La problemática social no se excluye de la ciencia y de la
investigación y la función del científico social se centra en conocer las
causas de los problemas sociales, que enfrenta la sociedad contemporánea y
colaborar, en la búsqueda de soluciones.
Uno de los grandes problemas que enfrenta la investigación
social es que los hechos sociales, no pueden reproducirse en laboratorios por
ser únicos e irrepetibles. Entonces, la investigación social, constituye el
proceso en el que se aplica el método y las técnicas científicas al estudio de
situaciones o problemas de la realidad social y esto involucra la creación de
conocimiento sobre las instituciones, los grupos, las personas a partir de
sus relaciones sociales.
Hay que considerar que la realidad social, es un producto
humano y como tal no está sujeta a leyes inmodificables, sino a grandes
tendencias institucionalizadas de comportamiento que varían con el tiempo y con
las diferentes culturas. La realidad social es incierta en esencia porque, como
producto cultural, el ser humano también puede transformarla.
Es en ese contexto, en que el sociólogo Alberto Mayol, junto
a editorial Catalonia, publicó el año pasado “Autopsia. ¿De qué se murió la
elite chilena?, en el cual analiza un fenómeno social que se ha estado dando en
Chile como es, la rebelión de la ciudadanía en contra de las elites políticas,
esas minorías cuya influencia en la
sociedad está siendo cuestionada al punto, que hoy es impopular ser de la
elite.
En su libro, Mayol pretende realizar una autopsia de este
problema social, con el ánimo de realizar una disección, con el fin de obtener
información privada anatómica sobre la causa, naturaleza, extensión y
complicaciones de la enfermedad que sufrió en vida las elites para luego
formular un diagnóstico médico final o definitivo para dar una explicación de
las observaciones clínicas dudosas y evaluar un tratamiento dado o bien,
entender las causas de su muerte.
Una de las
claves de esta crisis de las elites, es que desconocen los problemas de la
sociedad y no plantean soluciones ya que se encerraron en si mismas y las
viejas elites, no han permitido que nuevas generaciones accedan al poder
ingresando con ellas, una renovación en las ideas.
Por lo
anterior, las elites económicas y políticas, tienen secuestrada la discusión,
simplificándola, condenando a los que no piensan como ellos y haciendo parecer
que toda renovación o modificación al status quo, es “el acabo mundo”, un
arrebato de locura o una intervención del diablo y tratan de bloquear los
cambios argumentando que si lo que se está haciendo hasta ahora, está bien
hecho ¿para que cambiarlo?
Al mirar hacia nuestra sociedad, Mayol muestra a una elite
que se ha encerrado en sí misma, que cree que dialoga con otros en sus centros
de estudios, seminarios o en las redes sociales, pero que hace rato sólo
conversa consigo misma.
Es la elite que vive aislada en sectores exclusivos de la
ciudad, con muros cada vez más altos y más seguridad a su alrededor, que
estudia en sus propios colegios y universidades, que se fue del centro y
trasladó sus oficinas cerca de sus casas y que se bajó del Metro cuando lo echó
a perder el Transantiago. Es una elite que rara vez se encuentra con los
distintos, sino más bien los observa con temor a la distancia.
El libro de Alberto Mayol aborda esa problemática social,
sin embargo la sólida argumentación no entrega la respuesta a la pregunta que
abre el libro.
Lo más probable, es que el autor se refiera a la antigua elite
política, a la transicional que se quebró
con la irrupción de la comunicación digital y las redes sociales, demostrando
nula capacidad de adaptarse a esos cambios tecnológicos e incapaz de entender
que esos medios distribuyeron la participación de la ciudadanía, revolucionando la participación social porque
muchas personas que nunca habían tenido la posibilidad de expresar su opinión o
ser parte de los cambios que se producen en nuestra sociedad, lograron hacerse
oír. Esto es algo que no queda muy claro en el libro.
Ahora bien, también es difícil que la elite muera, porque al
igual que la Hidra
de Erna, posee la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que le corten.
Entonces, la pregunta que cabe hacerse es por qué muto y cómo cambió, no de que
se murió ya que debido a sus condiciones de vida y de herencia ella no necesita
a nadie para vivir, solo se necesita a si misma para subsistir donde el peso de
su origen sobre la posición que tengan en el futuro, es demasiado fuerte lo que
anula el efecto de todas las variables que puedan influir en su posición
futura.
Ahora bien, la pregunta es por qué actualmente es tema; por
qué vemos sus fracturas internas en la prensa; por qué sus líderes se
convirtieron material para chistes o bien, el objetivo de juicios.
Frente a este término de una etapa y nacimiento de otra
elite cabe preguntarse cómo será y qué rol pueden cumplir los impugnadores, los
nuevos movimientos políticos y qué rol les cabe a los tradicionales.
Ante la evolución de nuestra sociedad, solo será el tiempo
el que responderá a estas y otras interrogantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario