Esta simplicidad ecosistémica convierte a este territorio en un destino atractivo para estudiar el rol de estos microorganismos en la presencia de metales pesados y su disponibilidad como “alimento” para otros seres vivos.
Dentro de los metales pesados, el cobre cumple una función relevante en
la nutrición de las plantas y otros organismos. En la Antártica, el cobre no
suele estar disponible de forma directa, sino que está presente en modos menos
accesibles como la calcopirita (de un color amarillo dorado que a menudo se
confunde con el oro) dificultándose el acceso de los organismos a
este mineral.
El proyecto “Solubilización de cobre por microorganismos a partir de
calcopirita en suelos antárticos” es dirigido por Carlos Henríquez, bioquímico
y doctor en Ciencias Biológicas, perteneciente al Centro de Estudios Avanzados
en Zonas Áridas (CEAZA) en asociación con la Dra. Denise Bevilaqua,
subdirectora del Instituto de Química de Araraquara, Brasil, el Dr. Teodoro
Coba de la Peña, también investigador de CEAZA, y el Dr. Daniel
Valenzuela, del Centro de Investigación en Recursos Naturales y Sustentabilidad
de la Universidad Bernardo O’Higgins. Este proyecto es financiado por el
Instituto Antártico Chileno (INACH), pertenece al Programa Nacional de Ciencia
Antártica y participó en la LIX Expedición Científica Antártica.
“El descubrimiento de nuevas especies de microorganismos y en particular
de nuevos metabolismos es cada vez más difícil, limitándose a sitios extremos o
inexplorados como es el caso del territorio antártico que cumple con ambos
requisitos”, asegura el Dr. Henríquez.
Este proyecto, se centra en la búsqueda de comunidades de microorganismos
(entendidas como agrupaciones de microorganismos que cohabitan en un
espacio-tiempo determinado) y sus potenciales adaptaciones en la Antártica para
disolver el cobre presente en la calcopirita.
El estudio contempla mediciones y modelaciones considerando tanto la
temperatura actual de la Antártica, como el aumento de las temperaturas que se
espera en el futuro debido al calentamiento global.
El incremento de las temperaturas en el Continente Blanco está
presionando a los micro y macroorganismos. En este contexto, dado que los
microorganismos tienen tiempos de desarrollo mucho más cortos (en el
rango de horas o días) que los organismos mayores como pingüinos y focas, es
más factible estudiar el efecto del cambio climático sobre ellos y hacer proyecciones,
explica Henríquez.
“Aunque los microorganismos
responsables de este proceso se encuentran bastante bien caracterizados,
nosotros apostamos a que en la Antártica podremos encontrar nuevas especies u
organismos emparentados con otros ya conocidos, pero que debido a las
condiciones particularmente extremas sean capaces de realizar el mismo proceso
de solubilización con un mejor rendimiento en relación a la temperatura a la
cual tradicionalmente ocurre.
Existen muy limitados reportes al respecto que indican que el proceso de
solubilización puede ser muy eficiente a bajas temperaturas, como las que
encontramos en los sitios que estamos estudiando”, comenta el líder de la
investigación.
Henríquez afirma que la prospección de nuevos microorganismos busca
masificar el uso de estos en procesos que tradicionalmente son muy contaminantes.
La extracción de los metales desde sus formas minerales mediante el uso
de microorganismos es más sostenible que los procesos tradicionales, como la pirometalurgia o
la hidrometalurgia.
“Creemos que nuestro trabajo tendrá un efecto positivo, aportando en
medidas concretas de mitigación y adaptación, ya que buscamos optimizar
procesos menos contaminantes, que permitan desincentivar el uso de tecnologías
que favorecen el cambio climático acelerado en nuestro planeta”, concluye
Henríquez.
El INACH es un organismo técnico del Ministerio de Relaciones Exteriores con plena autonomía en todo lo relacionado con asuntos antárticos de carácter científico, tecnológico y de difusión.
El INACH cumple con la Política Antártica Nacional incentivando el
desarrollo de la investigación de excelencia, participando efectivamente en el
Sistema del Tratado Antártico y foros relacionados, fortaleciendo a Magallanes
como puerta de entrada al Continente Blanco y realizando acciones de
divulgación del conocimiento antártico en la ciudadanía.
El Programa Nacional de Ciencia Antártica (Procien), del INACH, está constituido por los proyectos que este financia, organiza, coordina y ejecuta directamente o en conjunto con otras agencias del país, ya que la actividad científica polar nacional deriva de distintos fondos concursables públicos, transparentes y bajo la metodología de revisión por pares.
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