martes, 30 de diciembre de 2025

El desierto como aula: Microcuradurías y la experiencia formativa en Chiu Chiu

 Quedan pocas semanas para que finalice el proceso de matrícula del diplomado Microcuradurías, curadurías desde la marginalidad. En esta tercera edición, que se desarrollará en formato híbrido, destaca el módulo presencial a impartirse en Chiu Chiu, oasis del desierto de Atacama.

Alfarería, astronomía, luz y fotografía son algunas de las asignaturas que se llevan a cabo durante cinco días, tiempo en el que además, los alumnos pueden socializar en conjunto y aprender sobre las bondades del territorio. 

El bloque intensivo se inicia con la introducción hacia las cosmovisiones andinas. Bajo el cielo más limpio del planeta, Silvia Lisoni, profesora de historia y fundadora del observatorio Paniri Caur, explica a los recién llegados la metodología de las formas en el cielo partiendo desde la oscuridad. Esto cambia la manera de mirar, hace desaprender, dejar las mochilas del conocimiento occidental atrás.

“En estas jornadas intensivas no solo visitamos un lugar, sino que son varios días con clases. Ya pasamos las clases más teóricas y nos vamos a lo práctico (…) Una de las fortalezas de la región, son los cielos, siendo el de Chiu Chiu uno de los más despejados para la observación de estrellas y constelaciones, que están presentes bajo la cosmovisión andina y astronomía”, expresó Silvana Bravo, encargada del diplomado Microcuradurías de SACO.  

Otro énfasis se da en el taller La tierra. De lo impuro, centrado en la alfarería con arcilla, donde cada estudiante podrá aprender la técnica que utilizan los pueblos originarios para fabricar objetos. Para partir, se realiza el diseño, moldeando y detallando lo que se quiera construir. Luego, se finaliza con el proceso de secado y quema, donde por horas se sella la creación dándole un acabado brillante y quedando lista para su uso. 

Para Romina Yere, docente de alfarería del diplomado (2024), enseñar sobre este arte revela la cultura de las comunidades del interior de la Región de Antofagasta, como lo es Toconce, pueblo de donde ella proviene. 

“Haber sido docente fue una bonita experiencia, me emociona poder compartir lo que he aprendido de mis ancestros para rescatar y enseñar a las personas que acá había un tipo de tecnología, que a pesar de los años, se sigue manteniendo (…)  Además, así trato de que nos entiendan a nosotros que vivimos en el desierto más árido del mundo”, expresó Romina. 

“Sentí la necesidad de crecer, de avanzar un poco con la artesanía y lograr que llegue a otro punto, y así poder transmitir este conocimiento y lograr que nuestra comuna crezca.

 El módulo en Chiu Chiu es muy necesario, ahumna los criterios tanto en contenidos como en compañeros con los que uno logra conocer, permitiéndonos desarrollar otras ideas”, expresó Israel Blanco, alumno de la segunda edición del programa. 

La tercera edición de Microcuradurías reafirma así su apuesta por una curaduría situada, donde el territorio y sus comunidades no solo se visitan, sino que se convierten en parte activa del proceso formativo y creativo. 

La postulación para el diplomado estará abierta hasta este 22 de enero y puedes encontrar más información en este apartado

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