Con
humanidad, la autora sumerge a los lectores en una situación emocional
inaudita, mientras advierte sobre el peligro de la sumisión química.
El 2 de noviembre de 2020, Caroline Darian
recibe una llamada con una noticia que estalla como una bomba: su padre está
bajo custodia policial ya que acaban de descubrir que, a lo largo de una
década, ha drogado y promovido que decenas de hombres violaran a su madre
mientras él filmaba las agresiones.
Durante la investigación se entera,
además, de que también ella podría haber sido víctima de su padre.
Con un coraje excepcional, en Y dejé de llamarte papá (Seix Barral, 2025) la
hija de Gisèle Pelicot explica el dilema imposible de ser hija de la
víctima y del agresor. Pero mientras narra el descubrimiento devastador de que
su propio padre sea un monstruo y trata de gestionar la mezcla de rabia,
vergüenza y empatía que siente por él, comparte la extraordinaria historia
de su madre y cómo consiguió salir adelante, sin autocompasión, en
circunstancias inimaginables.
El libro −publicado en francés en
2022− comienza con el descubrimiento de los hechos en noviembre de 2020 y
abarca hasta finales de 2021, cuando se estaba preparando la causa. En
diciembre de 2024, Dominique Pelicot fue condenado a 20 años de cárcel por drogar,
violar a su exesposa y reclutar a más de 50 hombres para abusar de ella durante
diez años.
Gisèle Pelicot ha despertado admiración en
todo el mundo por optar por un juicio público, un juicio en el que su hija
Caroline testificó y con el que ambas han contribuido a que la vergüenza
ya no caiga del lado de las víctimas, sino que, al fin, se dirija hacia los
agresores.
A través de su historia familiar, la
autora de esta publicación advierte sobre el peligro de la sumisión química, e
invita a tomar conciencia sobre esta forma de abuso sexual y violencia contra
las mujeres, transformando con valentía su trauma en una lucha colectiva.
«Caroline, gracias por todo lo que has
hecho por las víctimas de la sumisión química. Voy a mostrarte el mejor ejemplo
de tu lucha», Gisèle Pelicot.
«Caroline Darian relata lo impensable y lo
indecible, el horror y el caos, la traición y el sufrimiento. Qué
valentía, fuerza e integridad», Nice-Matin.
«Un relato que busca ir más allá del
simple hecho, excepcional por su duración y el número de agresores, […] para
alertar sobre el peligro de la sumisión química», Le Parisien.
Caroline, quien es alta directiva de comunicación en una gran empresa en Francia, ha fundado la asociación #MendorsPas: Stop à la soumission chimique («NomeDuermas: Stop a la sumisión química») para luchar por un mejor apoyo integral a las víctimas y la formación sistemática de todos los profesionales implicados.
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