Felipe Egaña, socio y
productor de Juntos, lo dice con claridad: “Este proyecto fue pensado para
poder llevar la película al norte de Chile con un foco especial en comunas que
no tienen acceso a cine, ni en multisalas ni en espacios independientes”. La
gira no es un gesto promocional: es parte de un modo de producir.
Desde los inicios del
proyecto, JUNTOS apostó por trabajar con un equipo local de Atacama, integrando
técnicos, asistentes y profesionales de la región en áreas clave de la
filmación. Ese intercambio, donde la experiencia del equipo de Santiago se
cruza con el conocimiento cultural, social y territorial de quienes viven
allí, fue una escuela doble.
Ahora, la gira busca abrir
nuevas conversaciones, construir formación de audiencias y generar un espacio
donde las personas vean su propio territorio proyectado en pantalla: la pequeña
y mediana minería, los oficios, sus historias cotidianas y su paisaje
humano.
“Llevar la película de vuelta
es devolver la mano. Que puedan ver su entorno, su espacio, sus tradiciones
desde una mirada cinematográfica”, añade Felipe.
La gira contará con la
presencia de parte del elenco y del equipo técnico, incluyendo a Kat Sánchez,
protagonista de Oro Amargo. La ruta contempla 12 comunas de las regiones
de Atacama y Antofagasta, combinando espacios donde se filmó la película, como
Caldera, Huasco y Copiapó, con zonas más alejadas como Pica, Camiña y
Tocopilla.
Se trata de un mapa extendido, pensado para
que la película circule en territorios que históricamente han quedado fuera del
acceso al cine.
Y lo más importante: esta gira
no es una excepción, sino un modelo que Juntos quiere replicar. “Pronto
vamos a filmar otra película en la Región de Coquimbo y en el Biobío, y
esperamos volver a esos lugares cuando la película esté terminada”, adelanta
Egaña.
La gira de Oro Amargo inaugura así
una política interna: que cada película regrese a su territorio, no como
postal, sino como conversación.
Oro Amargo, filmada en la
Región de Atacama, vuelve ahora al norte chileno en una gira impulsada por el
Fondo Audiovisual del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en
la línea de distribución unitaria de largometraje.
Una decisión coherente con la
mirada editorial y política de Juntos: filmar fuera de la capital no es solo
una búsqueda de paisajes; es comprometerse con las comunidades que sostienen
esas imágenes.
Felipe Egaña, socio y
productor de Juntos, lo dice con claridad: “Este proyecto fue pensado para
poder llevar la película al norte de Chile con un foco especial en comunas que
no tienen acceso a cine, ni en multisalas ni en espacios independientes”. La
gira no es un gesto promocional: es parte de un modo de producir.
Desde los inicios del
proyecto, JUNTOS apostó por trabajar con un equipo local de Atacama, integrando
técnicos, asistentes y profesionales de la región en áreas clave de la
filmación. Ese intercambio, donde la experiencia del equipo de Santiago se
cruza con el conocimiento cultural, social y territorial de quienes viven allí,
fue una escuela doble.
Ahora, la gira busca abrir
nuevas conversaciones, construir formación de audiencias y generar un espacio
donde las personas vean su propio territorio proyectado en pantalla: la pequeña
y mediana minería, los oficios, sus historias cotidianas y su paisaje
humano.
“Llevar la película de vuelta
es devolver la mano. Que puedan ver su entorno, su espacio, sus tradiciones
desde una mirada cinematográfica”, añade Felipe.
La gira contará con la
presencia de parte del elenco y del equipo técnico, incluyendo a Kat Sánchez,
protagonista de Oro Amargo. La ruta contempla 12 comunas de las regiones
de Atacama y Antofagasta, combinando espacios donde se filmó la película, como
Caldera, Huasco y Copiapó, con zonas más alejadas como Pica, Camiña y
Tocopilla.
Se trata de un mapa extendido,
pensado para que la película circule en territorios que históricamente han
quedado fuera del acceso al cine.
Y lo más importante: esta gira
no es una excepción, sino un modelo que Juntos quiere replicar.
“Pronto vamos a filmar otra película en la Región de Coquimbo y en el Biobío, y esperamos volver a esos lugares cuando la película esté terminada”, adelanta Egaña. La gira de Oro Amargo inaugura así una política interna: que cada película regrese a su territorio, no como postal, sino como conversación.
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