“Cada uno de los artistas que forma parte de este
ciclo, durante nuestra formación tuvimos que estudiar la historia del Teatro
Itinerante, por lo mismo el orgullo es inmenso. Nos sentimos herederos de uno
de los hitos más maravillosos del Teatro Chileno y por lo mismo tenemos la
responsabilidad de encarnar el espíritu que movilizó a esos artistas admirables
que en los ´70 llevaron el teatro a rincones impensados, vinculando a la
ciudadanía con una expresión que debe ser considerada propia”, explica Eduardo
Luna, director general del ciclo.
La itinerancia, que espera realizarse durante 2021 en
formato virtual y presencial, de acuerdo a las medidas sanitarias vigentes; se
llevará a cabo en 15 espacios de la Región Metropolitana: Teatro Municipal
de La Pintana, Centro Cultural de San Joaquín, Corporación Cultural de
Recoleta, Casa de la Cultura Anselmo Cádiz de El Bosque, Casa de la Cultura de
Talagante, Casa de la Cultura Violeta Parra – Cerro Navia, Centro Cultural de
Cerrillos Tío Lalo Parra, Salón Nemesio Antúnez de San Bernardo, Centro
Cultural de Lo Prado, Centro Cultural de Til Til, Centro Cultural de Paine,
Centro Cultural Espacio Maya – La Granja, Aldea del Encuentro – La Reina,
Centro Cultural Chimkowe y Espacio Público Renca.
Contemplando una curatoría de obras de destacada trayectoria nacional e internacional, el proyecto reúne a creadores que –desde la particularidad de sus disciplinas– se han preocupado por establecer reflexiones escénicas que den cuenta del conflicto cultural entre lo chileno y lo mapuche, generando puentes de entendimiento que a vista de los últimos acontecimientos en La Araucanía, resultan necesarios de potenciar, sobre todo en la Región Metropolitana, donde se cuenta con la mayor distribución porcentual de personas que se consideran pertenecientes a un pueblo indígena u originario.
De este modo, en danza, Reche, los caciques
retornan, a partir de la poesía de diversos escritores, donde destaca el
reciente Premio Nacional de Literatura, Elicura Chihuailaf, sumerge en un viaje
de reencuentro con los narradores que mantienen viva la cultura mapuche. En
teatro, Painecur, a partir de una acuciosa investigación en torno al
sacrificio humano ocurrido durante el terremoto de 1960, establece las claves
políticas y jurídicas sobre el estado actual de la friccionada relación entre
lo chileno y lo mapuche.
En narración oral, Kafkü (susurros ancentrales),
Mónica Cañulef tras un proceso de recopilación de antiguas narraciones, nos
transmite las enseñanzas de los ancestros en relación a la cultura mapuche y el
convivio con la naturaleza.
En títeres, Kuiyen sueño mapuche, dirigida por el
Tesoro Humano Vivo Sergio “Tito” Guzmán, pone en valor las tradiciones y el
valor de los sueños para la cultura mapuche. Finalmente, Parade alas de
fuego, no aborda directamente el conflicto cultural entre lo chileno y lo
mapuche, sin embargo, se inspira en la dualidad mítica entre ángeles y
demonios, para mostrar que la luz y la oscuridad conviven, estableciendo una
relación dialéctica.
Por lo mismo, éste es el espectáculo que abrirá y
cerrará el ciclo, simbolizando la necesidad de la coexistencia entre ambas culturas.
Ninguna de ellas es sólo ángel o demonio, luz u oscuridad, sino más bien
entidades complementarias instaladas en un territorio que les es común.
“Para el desarrollo de este proyecto, uno de los principales ejes de acción fue la creación de redes de colaboración. De este modo 6 compañías que desarrollan distintas disciplinas, junto a 15 espacios culturales públicos, daremos vida a un ciclo de artes escénicas que pretende generar reflexiones urgentes sobre la relación crítica entre lo chileno y lo mapuche en la región que cuenta con la mayor distribución porcentual de personas que se consideran pertenecientes a un pueblo indígena u originario”, concluye.
El Teatro Itinerante, fundado en 1977, fue una
iniciativa que marcó un precedente en materia de acceso y circulación artística
en nuestro país, permitiendo llevar obras de gran nivel a localidades donde la
comunidad jamás había visto una pieza teatral, abriéndose a la experiencia
artística, de la mano de un grupo de 12 jóvenes actores.
Alcanzó uno de sus períodos más fértiles bajo la dirección de Fernando González, a fines de la década de 1970. La compañía viajó por todo Chile en un bus que tenía bodega y asientos.
En él recorrieron diversas provincias, generando a su paso un ambiente cálido, donde la gente los esperaba para hacerles regalos como muestra de su agradecimiento.
Recuperado como programa del CNCA en 2016 y potenciado por el actual MINCAP, desde el año 2019 recibió el nombre de Artes Escénicas Itinerantes, incluyendo Danza, Circo y Teatro.
En esta oportunidad, se reconoce dentro de la convocatoria a cada una de las disciplinas que constituyen al sector (Danza, Circo, Teatro, Narración Oral, Títeres y Ópera), invitándonos a desarrollar una iniciativa que contemple asociatividad, colaboración y comunión entre creadores, situación que consideramos paradigmática para la sostenibilidad de iniciativas culturales en el ámbito de las Artes Escénicas.
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