viernes, 12 de abril de 2024

Carta a un rehén. Antoine de Saint-Exupéry

Saint-Exupéry escribió esta carta en 1942, cuando Europa era asolada por los horrores del nazismo. En ella describe y reflexiona en torno a la devastación, el desarraigo, la lucha por la sobrevivencia, el sinsentido y la soledad. En medio de tal panorama, logra descubrir la sonrisa de otro humano –en ese momento, su captor– que, de manera sencilla y mágica, le ofrece un cigarrillo y con él le devuelve el fuego de una humanidad extraviada, iluminando la esperanza.

Se trata de un texto breve y sencillo, pero no por ello profundo. Inspirado en la figura de Leon Werth –escritor, intelectual, judío, anarquista, antimilitarista, a quien Saint-Exupéry dedicó más tarde El Principito– encontramos un conmovedor canto a la vida, a la libertad, al respeto y valor del ser humano.

León Werth encarna aquí el rehén universal, asediado por los actos y consecuencias de oscuros y siniestros intereses que han estado siempre presentes en la historia, y que llegado un momento arrasan con años y siglos de creación y construcción humana, y con ello destruyen los pueblos y sus habitantes, deshumanizándolos primero, intentan luego borrar toda huella de su existencia. Sin embargo, la misma historia se ha ocupado de demostrar lo contrario.

Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). Fue un escritor y aviador francés, autor de la célebre obra El Principito.

Desde 1932, Saint-Exupéry se consagró al periodismo y la escritura. Hizo reportajes sobre la Indochina francesa (hoy Vietnam) en 1934, sobre Moscú en 1935 y sobre España en 1936, previos al inicio de la Guerra Civil.

 Nunca dejó de volar como piloto de pruebas, participando en algunos «raids» o intentos de récords, que en ocasiones se saldaron con graves accidentes. Sus reflexiones sobre el humanismo, las recogió en Terre des homme, publicado en 1939.

Ese mismo año, fue movilizado por el Ejército del Aire, como piloto de una escuadrilla de reconocimiento aéreo, en pleno inicio de la 2ª Guerra Mundial. Tras el armisticio forzado por la ocupación alemana de Francia, abandonó este país.

Se instaló en Nueva York llegando a participar en alguna de las campañas para que los estadounidenses entraran en la guerra. En la primavera de 1944, logró ser destinado en una unidad de reconocimiento fotográfico en los prolegómenos del desembarco aliado en Provenza.

El 31 de julio de 1944, a las 8:45 horas, Saint-Exupéry despegó a bordo de un Lightning P-38 para una misión de reconocimiento, sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano poco antes de la invasión aliada del sur de Francia. No regresó jamás.

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