Tras diez años de colaboración
científica, astrónomos del Instituto de Estudios Astrofísicos de la UDP, en
conjunto con investigadores de Argentina y de la Universidad de Santiago de
Chile (USACH), lograron resolver uno de los mayores enigmas de la astrofísica
planetaria reciente: el origen de los surcos y anillos detectados en discos de
gas y polvo alrededor de estrellas jóvenes.
“Con una única simulación que
modela la interacción entre un planeta en formación y su disco, logramos
reproducir una gran variedad de morfologías observadas en discos
protoplanetarios.
Esto nos permitió interpretar las imágenes de
subestructuras y organizarlas dentro de una secuencia evolutiva”, explicó
Sebastián Pérez, investigador del Departamento de Física de la USACH e
investigador del Núcleo Milenio YEMS.
Este hallazgo forma parte del
proyecto astronómico ODISEA, liderado por el académico UDP Lucas Cieza. Los
resultados confirman que estos patrones, observados por ALMA, son causados por
planetas en proceso de formación y no por otros mecanismos alternativos como
inestabilidades o efectos magnéticos.
Un elemento clave en la
resolución de este misterio fue el desarrollo de modelos numéricos que simulan
la evolución de estos discos, trabajo que fue posible gracias a la colaboración
entre investigadores del Instituto de Astrofísica de La Plata y un equipo
interdisciplinario de la USACH.
En particular, las reuniones
sostenidas en enero de este año entre los investigadores Sebastián Pérez y
Fernando Rannou (USACH), Lucas Cieza (UDP) y el investigador argentino Santiago
Orcajo, durante su visita al Departamento de Informática de la USACH, fueron
determinantes para identificar la riqueza y potencial del enfoque numérico que
finalmente permitió validar la hipótesis de ODISEA.
“Esta contribución de la
Universidad de Santiago de Chile ejemplifica el valor de la colaboración entre
astronomía e informática, y pone de relieve el creciente rol de la computación
científica en los grandes avances de la astrofísica contemporánea”, comenta
Pérez.
“Las similitudes entre
nuestros modelos y las observaciones hablan por sí solas y dejan pocas dudas
sobre el origen planetario de las estructuras”, explicó el profesor Cieza.
“Gracias a esta confirmación numérica, ahora podemos usar estas huellas para detectar
una población de planetas que de otro modo sería invisible con métodos
tradicionales”.
El estudio fue desarrollado en
el contexto del Núcleo Milenio sobre Exoplanetas Jóvenes y sus Lunas (YEMS),
dirigido por la académica UDP Alice Zurlo, quien también participó activamente
en la investigación.
Aunque este avance esclarece el origen de los surcos y anillos, surgen nuevas preguntas sobre la sorprendente rapidez con la que se forman los planetas. “Es evidente que la ODISEA continúa. Esperamos que este equipo siga contribuyendo significativamente a la astrofísica internacional”, concluyó Cieza.
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