Esta joven estrella se encuentra a más de 5.000 años luz de distancia en la constelación de Monoceros, y atrajo la atención de astrónomos de la Universidad de Santiago, cuando repentinamente aumentó su brillo más de veinte veces en 2014.
Las observaciones de SPHERE realizadas poco después del inicio de este "estallido" de brillo revelaron que el material que orbita alrededor de V960 Mon se está agrupando en una serie de intrincados brazos espirales que se extienden a distancias más grandes que todo el Sistema Solar.
Este hallazgo motivó a los astrónomos a analizar las observaciones de archivo del mismo sistema realizadas con ALMA. Las observaciones del VLT sondean la superficie del material polvoriento alrededor de la estrella, mientras que ALMA puede examinar su estructura más profundamente.
“Hasta ahora, nadie había visto una observación real de inestabilidad gravitacional a escala planetaria”, afirmó Philipp Weber, investigador de la Universidad de Santiago, quien dirigió el estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters.
"Nuestro grupo lleva más de diez años buscando indicios de cómo se forman los planetas, y no podríamos estar más emocionados por este increíble descubrimiento", señaló Sebastián Pérez, miembro del equipo de la Usach.
Tanto Phillip Weber como Sebastián Pérez, son académicos del Departamento de Física de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile.
Por su parte,
la investigadora de la Universidad Diego Portales, Alice Zurlo, quien también participó
en las observaciones, sostuvo que “este descubrimiento es realmente cautivador,
ya que marca la primera detección alrededor de una estrella joven, de cúmulos
que tienen el potencial de dar luego a planetas gigantes”.
Los instrumentos de ESO ayudarán a los astrónomos a revelar más detalles de este cautivador sistema planetario en formación, y el Extremely Large Telescope (ELT) de ESO desempeñará un papel clave. Actualmente en construcción en el desierto de Atacama en Chile, el ELT podrá observar el sistema con más detalle que nunca, recopilando información crucial sobre él.
“El ELT
permitirá explorar la complejidad química que rodea a estos cúmulos,
ayudándonos a descubrir más sobre la composición del material a partir del cual
se están formando planetas potenciales”, concluyó Weber.
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