Los icebergs son considerados puntos
biológicos críticos debido a su papel potencial como plataformas para mamíferos
y aves marinos y como agentes fertilizantes gracias a sus micronutrientes.
Los resultados del trabajo indican que
existían diferencias muy bajas o nulas de micronutrientes entre las muestras,
además de bajas concentraciones de óxidos de nitrógeno (NOX), ácido fosfórico
(PO4) y Silicio (Si). Sin embargo, las muestras de icebergs revelaron altas
concentraciones de hierro disuelto (dFe) y Manganeso (Mn).
“Sabemos que el agua de deshielo en
general es bastante variable: a veces está lo suficientemente limpia para beber
y, en ocasiones, se encuentra turbia y llena de sedimentos.
Cuando hicimos el análisis de muestras de
icebergs a escala global, nos sorprendió descubrir cuán limpio está el hielo.
Una cantidad muy pequeña de hielo está cubierta de sedimentos, pero la gran
mayoría es agua casi pura con solo pequeños rastros de nutrientes y metales”, asegura el investigador Dr. Mark Hoopwod, del departamento Ocean
Science and Engineering de la Southern University of Science and Technology de
China y co-autor del estudio.
El científico asegura que “debido a la
ausencia de datos, hace años en colaboración con varios colegas y estudiantes,
decidimos generar una base de datos grande a nivel mundial (Ártico y la
Antártica principalmente) sobre el contenido de los icebergs. La tarea no fue
sencilla y nos llevó tiempo, pero por fin vemos sus frutos”.
Höfer sostiene que tras la investigación
se pudieron establecer tres conclusiones. “La primera es que son muy pocos los
hielos que portan sedimentos, de forma que aproximadamente un 5% del hielo
contiene el 95% de los sedimentos que recuperamos. La segunda es que la
cantidad de sedimentos determina la cantidad de metales que transporta el
hielo.
Es decir, los hielos sucios con más
sedimentos son los que transportan la mayor cantidad de hierro y manganeso, dos
metales esenciales para la vida marina y que son escasos en el océano Austral”,
detalla el oceanógrafo. “Finalmente, encontramos que las zonas de hielo sucio,
con más sedimentos, son las que primero se derriten y se liberan al océano una
vez el iceberg comienza a flotar”, agrega.
Höfer, quien estudia los efectos del
deshielo de los glaciares en los ecosistemas costeros polares, sostiene que
“estas indagaciones son novedosas y ayudarán a mejorar los modelos matemáticos
con los que se estudia y predicen los efectos del cambio climático, donde los
icebergs juegan un papel clave en el caso del océano Austral”.
“Las capas de hielo del mundo están cambiando. Se necesitan muchas décadas, o incluso siglos, para alcanzar nuevos estados de equilibrio.
Queremos entender qué provocará aquello,
cómo podría afectar a la pesca y si habrá alguna ‘sorpresa’ en la forma en que
cambiará la Tierra. Por supuesto, siempre hay cosas que no sabemos”, concluye
el Dr. Hoopwod.
El artículo puede ser leído aquí.
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