Regalar un libro a un niño esta Navidad es mucho más que un obsequio; es una inversión en su desarrollo cognitivo y emocional. Los libros no sólo estimulan su imaginación y fomentan el amor por la lectura, sino que también fortalecen habilidades como la atención, la memoria y el lenguaje.
Además, a través de las
historias, los niños aprenden a identificar emociones, resolver problemas y
desarrollar empatía. Un libro es un regalo que enciende su curiosidad y los
acompaña en su crecimiento personal, dejando un impacto duradero en su vida.
Fanny Cavieres, Licenciada en
Letras, especializada en Literatura infantil y juvenil y Consultora Pedagógica
de la editorial Caligrafix explica
que “a nivel cognitivo, la lectura estimula el lenguaje ampliando el
vocabulario y mejorando la comunicación, fomenta la imaginación invitando a los
niños a crear mundos y escenas, desarrolla el pensamiento crítico afrontando
situaciones que requieren análisis y potencia la memoria y la concentración”
“En el lado emocional, la
lectura ayuda a los niños (as) a identificar y comprender sus propias
emociones, fortalecer las conexiones emocionales al compartir momentos de
lectura con la familia, desarrollar la empatía al conectarse con las
experiencias de los personajes y verse reflejados en cuentos e historias para
mejorar la autoestima”, agregar.
La profesional además enfatiza
que la lectura en los primeros años de vida es fundamental para el desarrollo
del vocabulario y el lenguaje.
“Expone a los niños a una
variedad de palabras y estructuras gramaticales, fomenta la comprensión del
significado de las palabras en contexto y estimula habilidades cognitivas como
la memoria y la atención. Además, fortalece la conexión emocional con los
cuidadores y crea un buen ambiente de aprendizaje”, recalca.
Para maximizar los beneficios
de la lectura, según indica la profesional, la clave está en crear un entorno
que fomente la lectura: “ofrecer acceso a libros adecuados para su edad,
dedicar momentos especiales para leer juntos y, siempre que sea posible, optar
por la lectura en voz alta, que añade una dimensión interactiva y afectiva muy
beneficiosa”, indica.
“El papel de la lectura aquí es fundamental. Invita a los lectores a conocer nuevos mundos, ideas y actitudes diferentes que amplían su capacidad de imaginar y crear.
Con
sólo abrir el libro, ya surgen escenarios ficticios que desafían al lector a reconocer
paisajes, personajes y acciones.
Para reconocer las tres fases
clásicas de una lectura, introducción, conflicto y desenlace, y lograr su
perfecta interpretación, cada niño o niña debe generar nexos apelando a ideas
creativas y obviamente, lo más cercano e innovador que surja desde sus cortas
experiencias de vida”, agrega.
Fomentando el hábito de la
lectura
La Consultora Pedagógica de la
editorial Caligrafix enfatiza
que “los hábitos de lectura de los niños se desarrollan mediante la imitación.
Si ven a sus padres, hermanos, abuelos y cuidadores leer y disfrutar de la
lectura, intentarán tener lo mismo. Tener el espacio y el tiempo para leer es
aún más útil.
Existen bibliotecas
específicas para niños pequeños donde los libros están al alcance de la mano y
tienen formatos y contenidos designados, como La Guaguateca y BILIJ en la
Biblioteca de Santiago”.
La profesional además señala
que leer en voz alta a los niños (as) es una práctica muy beneficiosa ya que
incide en su desarrollo cognitivo, emocional y social.
“Esta actividad no sólo
inspira el amor por la lectura, sino que también proporciona herramientas de
aprendizaje esenciales: ampliar su conjunto de palabras, enseñar la
pronunciación correcta y comprender los ritmos de las pausas, la entonación y
el flujo del lenguaje. Emocionalmente, es sumamente importante crear un momento
único de conexión: leer en voz alta crea un ambiente de intimidad y cariño
entre padres, cuidadores e hijos”, comenta.
En ese sentido Caligrafix, a
través de su línea Viaje
Literario no sólo despierta la imaginación, sino que también aborda
temáticas cercanas al día a día de los niños, permitiéndoles reflexionar sobre
problemas cotidianos y encontrar posibles soluciones.
“Además, los pequeños lectores
aprenderán a identificar y comprender sus propias emociones, creando así un
vínculo profundo entre ellos y los libros”, comenta Fanny.
“Estas historias de Viaje Literario son mucho más que una colección de libros: son la compañía perfecta para el descubrimiento y la exploración emocional”, finaliza.
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