jueves, 20 de julio de 2023

Ocho cuerpos al acecho danzan la historia de la humanidad

 Desde la prehistoria, el ser humano se dedicó a la cacería como método de subsistencia. Aquellos seres humanos primitivos vivían de la caza, entendida como la búsqueda y persecución de animales con el fin de atraparlos o matarlos, estableciendo formas de poder entre las especies. Según el filósofo José Ortega y Gasset, «la caza es todo lo que se hace antes y después de la muerte del animal».

Este juego de sobrevivencia y dominio se representa en La cacería, montaje de danza contemporánea donde presa y cazador se manifiestan como un resumen de la experiencia civilizatoria total. Mediante una coreografía de lo humano (y lo no humano), la obra deambula una y mil veces por la historia de cuerpos sin lugar, consternados, confundidos y al límite del derrumbe.

Rodrigo Pérez (Teatro La provincia) dirige esta cocreación de Plataforma Mono (Oasis, Playa negra) que busca contar lo que “hemos hecho” como humanidad desde el principio y hasta hoy. "Nos planteamos la pregunta ¿cómo seguimos viviendo estados de emergencia en territorios inestables, frágiles y peligrosos?, lo que se responde en un recorrido que avanza al mirar hacia atrás, en donde la colaboratividad y comunidad son las tácticas para relacionarnos en y con una nueva realidad", plantea el colectivo.

En el escenario, los ocho intérpretes conectan sus cuerpos con lo intuitivo, de manera física y psíquica, a través de juegos de participación colectiva que se conectan "con lo animal". Algunas veces son los cazadores, otras veces son la presa en un contínuo devenir de roles sin detención, desde el éxodo bíblico hasta la migración que hoy recibimos en las complejas fronteras del pensamiento. 

"El espectador verá una coreografía con mucha energía. La danza es abstracta pero acá hay un intento dramatúrgico que se reconoce en este juego de roles. Uno va a asistir a una narración donde hay destreza y afecto", agrega el director, Rodrigo Pérez.

Una pieza que viene a invocar, profanar y resignificar el conocimiento clásico de la historia, convirtiéndola en un instrumento para incentivar el pensamiento crítico. "Estamos cruzados por la violencia a lo largo de los tiempos. Víctima y victimario son parte de un universo histórico súper amplio y en la obra puede el público puede interpretarlo como Palestina o la pasión de Cristo, el Golpe de Estado, la frontera en Arica o la línea de la concordia. Los grandes éxodos corresponden al hecho de ser cazado", concluye Pérez.

Desde la prehistoria, el ser humano se dedicó a la cacería como método de subsistencia. Aquellos seres humanos primitivos vivían de la caza, entendida como la búsqueda y persecución de animales con el fin de atraparlos o matarlos, estableciendo formas de poder entre las especies. Según el filósofo José Ortega y Gasset, «la caza es todo lo que se hace antes y después de la muerte del animal».

Este juego de sobrevivencia y dominio se representa en La cacería, montaje de danza contemporánea donde presa y cazador se manifiestan como un resumen de la experiencia civilizatoria total. Mediante una coreografía de lo humano (y lo no humano), la obra deambula una y mil veces por la historia de cuerpos sin lugar, consternados, confundidos y al límite del derrumbe.

Rodrigo Pérez (Teatro La provincia) dirige esta cocreación de Plataforma Mono (Oasis, Playa negra) que busca contar lo que “hemos hecho” como humanidad desde el principio y hasta hoy. "Nos planteamos la pregunta ¿cómo seguimos viviendo estados de emergencia en territorios inestables, frágiles y peligrosos?, lo que se responde en un recorrido que avanza al mirar hacia atrás, en donde la colaboratividad y comunidad son las tácticas para relacionarnos en y con una nueva realidad", plantea el colectivo.

En el escenario, los ocho intérpretes conectan sus cuerpos con lo intuitivo, de manera física y psíquica, a través de juegos de participación colectiva que se conectan "con lo animal". Algunas veces son los cazadores, otras veces son la presa en un contínuo devenir de roles sin detención, desde el éxodo bíblico hasta la migración que hoy recibimos en las complejas fronteras del pensamiento. 

"El espectador verá una coreografía con mucha energía. La danza es abstracta pero acá hay un intento dramatúrgico que se reconoce en este juego de roles. Uno va a asistir a una narración donde hay destreza y afecto", agrega el director, Rodrigo Pérez.

Una pieza que viene a invocar, profanar y resignificar el conocimiento clásico de la historia, convirtiéndola en un instrumento para incentivar el pensamiento crítico. 

"Estamos cruzados por la violencia a lo largo de los tiempos. Víctima y victimario son parte de un universo histórico súper amplio y en la obra puede el público puede interpretarlo como Palestina o la pasión de Cristo, el Golpe de Estado, la frontera en Arica o la línea de la concordia. Los grandes éxodos corresponden al hecho de ser cazado", concluye Pérez.

las funciones van desde el 21 de julio hasta el 06 de agosto, de jueves a domingo a las 19.30  horas. Valor de las entradas $7.000 Gral., $5.600 Personas mayores, $3.500 Estudiantes y Membresías GAM, $3.500 Promo Jueves de danza.

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