Mientras el cometa 46P/Wirtanen se
acercaba a la Tierra el 2 de diciembre, un equipo de astrónomos usó el Atacama
Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) para mirar en gran detalle sus
regiones internas, cuando se encontraba a unos 16,5 millones de kilómetros de
la Tierra.
Este cometa, uno de los más brillantes que se hayan observado en
años, alcanzó su punto más cercano a la Tierra el 16 de diciembre, cuando
estaba a unos 11,4 millones de kilómetros de nosotros, o cerca de 30 veces la
distancia que nos separa de la Luna.
“Este cometa está causando revuelo en las
comunidades de astronomía profesional y aficionada debido a su brillo y su
cercanía, que nos permite estudiarlo con un nivel de detalle sin precedentes”,
señala Martin Cordiner, de la NASA, quien dirigió el equipo que realizó las
observaciones con ALMA.
“La cabellera se formó a medida que el cometa se acercó
al Sol, que calentó su cuerpo helado y provocó la liberación de vapor de agua y
de varias otras moléculas contenidas en su interior, formando su característica
coma esponjosa y su cola alargada”.
ALMA observó muy de cerca el núcleo de
46P/Wirtanen (una “bola de nieve” sucia y sólida) para obtener imágenes del
“brillo” natural emitido en longitudes de onda milimétricas por moléculas de
cianuro de hidrógeno (HCN), una molécula orgánica simple que forma una
atmósfera etérea alrededor del cometa.
Gracias a su capacidad para observar en
gran detalle, ALMA logró obtener una imagen muy precisa de la distribución de
esta molécula.
En ella se aprecia una densa región de gas
y una forma amplia y difusa, y un tanto asimétrica, en la parte interna de la
coma. Debido a la extrema cercanía del cometa, la mayor parte de la coma quedó
sin resolver, con lo cual las observaciones se centraron en la zona interna,
cerca del núcleo.
El 9 de diciembre, cuando el cometa estaba
a 13,6 millones de kilómetros de la Tierra, los astrónomos también observaron
moléculas más complejas.
El cometa 46P/Wirtanen cumple una órbita alrededor
del Sol a cada cinco años y medio, un período considerablemente corto en
comparación con su primo más famoso, el cometa Halley, que tiene un período
orbital de unos 75 años. También hay cometas brillantes con órbitas de varios
cientos e incluso miles de años.
Para fines de comparación, se muestra una
imagen óptica del cometa, obtenida por un astrofotógrafo aficionado.
Pese a que las dos imágenes se parecen, la
de ALMA abarca un área de aproximadamente 5 arcosegundos, es decir, unas 1.000
veces más pequeña que la de la imagen óptica, lo cual demuestra que ALMA
observa la cabellera con un gran nivel de detalle.
Esta y otras observaciones de cometas
realizadas anteriormente con ALMA han confirmado que estos objetos contienen
moléculas orgánicas complejas y permiten suponer que los cometas pueden haber
traído los componentes químicos básicos necesarios para que surgiera la vida en
la Tierra.
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