El libro “Lo dijo el Padre Hurtado”, de los
autores Samuel Fernández y María Ester Roblero, recoge las publicaciones
escritas por el Padre Hurtado y han sido publicadas a través del Publicaciones
El Mercurio.
Este libro reúne, por primera vez, las
columnas escritas por el Padre Hurtado y publicadas en El Mercurio, y en otros
medios, entre 1941 y 1952.
Contiene, además, extractos de prédicas
radiales y entrevistas que demuestran que para él los medios de comunicación
eran una eficaz herramienta para informar, adherir y evangelizar.
Se congregan textos que impactan y que
nos transportan a épocas pasadas, pero que todavía siguen vigentes al mostrarnos
que muchas cosas no han cambiado mucho, dando una visión real de los tiempos
presentes.
Santiago Hurtado Cruchaga, venerado por la Iglesia Católica como san Alberto Hurtado nació en Viña del Mar el 22 de enero de 1901 y falleció el 18 de agosto de 1952. Fue abogado, legislador y jesuita chileno. Es popularmente conocido por ser el fundador del Hogar de Cristo. Es considerado el patrono de los trabajadores en Chile.
Gracias a una beca,
ingresó al Colegio San Ignacio, dirigido por la Compañía de Jesús en 1908.
Inició su trabajo con los más pobres de la ciudad cuando entró a trabajar en el
patronato anexo a la Parroquia Nuestra Señor de Andacollo.
Hurtado trabajó en la
secretaría, la dirección de la biblioteca y la caja de ahorro de los alumnos de
la escuela y del Centro Obrero, además de en El Diario Ilustrado, un
conservador periódico santiaguino. En su conciencia social, jugó un importante
papel su director espiritual, el jesuita Fernando Vives Solar, pionero en el
tema de la responsabilidad social del católico.
En 1918 ingresó a
estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y un año más
tarde, ingresó al Partido Conservador.
Escribió su tesis de
bachillerato en 1921 «Reglamentación del trabajo de los niños». Elaborado en
1923, su tesis de licenciatura para optar al título de abogado trató del
«trabajo a domicilio», donde mostró la situación y las malas condiciones en que
las costureras efectuaban sus labores.
En 1923 ingreso al
seminario de los jesuitas y fue ordenado sacerdote por el cardenal primado de
Bélgica Jozef-Ernest Roey, en la ciudad de Lovaina el 24 de agosto de 1933. Fue
becado por el Ministerio de Educación para que estudiara en Bélgica y Alemania,
donde recibió el doctorado en pedagogía el 10 de octubre de 1935, regresando a Chile
en febrero de 1936.
En 1941 fue nombrado
asesor de la Acción católica juvenil de la arquidiócesis de Santiago, cargo en
el cual trabajaría con el obispo de Talca, Monseñor Manuel Larraín Errázuriz.
Luego de su participación en el mundo juvenil, se dedicó a ayudar a los más pobres. Así, comenzó una campaña, principalmente en el diario El Mercurio con la que logró fundar el Hogar de Cristo. El 21 de diciembre de 1944, se colocó la primera piedra de la construcción de la sede principal de la fundación, ubicada en la calle Bernal del Mercado, en la comuna de Estación Central.
En junio de 1945, fundó la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH) y pese a las reticencias iniciales de la Conferencia Episcopal de que fuera utilizada como una trinchera del comunismo dentro de la Iglesia, fue reconocida por esta en 1950. El 8 de octubre de 1947, fue recibido por el papa Pío XII, a quien solicitó ayuda para preparar dirigentes obreros sindicalistas y patrones jóvenes en el pensamiento católico y la doctrina social de la Iglesia.
En 1950 publicó El orden social cristiano en los documentos de la jerarquía católica y Sindicalismo, historia, teoría, práctica. En octubre de 195, fundó la Revista Mensaje como una forma de difundir la doctrina social católica.
San Alberto Hurtado falleció en el Hospital de la Universidad Católica a las 17:15 horas del 18 de agosto de 1952 a los 51 años.
Fue beatificado por Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994 y posteriormente canonizado por Benedicto XVI en la plaza de San Pedro (ciudad del Vaticano) el 23 de octubre de 2005 convirtiéndose, en el segundo chileno, tras Santa Teresa de Los Andes, en ser elevado a los altares.
Sin embargo, su muerte no implicó el fin de sus enseñanzas y mensajes ya que el Hogar de Cristo se volvió la mayor institución de beneficencia de Chile y un ícono para los jóvenes, pobres, ancianos y obreros.
El gobierno chileno declaró el 18 de agosto como el «Día de la solidaridad» y, desde su beatificación en 1994, el calendario litúrgico y el santoral de la Iglesia católica recuerdan su memoria ese mismo día, aniversario de su muerte.
Es imposible no cambiar de mirada al cerrar el libro ya que leerlo se transforma en una oportunidad de acceder al pensamiento de este sacerdote que, a pesar del tiempo, sigue golpeando conciencias y corazones y su obra solidaria continúa vigente
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