Esta carta, representa poder y autoridad;
es esa encarnación de la poderosa figura masculina en la historia, con una
influencia muy fuerte y esencial en la vida de la persona.
Y así como la Emperatriz representa el
poder y la feminidad en nosotros, su contraparte representa esta imposición de
autoridad y poder masculino en nosotros. No quiere decir que sólo aplique para
hombres, sino en general detalla ese paternalismo o figuras de autoridad
imponentes que nos hayan marcado.
El Emperador es claramente asociado con el
arquetipo del Rey en las diferentes culturas del mundo, como un fuerte
representante de la fortaleza y dominio masculino, todavía emulando a un
patriarcado donde el hombre es más poderoso. Pero por eso hay también
Emperatriz, que habla del otro tipo de poder, femenino y espectacular.
Además del poder, autoridad y liderazgo,
la carta nos habla de autodisciplina, seguridad en uno mismo y estabilidad a
través de la acción y firmeza que tengamos ante las situaciones que vivimos.
Esa determinación nos llevará a controlar lo que nos quiera detener y, con la
frente en alto, salir de cualquier bache. El Emperador también denota un poder
sobre lo material, es disfrutar de tu posición social, de los bienes que has
adquirido, de la autoridad que has logrado ante los demás. Es solidez sobre lo
adquirido, la fortuna que nos ha sonreído y un sentimiento en general de
bienestar.
Como buen Emperador, nos habla de que
hemos triunfado o nuestra meta es triunfar sobre lo material. Es pensar más con
la cabeza que con el corazón; el dominio de lo racional sobre lo pasional.
Aunque eso tal vez no sea la solución para algunas cuestiones o situaciones,
nos muestra que ese es el camino que debemos tomar: pensar bien antes de hacer
las cosas.
Esa dualidad descrita anteriormente, es la
que se refleja en la novela “El Cuarto Arcano” escrita por Florencia Bonelli y
publicada en Chile por Editorial Planeta.
La trama se inicia en el Buenos Aires de
1806, cuando las colonias americanas están iniciando sus procesos de
independencia de la Corona Española y Buenos Aires, será una de las primeras en
conquistarla
Roger Blackraven es un rico inglés,
dedicado a los negocios, con intereses especiales puestos en Buenos Aires,
donde es amo y señor de tierras y personas. De carácter dominante, es temido
por todos los que lo rodean. Lo opuesto es Melody Maguire, una joven criolla de
padre irlandés, el cual huyó de su tierra natal para evitar ser ajusticiado por
las autoridades inglesas y cuando sus vidas se cruzan, estas cambian para
siempre.
En la trama ambos personajes tendrán una
ida y vuelta desde y hacia el amor, una relación que trastocará sus vidas y que
hará que su destino se escriba en la medida que su relación se afiance en la
medida que su amor se imponga ante los peligros y la adversidad que deberán
afrontar.
Como trasfondo histórico está la historia
de la ciudad de Buenos Aires y los peligros que debió enfrentar, en ese proceso
de independencia.
Es así como Manuel Belgrano, Mariano
Moreno, Nicolás Rodríguez Peña y otros personajes claves de la historia argentina,
conviven junto con esclavos, indios, ingleses, franceses, españoles y criollos
y también con las intrigas que dividen y unen envueltos en el odio, el honor y
la lealtad.
También está presente la historia europea
que arranca con la revolución francesa, la muerte de los reyes y la caída de la
monarquía, la derrota de Francia y España en la batalla de Trafalgar, el
control marítimo de Inglaterra sobre los mares y la crisis interna de la
monarquía española que se avizoraba al comienzo del reinado de Carlos IV en
1788.
Y en medio de todo, un espía cuya cabeza tiene precio por haber salvado vidas y que es perseguido por
un sicario cuya misión, es llevarlo a la corte francesa para que entre a su
servicio.
En esta primera parte de “El cuarto arcano”, las cartas están echadas, el conflicto está presentado, los personajes actúan y la trama se teje lentamente e invita a una segunda parte, donde terminará de tejerse y desvelarse las intrigas y las pasiones, donde el amor una vez más, será protagonistas en el marco de un contexto histórico atrapante.
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