Ofrecer cómics para su
publicación en distintos países no era parte del plan cuando Geraldo Borges,
artista brasileño de Marvel y DC Comics, y Claudio Álvarez, guionista y
fundador de la editorial chilena Acción Comics, comenzaron con ArtistGO!.
La agencia, cuyo objetivo era llevar el talento sudamericano al mercado global
de la historieta, estaba centrada en ofrecer a las editoriales de Estados
Unidos los servicios de dibujantes locales.
Y así fue.
A poco, andar personajes como Wolverine, Darth Vader,
Catwoman, Los 4 Fantásticos, los X-Men, las Tortugas Ninja y los Power Rangers
comenzaron a dibujarse en Chile, gracias al trabajo de los artistas que
confiaron en la recién nacida iniciativa.
Un año después, surgió la idea
de probar ofreciendo títulos sudamericanos a editores de América, Europa y
Asia.
Y el experimento ha tenido buenos resultados.
En los últimos 4 años, ¡ArtistGO! a licenciado 15 cómics al mercado internacional (13
chilenos y 2 argentinos); con 37 acuerdos en diez mercados de América, Europa y
Asia.
¿El principal país de destino? Brasil, con 11 publicaciones; seguido de Italia
(6), Francia (5) y Dinamarca (4). Alemania, Estados Unidos, Puerto Rico,
República Checa, e incluso India y Japón figuran entre los destinos de las
novelas gráficas que hoy buscan nuevos públicos en otras latitudes.
“Ha sido un camino lleno de aciertos y errores”, reconoce Claudio Álvarez. “A través
de la editorial había explorado la compra de licencias extranjeras, por lo que
fui aprendiendo cómo se ofrecían las obras, cuál era el estándar de la
industria.
El resto ha sido investigar,
armar bases de datos, establecer contactos y lograr llegar a los editores
correctos. La parte final, que es la más importante, la hacen las propias
obras, al enamorar a los editores y editoras internacionales.
Tú puedes trabajar un montón
para que se fijen en ellas, pero al final es el arte y la historia las que
hacen la principal diferencia, y llevan a que una editorial deje de publicar
una obra local para darles ese espacio”, comenta.
Un mercado global
El cómic parece gozar de buena
salud a nivel mundial. Aun cuando es difícil de cuantificar a nivel
sudamericano -por ausencia de datos fiables- globalmente, según un estudio de
la consultora Mordor Intelligence, el mercado de los cómics está actualmente valorado
en unos US$16 mil 240 millones. Se espera que alcance los US$21 mil millones
para fines del 2029, con un crecimiento anual cercano al 5,37% durante el
período.
“Estas cifras son inciertas en un país como Chile, donde el consumo promedio de
libros en general es de unos cinco ejemplares por persona al año. Por lo mismo,
es complejo hacer historieta en países como el nuestro, con montos de venta y
tirajes limitados y considerando el trabajo que implica hacer un cómic, tanto
por las horas de trabajo de los dibujantes como por la necesidad -muchas veces-
de contar con un equipo artístico (colorista, letrista, etc.), que se debe
financiar con un porcentaje de ventas que rara vez supera el 10% del precio de
tapa”, asegura Alvarez.
Para poner las cosas en perspectiva, en 2022 se vendieron 85 millones de cómics
y mangas en Francia. Esto quiere decir que uno de cada cuatro libros vendidos
en ese país fue un cómic. En la última década las ventas de historieta se han
multiplicado siete veces, y el mercado del cómic, manga y la novela gráfica
francesa se duplicó.
En el caso de Brasil, por ejemplo, la producción local alcanzó en 2021 a 2.130
títulos en 2021 y 2.262 al año siguiente, con un crecimiento anual de 6,19%, en
un país con más de 100 millones de lectores, y donde la historieta moviliza a
unos 20 millones de lectores mensualmente.
“Mirar hacia mercados más grandes y desarrollados es una manera inteligente de
hacer que este arte crezca, no sólo para difundir nuestras obras, sino también
por un factor económico que es fundamental para poder seguir contando
historias.
Yo siento que lo que estamos haciendo es
ponernos al día con una conexión internacional que países como Argentina tienen
hace décadas con mercados como el italiano”, asegura el agente.
“Algo alucinante”
Para el artista chileno Félix
Vega, ampliamente editado a nivel internacional y quien publicó a través de la
agencia en Brasil (‘Juan Buscamares’ y ‘Los Fantasmas de Pinochet’, este último
junto al guionista Francisco Ortega) y Francia (‘Los Fantasmas de Pinochet’,
próximamente), ser editado en el extranjero implica un sentimiento especial:
“satisfacción por ser reconocido y leído por nuevos lectores y por poder
difundir en otras culturas nuestra mitología e historia, nuestro patrimonio”,
comenta.
Asimismo, lo considera
“imperioso para la continuidad de nuestras carreras como autores”.
Por su parte, el guionista Miguel Ferrada, autor -junto al dibujante Ítalo
Ahumada– de ‘Mortis: Eterno Retorno’ (editado en Dinamarca, Francia e Italia),
agrega “que editores extranjeros apuesten por nuestro trabajo, en mercados en
los que, en la mayoría de los casos, los lectores ni siquiera saben de nuestra
existencia o trayectoria, es algo alucinante”.
“Uno entiende que su trabajo
está hablándole a un nicho y sería extraño que alcance la popularidad del
último manga. Por ello, el que tu obra alcance nuevos mercados es la
oportunidad de llegar a esos nichos pequeños en otros lugares, lo que va
permitiendo que, en términos de números, tenga más sentido seguir en el trabajo
creativo”, complementa.
De igual manera, el guionista Gonzalo Oyanedel, autor de ‘London After
Midnight’ (con acuerdos de edición en Brasil, Italia y Dinamarca) y ‘Las
Aventuras de Filippa Nox’ (Italia), creadas en sociedad con el maestro
argentino Enrique Alcatena, apunta que “me cuesta aterrizarlo, pero hay una
sonrisa de satisfacción al constatar lo recorrido y cuánto falta aún por
ofrecer”.
Gonzalo Martínez, dibujante de ‘Mocha Dick’ (publicada vía ¡ArtistGO! en Brasil y Francia) y ‘Alex Nemo’ (con acuerdo de publicación en Alemania), ambas obras realizadas en conjunto con el guionista Francisco Ortega, profundiza en el último punto: “luego de haber tenido la oportunidad de viajar y conocer otros mercados, he llegado al convencimiento que la historieta chilena tiene un buen nivel y una personalidad que vale la pena mostrar afuera.
No solo por el enfoque meramente comercial (que está muy bien) sino que como parte del perfil cultural de nuestra sociedad. La historieta chilena tiene la calidad y personalidad necesaria para acompañar a la poesía, la prosa, la música, el cine, las artes escénicas y, en general, todas las artes que muestran y ayudan a describir a un pueblo”, concluye.
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