Anticipándose a los 170 años del himno nacional de Chile,
RIL editores publicó Dulce patria, más dulce que agraz, libro que no se
centra en la poesía ni la vida política de Lillo, sino que cuenta una faceta
íntima del poeta, junto a su familia, a través de anécdotas y vivencias, las
cuales sus descendientes y el autor, Juan Carlos Lillo, han contado oralmente
hasta hoy, dejándolas plasmadas en estas páginas como testimonio de una familia
chilena.
Escrito por el poeta Eusebio Lillo Robles y compuesto por el
maestro español Ramón Carnicer, la letra del himno nacional hace vibrar y
provoca en todos los grupos de la república, desde ese lejano primer día hasta
hoy, un sentimiento de unión, de identidad patria que emociona y enorgullece a
los chilenos.
Eusebio Lillo Robles se funde en la república desde muy joven, destacándose como escritor en varios periódicos de la época, sus ideas liberales toman cuerpo en la revolución de 1851, uniéndose a Francisco Bilbao y Santiago Arcos, entre otros, forma la Sociedad de la Igualdad.
Continúa desempeñando en su longeva vida numerosos e importantes cargos públicos tales como, Intendente de Curicó (1876), Alcalde de Santiago (1878), Secretario de la Escuadra y Ministro Diplomático en Campaña durante la Guerra del Pacífico, Senador por Talca (1882), y Ministro del Interior en el gobierno de don José Manuel Balmaceda, su gran amigo, en 1886.
Su activa vida pública no merma su incondicional atracción por las artes especialmente la pintura, siendo uno de los mejores coleccionistas privados de su época, convirtiéndose en mecenas de varios artistas, destacando especialmente a Alfredo Valenzuela Puelma.
Eusebio Lillo Robles se funde en la república desde muy joven, destacándose como escritor en varios periódicos de la época, sus ideas liberales toman cuerpo en la revolución de 1851, uniéndose a Francisco Bilbao y Santiago Arcos, entre otros, forma la Sociedad de la Igualdad.
Continúa desempeñando en su longeva vida numerosos e importantes cargos públicos tales como, Intendente de Curicó (1876), Alcalde de Santiago (1878), Secretario de la Escuadra y Ministro Diplomático en Campaña durante la Guerra del Pacífico, Senador por Talca (1882), y Ministro del Interior en el gobierno de don José Manuel Balmaceda, su gran amigo, en 1886.
Su activa vida pública no merma su incondicional atracción por las artes especialmente la pintura, siendo uno de los mejores coleccionistas privados de su época, convirtiéndose en mecenas de varios artistas, destacando especialmente a Alfredo Valenzuela Puelma.
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