jueves, 18 de abril de 2024

Hielo, saliva y vapor llegan a Matucana 100

Un gran trozo de hielo suspendido sobre el escenario recibe al público. Con cada minuto, gotas de agua caen por el derretimiento, dejando en evidencia el paso del tiempo, el cambio en la temperatura y los efectos del movimiento incesante de cuatro performers alrededor del hielo. Con esto se puede encontrar el público en AWA, una performance de danza que se presentará en Matucana 100 entre el 25 de abril y el 5 de mayo.

AWA es una obra dirigida por la bailarina y coreógrafa Javiera Peón-Veiga y es una de varias manifestaciones que nacen del proyecto de creación e investigación AWA, que se inició en el año 2023. En él especialistas de diferentes disciplinas reflexionan e indagan en el comportamiento, los efectos y la transmutación del agua en distintas escalas: moleculares, humanas, geográficas y hasta planetarias.

Desde el ámbito de la danza, participan como intérpretes Claudio Muñoz, Varinia del Canto Vila, Rodrigo Chaverini y Javiera Peón-Veiga; en la documentación, Natalia Ramírez Püschel; en el diseño sonoro, Rodrigo Sobarzo, en la iluminación, Antonia Peón-Veiga; y en la investigación en electrónica y biomateriales, el artista medial Cristo Riffo.

Desde otras disciplinas, colaboraron el geólogo glacial Esteban Sagredo, el filósofo belga y director de neuroartes, Luc Delannoy, y la terapeuta Núria Buch Canet, quien aportó una perspectiva desde el estudio somático de la biodinámica craneosacral.

Como parte de la investigación, el equipo llegó hasta Cajón del Maipo para observar los cursos de los ríos y, en particular, las huellas del agua sobre el terreno.

“Así como ríos y glaciares dejan huellas en la Tierra y eso permite reconstruir el pasado y proyectar el futuro, el agua también puede dar forma al paisaje del cuerpo humano y conectar con su memoria. El hielo tiene la capacidad de transmitir mensajes de miles de años, como aguas que encapsulan tejidos de memoria y también erosionan”, explica la directora.  

En AWA los cuerpos de los performers sufren los efectos -y a la vez participan- de la transformación y la circulación del agua. A partir de la presencia del gran trozo de hielo, el agua se manifiesta en sus distintos estados: sólido, líquido, gaseoso, e incluso el llamado “cuarto estado del agua”, plasma semilíquido o gelatinoso.

“El agua tiene la capacidad de moldear y transgredir y eso se puede ver en diferentes dimensiones: materiales, emocionales, físicas, espirituales o sonoras”, explica Javiera Peón-Veiga. “Nos planteamos estudiar el agua como organismo vivo, en permanente movimiento”.

AWA tuvo su estreno y primeras funciones en enero, en NAVE Centro de Creación y Residencia, y en marzo en funciones gratuitas en el Teatro Municipal de La Pintana. Otras manifestaciones del proyecto AWA -como cápsulas sonoras, laboratorios de experimentación, conversatorios con especialistas y un póster-publicación que reunirá material poético-conceptual del proceso creativo- están disponibles en el sitio web www.elaguavinodelsol.com  


Javiera Peón-Veiga (Chile, 1978), es cooreógrafa, directora escénica, investigadora, performer y curadora. Su trabajo se caracteriza por la creación de experiencias inmersivas que interrogan los límites difusos entre el adentro y el afuera, lo íntimo y lo público, acción y contemplación, lo vivo y lo inerte, convocando a las fuerzas invisibles que participan en la conexión y comunicación entre cuerpos. En sus proyectos ha explorado la respiración, la sexualidad, el sonido y el vapor de agua, entre otros.

Desde el 2016, ha volcado su interés hacia el sonido y la escucha como vehículos de transformación corporal, medios táctiles y de encuentro colectivo, orientando sus proyectos hacia la concepción del sonido como performer y cuerpo que mueve y moldea el espacio- tiempo. Dentro de esta serie se encuentra GONG (2016), AFECTOS SONOROS (2018) y HAMMAM (2021). Estas obras, además de NOSOTRES (2012) y ACAPELA (2015), han circulado en diversos festivales y teatros.  

Desde el 2009 vive en Santiago de Chile y es una de las fundadoras de NAVE, Centro de Creación y Residencia, institución de la que fue co-directora artística hasta el 2019 y, desde entonces, artista asociada y parte del equipo curatorial.

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