"I come from Chile", Juan Pablo Langlois |
Las señales de humo hacen referencia a la trampa de la inmaterialidad, son el indicio del fuego (que es el elemento que todo lo crea y todo lo destruye). Es el referente de la agitación y los residuos de la memoria del fuego.
Señales de humo es el nombre de la
exhibición grupal que reúne piezas de artistas de diversas edades y
trayectorias, pero que han abierto una ruta y han sido punta de lanza de
dialectos, han abierto diferentes áreas en el desarrollo en el lenguaje
artístico.
Algunas piezas que forman parte de esta
exhibición han alterado la percepción del público y han abierto interrogantes
en la escena del arte chileno e internacional, una alarma sin estridencia que
comenzó a encender procesos de cambio y a permear nuevos lenguajes y la
incorporación de nuevos materiales al lenguaje de la plástica. Los artistas que
integran esta exhibición han fracturado esquemas y han creado piezas experimentales,
cuyo objetivo ha sido poner el pensamiento crítico en temas de atención
sensible de lo invisible, donde al igual que el humo, el rastro ha dejado
vestigio, que ha dejado ecos en el tiempo.
Al igual que el chamán que conduce el humo
para comunicar, los artistas que integran esta muestra utilizan acciones
corporales y la aguda observación crítica para desarrollar un lenguaje e
interpelar al espectador. El artista es un médium entre las voces inmateriales
de cuerpos materiales, tiene la función mágica de alertar y conmover al
espectador.
Mónica Bengoa, su producción artística ha
girado en torno al estudio de la naturaleza de la imagen fotográfica y su
traslación a los medios manuales, siguiendo procedimientos basados en un
sistema de restricciones técnicas y materiales vinculadas a los desplazamientos
del dibujo, la pintura, el grabado y el trabajo textil.
Además, incluye preocupaciones
interdisciplinares, como las relacionadas con la incorporación de
procedimientos y materiales vinculados al reconocimiento intercultural, así
como las intersecciones entre las artes visuales y la literatura, y la
incorporación de las ciencias, especialmente la entomología y la botánica.
Agostina Branchi, arquitecta y diseñadora
industrial, dejó de lado la fabricación de muebles y objetos utilitarios por la
“arquitectura blanda”. Radicada en Chile desde 2019, su trabajo está enfocado
en obras textiles, piezas de gran formato realizadas en hilo mezclando diversas
técnicas aprendidas a lo largo de su carrera como la soguería criolla
argentina, conocimientos en cestería y la antigua técnica de embarrilado, arte
precolombino que permite envolver elementos para generar estructuras en
volumen.
Analivia Cordeiro, ex bailarina, se abocó
al estudio del movimiento humano por medio de programas computacionales desde
los años 70, siendo pionera en el arte computacional. Su cuerpo se convirtió en
su canal de expresión para exhortar la libertad del cuerpo de las mujeres, en
tiempos en los que la reivindicación de los derechos de las mujeres empoderaba
a toda una nueva generación, mostrando nuevos horizontes creativos a su vez.
Nicolás Franco, propone relaciones formales y
metafóricas entre lenguaje, imágenes, objetos y materiales. Los leitmotiv de
muchos trabajos se revelan a partir de experiencias personales y encuentros
fortuitos y giran en torno a acontecimientos históricos y material relacionado
con el tema de la existencia humana, el esplendor y la decadencia de las cosas
y el cruce entre la memoria personal y colectiva.
Jerry B. Martin, (Colombia 1976) . Inició
el proyecto transdisciplinar vitalicio La Máquina de escribir. Forma parte de
la Residencia Internacional de Performance Cita a Ciegas, Cusco. Inició su
carrera usando máquinas de escribir antiguas, transcribiendo y dibujando imágenes
a partir de textos teóricos.
Blue Pieces, su primera muestra
individual, fue una serie que nació de obras emblemáticas de arte contemporáneo
que tenían la particularidad de haber sido rechazadas por el público. Martin
las reconstruyó con esta forma tan propia de transcripción y superposición de
textos en una maniobra que amplía la experiencia estética y simbólica.
La incursión libre a las líneas propia del arte contemporáneo,
lo llevó a crear una serie de índole sentimental extrayendo objetos como
colchones, veladores, frascos y televisores, e interviniéndolos con pintura y
textos.
Fernanda López, sus investigaciones visuales residen en acciones cotidianas como caminar, tejer, escribir y cubrir, las cuales se materializan en la confección de objetos y textiles que funcionan como depositarios de dichas experiencias, buscando trasladar estas prácticas propias del mundo popular latinoamericano hacia el terreno del arte contemporáneo.
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