"Palabras de ánimo como
'hiciste un gran esfuerzo' o 'me gusta cómo intentaste resolver eso' refuerzan
la autoestima y construyen una autoimagen positiva. Por otro lado, críticas
constantes o etiquetas negativas pueden generar inseguridades y dificultar sus
relaciones interpersonales", comenta Mónica Lepín.
Lectura y juegos:
aliados del desarrollo emocional
La lectura y el juego son
herramientas clave para enriquecer el lenguaje emocional. Según explica la
experta, ambas actividades tienen el potencial de ampliar el vocabulario,
fomentar la empatía y promover habilidades sociales esenciales:
Lectura: Los cuentos permiten
explorar emociones en un entorno seguro. Historias con personajes que enfrentan
diferentes sentimientos ayudan a los niños a identificar y comprender emociones
propias y ajenas. "Es útil hacer pausas durante la lectura para hablar
sobre cómo se sienten los personajes y conectar esas emociones con experiencias
personales del niño," sugiere Lepín.
Juego simbólico: Representar
situaciones emocionales con roles, muñecos o disfraces da a los niños un
espacio para practicar el lenguaje emocional, resolver conflictos y expresar
sus sentimientos de forma lúdica.
Ambas actividades no solo
fomentan la reflexión emocional, sino que también impulsan habilidades clave
para su desarrollo integral.
Materiales
educativos que potencian el lenguaje
Caligrafix, comprometida con
el desarrollo del lenguaje infantil, ha diseñado materiales educativos que
complementan la labor de docentes, padres y mediadores.
Una de sus novedades más
destacadas es La Casita de Lenguaje, un proyecto que trabaja desde
los tres años estimulando los niveles del lenguaje:
Fonológico: Mejora la percepción y producción de sonidos.
Morfosintáctico: Favorece la construcción de oraciones y el uso
adecuado de estructuras gramaticales.
Semántico: Amplía el vocabulario y el conocimiento del
significado de palabras.
Pragmático: Desarrolla habilidades para comunicarse de manera
efectiva en diferentes contextos sociales.
Además, proyectos
como Jugando con los cuentos y Jugando con los
sonidos refuerzan habilidades esenciales para el aprendizaje integral:
Jugando
con los cuentos estimula el desarrollo narrativo, promueve la
comprensión lectora y fortalece el lenguaje oral.
Jugando
con los sonidos se enfoca en la conciencia fonológica, una habilidad
crucial para la adquisición de la lectoescritura.
El rol de padres y
madres en el desarrollo emocional
Las familias también juegan un
papel fundamental en este proceso. Según la experta, estrategias simples pueden
marcar una gran diferencia:
Nombrar emociones: Ayudar a los niños a identificar sus sentimientos con
frases como: "Te veo muy contento, ¿qué te pone tan feliz?"
Modelar el
lenguaje emocional: Compartir las
propias emociones de manera adecuada: "Me siento orgulloso de lo que
lograste."
Validar emociones: Enseñar que todas las emociones son válidas:
"Está bien sentirse triste, es normal cuando algo no sale como
esperabas."
Fomentar el
diálogo: Animar a los niños a
expresar cómo se sienten y buscar soluciones juntos.
"El lenguaje es un puente entre el mundo interno de los niños y su entorno. Cuando los ayudamos a construirlo, les damos herramientas para comprenderse a sí mismos y relacionarse con los demás de manera más efectiva y saludable", concluye Mónica Lepín.
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