevedad se da en función de aspectos peculiares de cada autor- motivo;
otros son más extensos, pero también sugerentes.
Con
otras palabras, se trata de una aproximación personal de un poeta a otros
poetas que son conocidos y cercanos al autor, con claves de lectura, sentidos
subyacentes y referencias literarias de los poetas con una lectura accesible,
enriquecedora y con una propuesta original.
Los
poetas incluidos en el libro y en este dialogo, son Vicente Huidobro, Gabriela
Mistral, Violeta Parra, Pablo de Rokha, Gonzalo Rojas, Nicanor Parra, Enrique
Lihn, Claudio Bertoni y Jorge Montealegre, entre otros, los que además de
señalar la vida de Juan Eduardo Esquivel, han construido la poesía nacional.
Investigador
universitario y profesor de filosofía, Esquivel vive en México desde finales de
1973, al que describe como “un país maravilloso, inimaginable, de fantasía,
creativo, de gente acogedora y lindísima, es una amalgama de 68 etnias.
Trabajó
40 años en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, lo que le permitió
conocer la diversidad mexicana en su tarea, de formar profesores universitarios
en diversos estados.
El
exilio no lo hizo abandonar la poesía, disciplina que cultiva en público y en
privado, tanto escribiendo como estudiando a los poetas chilenos. Regresa de
vez en cuando a Chile para visitar Viña del Mar, Valparaíso y Santiago, en el
diálogo con la familia y los amigos.
“Juan
Eduardo Esquivel es un gran poeta, que pasó en tono menor durante 30 años que
se dedicó a la filosofía mientras escribía y ahora se ha dedicado a publicar
sus textos. En este libro selecciona poetas que para él son muy importantes,
entonces rinde homenaje a hombres y mujeres de gran calidad”, destaca el
escritor Jaime Hales.
Otras
obras del autor: Las manos encima (Cochabamba, 1966), El piano de letras
(México, 1996), Seis poemas metafísicos y una fábula (México, 1998), El valor
de un testimonio (México, 2013), Memorial (México, 2013), Bitácora.com (México,
2015) y si obra, forma parte de varias antologías y recopilaciones, en Chile,
México y Alemania.
Ha
publicado poemas y textos literarios en plaquettes y en diversas
revistas y periódicos de México, además, de publicar diversos libros de
carácter académico.
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