Así fluye Fronteriza, montaje en el que se dan cita, por primera vez, el talento de dos grandes de la danza nacional: Nuri Gutés, maestra de conocida trayectoria, y Daniella Santibáñez, una de sus discípulas más renombradas.
El proyecto une las artes vivas, sumando
la creatividad musical de Carolina Holzapfel -quien por años ha acompañado al
Ballet Nacional Chileno-, y el trabajo de diseño de Ignacio González, para
poner en crisis la noción de frontera.
Así, a través de la danza, la arquitectura
y el diseño sonoro, se aborda lo fronterizo con los cruces generacionales que
se dan en el intercambio coreográfico entre las intérpretes.
“Es la primera vez que nos reunimos para
poder profundizar en nuestras relaciones interpretativas, coreográficas e
intergeneracionales y así movilizar la noción de frontera hacia nuestras
miradas en torno a lo coreográfico, al cuerpo y al espacio”, adelanta Daniella
Santibánez.
La propuesta coreográfica aborda visiones
de vida y experiencias en torno a la danza, buscando ampliar las perspectivas
en torno al cuerpo y en la percepción del paso del tiempo, que se presenta
efímero, caótico y frágil.
Santibáñez se adentra en la creación
explicando que “en esta propuesta también integramos una mirada
interdisciplinar, ya que incorporamos la realización de un artefacto
escenográfico que utilizamos para vincularnos y ampliar las perspectivas en
torno a lo fronterizo”.
Por su parte Nuri Gutés, quien no
suele estar sobre el escenario, cuenta que el título del montaje “nace
caminando y conversando con Daniella sobre la necesidad de comunicarnos en
2020, cuando estábamos en pandemia. Estábamos en una frontera sanitaria, de
comunicación y de emociones, una frontera virtual.
Veíamos a nuestros estudiantes por medio
de la pantalla, todo parecía una frontera difícil de atravesar, sin embargo, la
danza nos parecía que era una manera de comprender lo fronterizo como una
posibilidad de transgredir un poco lo que estábamos viviendo”.
Gutés se muestra entusiasta al compartir
escenario con su alumna y asegura que el montaje da cuenta del trabajo de dos
mujeres de distintas épocas, pero con un interés en común: “la necesidad de
hablar de la belleza.
Al presentar nuestras diferencias, damos
la posibilidad al público para que encuentre nuevas razones para detenerse a
mirar a una persona de 64 años y otra de 32 intercambiando sus confidencias.
Juntas ponemos en juicio qué pensamos de la belleza con respecto al cuerpo hoy
en día. Nuestra danza en ese sentido es bella y es prudente”, aclara la
artista.
Respecto a la composición musical, Carolina Holzapfel revela cuál fue su motivación al realizarla: “Me inspiré principalmente en los movimientos y las energías.
También en la temática presente, pensé
cuál era el universo sonoro que debía acompañar estos movimientos; no solamente
los movimientos de Nuri y Daniella, sino también los míos y cómo de estos van
surgiendo sonoridades”, comenta.
“Fronteriza es una obra de danza que emociona, que se puede contemplar y también escuchar, porque tiene la participación de una artista sonora en escena, lo que es un regalo para el espectador”, resume Santibáñez.
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