Antes de convertirse en el tótem de la
composición que continúa siendo hoy, Ludwig van Beethoven (1770-1827)
se labró fama como pianista.
Además de sus propias obras, entre sus
partituras guardaba creaciones de otros músicos por los que sentía admiración y
uno de ellos era Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), de quien tocaba
su Concierto Nº 20. Tanto era su entusiasmo por esa obra, que le escribió
sus propias cadencias. Es decir, la música que se escucha cuando la orquesta se
calla y deja que el solista se luzca ante el público.
Los detalles sobre el encuentro que Beethoven y Mozart habrían
tenido entonces en Viena son difusos, pero sí hay certeza sobre el vínculo de
fascinación e influencia entre ambos. Una prueba de ese lazo invisible se podrá
escuchar en el próximo concierto de la Orquesta Usach, que tendrá
música de ambos autores.
Por una parte, el mencionado Concierto
para piano Nº 20 en re menor, K. 466 de Mozart, que tendrá a Daniela
Saavedra como solista. Por otra, la Sinfonía Nº 7 en la mayor, op. 92,
que es parte del ciclo sinfónico completo de Beethoven que contempla
la temporada 2024 de la Usach.
El programa, que será dirigido
por David del Pino Klinge, se podrá escuchar el miércoles 14 de
agosto (19:30 horas) en el Teatro Aula Magna Usach y las entradas gratuitas están disponibles en Portaltickets.
“Cuando compuso la Séptima, Beethoven vivía una debacle en
cuanto a la sordera. Tenía que usar algodones en los oídos, por los dolores que
sentía, y seguía luchando por crear música. Sin embargo, en ese contexto de
amargura nació esta sinfonía, que es la más alegre y transparente para entender
entre las nueve que escribió”, comenta David del Pino Klinge. “Es una
sinfonía cien por ciento musical, que no tiene ninguna intención descriptiva ni
de programa. Es música pura y no hay ninguna interpretación que hacer más que
disfrutar”.
Antes, la Orquesta Usach recibirá
por primera vez como solista a Daniela Saavedra, pianista chilena
establecida hace casi una década en Frankfurt (Alemania), donde hizo
estudios de magíster en música de cámara y pedagogía instrumental.
Desde esa ciudad trabaja actualmente en
diversos proyectos, que incluyen el Ensamble Canelazo, enfocado en el
repertorio latinoamericano, y el dúo que mantiene en Chile con la
clarinetista Karla Rodríguez, con el que se apresta a grabar obras
chilenas.
Por contraste, según la intérprete, el Concierto para piano Nº 20 es
una aproximación al costado menos luminoso del compositor Para la mayoría de la
gente, Mozart es un músico alegre, cálido y con melodías pegajosas,
que uno puede mantener en el oído por mucho tiempo, pero acá hay un nivel de
drama que también vemos con la ópera Don Giovanni y con el Réquiem.
De hecho, todas estas obras están en el mismo tono, que es re menor”, explica.
“Es un concierto impactante, como una puerta a quién habría sido Mozart si
no hubiera muerto tan joven y un adelanto de lo que después iba a ser Beethoven.
Todo este dramatismo está también contrastado con una parte muy lírica y la
belleza del segundo movimiento, pero el drama te dice que este ya no es el
joven Mozart. Aquí están pasando otras cosas”, agrega Daniela
Saavedra.
Daniela Saavedra. (c) Clio Espinoza |
El programa se iniciará con la Suite Nº 3 de Aires y danzas antiguas de Ottorino Respighi (1879-1936), uno de los principales compositores italianos de comienzos del siglo XX, reconocido principalmente por la trilogía de poemas sinfónicos que conforman las Fuentes de Roma (1916), los Pinos de Roma (1924) y las Fiestas romanas (1928).
Estudioso de la música italiana del Renacimiento y el Barroco, su entusiasmo lo llevó también a crear tres suites orquestales inspiradas por ese repertorio y la Orquesta Usach abordará la tercera de ellas.“No es solamente un ejercicio genial de orquestación, sino que Respighi también respeta mucho las líneas melódicas.
En este caso, son melodías que él encontró en archivos, del siglo XIV y XV, pero también es probable que las haya completado con su propia inspiración. Es una obra maestra, te olvidas que solo son cuerdas y sientes que estás con una orquesta más completa, muy bella”, concluye David del Pino Klinge.
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