viernes, 21 de junio de 2024

We Tripantu y Noche de San Juan: Celebrando a la naturaleza, la vida y la diversidad cultural

 Pese a que las últimas semanas parecieran indicar lo contrario -debido a las intensas lluvias, la alta humedad y el frío que han envuelto a buena parte del país-, lo cierto es que ya comenzó la época del año del sol naciente.

Así lo enseña la cultura mapuche, que durante estos días celebra el We Tripantu, que se realiza con motivo del solsticio de invierno austral, que marca el día más corto y la noche más larga del año en el hemisferio sur y que en 2024 se registró el 20 de junio, justo 10 minutos antes de las cinco de la tarde.

Se trata de una fiesta que reconoce el florecimiento de la naturaleza y de la vida. Es el instante en que comienza el retroceso del invierno, en el cual los días comienzan paulatinamente a ser más largos hasta la llegada del solsticio de verano, dejándose atrás el ciclo previo de preparación del suelo, siembras y cosechas.

Este momento significa “la fusión de la materia (tierra) y la energía (cosmos), los cuales traen consigo la procreación de la vida y el tiempo. Es decir, permite que se inicien nuevas vidas en la naturaleza: nacimientos, pariciones, brotes, sueños, esperanzas y emergencias de fuerzas o energías desde el corazón de la tierra”, explica Armando Marileo, autoridad ancestral mapuche (Ngenpin) que falleció hace un par de años atrás.

El We Tripantu, también conocido como año nuevo mapuche, se celebra de manera paralela a la Noche de San Juan, que igualmente se asocia al solsticio. Esta festividad se realiza el 23 de junio y tiene un origen cristiano, estando ampliamente difundida en América Latina y Chile, en particular en zona rurales. 

En ella se efectúan distintos rituales para “purificar y” lo viejo y dejar espacio para nuevas energías y amoríos, como azotar a los árboles flojos que no quieren dar frutos o sentarse bajo una higuera con guitarra para aprender a tocar ese instrumento. 

Más allá de la controversia entre nuestro pasado indígena y la herencia colonial, en estos días donde han revivido los temporales de antaño, es necesario valorizar y dar visibilidad a estas dos festividades que coexisten en nuestro territorio y convocan a diversos grupos sociales. 

Ambas celebraciones tienen el valor de permitir que muchos habitantes de esta larga y estrecha faja de tierra cotidianamente vivan, gocen y revitalicen sus tradiciones, culturas, identidades y memorias.

José Albuccó,
Además, la simultaneidad del We Tripantu y la Noche de San Juan entraña una enseñanza en torno a la convivencia democrática de nuestra sociedad: nos habla de la importancia del respeto por lo propio y lo ajeno, la valoración de lo cercano y lo lejano, y la aceptación de la diversidad. 

En otras palabras, estas fiestas representan oportunidades de vivir experiencias de encuentro con otros y de reconocimiento de nuestra condición de país multicultural.

Como señaló hace un tiempo Armando Marileo, estas manifestaciones de renovación de los ciclos naturales no son propiedad de una u otra cultura, sino que “nos pertenecen a todos aquellos seres que nacimos y cohabitamos en esta parte del planeta: humanos, animales, árboles, ríos, aves, insectos y océanos”.

José Albuccó, académico Universidad Católica Silva Henríquez y creador del blog Patrimonio y Arte

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