Una reflexión en torno a la representación
del pueblo mapuche, trazando una pequeña historia visual, a la luz de
conflictos y marginaciones, propone la muestra “Miradas sobre el Wallmapu.
Territorios, afueras y disputas. Colección MNBA”, que se presenta a partir del
13 de julio en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Con la curatoría de Cristián Vargas
Paillahueque y la coordinación e investigación de Eva Cancino Fuentes,
encargada de colecciones MNBA, la muestra incluye un conjunto de obras de la
colección MNBA que instalan una reflexión crítica por la representación del
pueblo mapuche a través de distintos abordajes y sensibilidades artísticas.
La exhibición forma parte de las
reflexiones iniciadas en torno a la muestra de la colección MNBA Luchas por el
arte. Mapa de relaciones y disputas por la hegemonía del arte (1843-1933) y es
parte del programa de exhibiciones con las que se conmemoran los 50 años del
golpe de Estado.
“Es relevante la que el Museo aborde la
temática mapuche en su colección desde una perspectiva crítica, dando cuenta de
heridas y fricciones vigentes. La curatoría propone una reflexión que considera
autores decimonónicos, que en un principio ilustraron y abordaron la vida de
este pueblo desde ideales y estereotipos colonialistas, a la vez que releva la
visión de autoras/es contemporáneas/os mapuche que en primera persona y con
medios actuales, desarman los discursos hegemónicos expresando su análisis y
descontento”, expresa Varinia Brodsky, directora (s) MNBA.
A través de imágenes, documentos y citas
la exposición permite trazar una panorámica, visual e histórica, sobre el
Wallmapu. “Este último, entendido como el concepto con que se denomina al
territorio histórico transfronterizo del pueblo mapuche.
De cierta manera, propone una primera
inquietud y reflexión por cómo y qué se ha dicho desde el arte respecto del
mundo indígena y qué fuentes auxilian e interpelan estos relatos desde una
multiplicidad de autores, voces y agencias”, explican Vargas y Cancino en el
texto curatorial.
El punto inicial revisa cómo desde la
institucionalidad “lo mapuche”, principalmente a partir de las obras de la
Colección MNBA, se representa como “lo otro”. Las pocas obras que ejemplifican
esta mirada también son prueba de la poca relevancia que han tenido los pueblos
originarios en general en la oficialidad artística.
Escultura y monumentalidad: aborda
las representaciones escultóricas del cuerpo según los imaginarios del canon
hegemónico que estipularon cómo debía ser lo indígena a partir del
“araucanismo” artístico.
El “araucanismo” fue un concepto
polisémico que, hacia fines del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo
XX, constituye principalmente tres dimensiones: ser “experto” en “araucanos”,
ser sensible a las múltiples problemáticas de la población “araucana” y, por
último, da cuenta de la enunciación estratégica que acuñan las organizaciones
mapuches para disputar el campo político en el espacio público.
En esta perspectiva, la tríada entre José Miguel Blanco (1839 - 1897), Nicanor
Plaza (1841 - 1918) y Virginio Arias (1855 - 1941), aúnan una lectura
“araucanista” del periodo con relación al arte y a la población mapuche.
Retratos del territorio: señala una
genealogía problemática y de influencias entre artistas y sensibilidades que
esbozan etnográficamente a los sujetos indígenas desde distintas miradas. Se
trata de búsquedas artísticas al alero de los avances en los métodos, medios y
disciplinas de conocimiento que conformaron una documentación visual novedosa.
Se reivindica a Juan Antonio Sepúlveda
(1879 - 1958), pintor, escultor y político mapuche, de enorme relevancia a
principios de siglo, que perteneció a la Sociedad Caupolicán Defensora de la
Araucanía (1910), una de las primeras organizaciones mapuche. Fue discípulo de
Ernesto Molina, pintor y coleccionista que, décadas antes, también permaneció
en distintos periodos en territorio mapuche. Pedro Luna (1896 - 1956) y Ramón
Subirats (1891 - 1942), también dan cuenta de la amplitud de visiones.
Elaboración de paisajes: da cuenta de
los abordajes que realizaron artistas viajeros, cronistas y colonizadores en el
Wallmapu del siglo XIX sobre problemáticas y disputas que se mantienen en la
actualidad.
Johann Moritz Rugendas (1802 - 1858),
pintor y dibujante alemán, creó un repertorio visual del mundo mapuche
convergente, con el imaginario decimonónico de la civilización y la barbarie y
con la construcción de “tipos araucanos” en su diversidad de costumbres.
Desde las voces: aúna distintas autorías
mapuches que, haciéndose parte del dilema por la representación, por los usos y
desusos de los imaginarios, permean una visión crítica de repertorios
históricos y sociales, elaborando nuevas visualidades emparentadas con sus
propias biografías, experiencias y abordajes disciplinares.
De esta forma, reflejan un panorama del
arte mapuche contemporáneo como un campo clave para la descolonización de
discursos que atañen al campo del arte.
Los grabados de Santos Chávez (1934 - 2001) reformulan los imaginarios. En tanto que la crítica a los estereotipos, al racismo, la discriminación y la omisión de los cuerpos y singularidades indígenas en la sociedad actual, queda expuesta en los abordajes de Bernardo Oyarzún (1963 -) y Paula Baeza Pailamilla (1988 -); Paula Coñopean (1993 -) releva la búsqueda multidimensional por los orígenes, las ausencias y los relatos y, finalmente, Seba Calfuqueo (1991 -) relata desde su biografía períodos históricos como en de la Unidad Popular desde la mirada mapuche.
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