El pasado 21 de julio finalizó
la residencia del periodista y artista visual canadiense-estadounidense,
Osceola Refetoff, quien en el marco de su investigación viajó a diversos
lugares de las regiones de Antofagasta y Tarapacá, en compañía del novelista y
defensor del medio ambiente, Jack Eidt.
El paso de Osceola por Chile
es parte de un proyecto fotoperiodístico sobre el impacto de las industrias en
el cambio climático. Junto a Jack, recorrió por aproximadamente un mes parte
del Norte Grande, incluidas la pampa y las oficinas salitreras alrededor de
María Elena, el desierto y los salares cerca de San Pedro de Atacama, además de
Iquique y La Tirana.
Sobre estas experiencias, Refetoff precisó
que “me ayudaron a tener una comprensión más matizada de la historia y la
cultura del norte de Chile, en particular la larga narrativa de la extracción
de minerales que comenzó con el guano y evolucionó hacia el salitre, el cobre y
ahora el litio.
Cada área que visitamos tiene un
patrimonio y valores únicos. Nuestras experiencias culturales en María Elena y
San Pedro de Atacama fueron importantes, pero las festividades religiosas que
presenciamos en La Tirana, sus tradiciones y danzas, son algo que nunca
olvidaré”.
Otro de los aspectos
relevantes que el artista destaca de su estadía, fue la posibilidad de
compartir con destacados científicos, como Cristina Dorador, Francisco Remonse,
Andrea Jara Sandoval e Ingrid Garcés, cuyas experiencias le proporcionaron una
mejor comprensión del valor de los microorganismos que han evolucionado dentro
de los salares de la región.
“Creo que el mundo necesita
centrar su atención en estas extraordinarias formas de vida –de más de tres mil
millones de años–, que poseen características evolutivas que les permiten
sobrevivir y prosperar en las temperaturas extremas y la salinidad de este
entorno.
Si bien muchos pueden creer
erróneamente que el desierto está ‘vacío’, descubrimos no sólo la belleza y
majestuosidad de esta notable región, sino también su incomparable importancia
ambiental y científica”, señaló.
Asimismo, destacó el valioso
aporte de agentes locales como Sonia Ramos, Silvia Lisoni y José Ardiles,
quienes les ayudaron a conectar con los problemas actuales de la zona desde la
perspectiva de los pueblos indígenas, para entender de forma más amplia la
preservación de la tierra y nuestro lugar en el cosmos.
Además, valoró las amistades
que forjaron con los colaboradores de SACO, Verónica Moreno, Víctor Loyola y
Rodolfo Andaur, que, en palabras del artista “agregaron gran profundidad a
nuestra apreciación y comprensión de un paisaje y una población compleja”.
También manifestó una mirada
crítica sobre lo investigado: “Grandes estanques de evaporación de litio, como
vimos en el Salar de Atacama, están drenando enormes cantidades de agua de la
región, causando estrés tanto al medio ambiente natural como a los medios de
vida de los habitantes locales, particularmente las comunidades Lickanantay.
Los salares del altiplano no necesitan convertirse en zonas de sacrificio
ambiental para saciar el creciente apetito global por el litio”.
Realidades de
Chile y Estados Unidos
Osceola y Jack comenzaron una
serie de publicaciones sobre la naciente industria de extracción de litio que
se desarrolla en el desierto de California, a dos horas al sureste de Los
Ángeles, que también tiene problemas ambientales. Este trabajo será distribuido
en la estación de radiodifusión pública más grande de los Estados Unidos, PBS
SoCal.
“Los paralelos entre los
desiertos de California y el Altiplano son impresionantes, al igual que las
preocupaciones compartidas sobre la degradación ambiental de parte de las
comunidades locales y los pueblos indígenas con dificultades económicas.
Nuestra experiencia en Chile
aportará a futuros trabajos que hablen sobre el tema urgente de la extracción
global de litio, y la necesidad de desarrollar rápidamente métodos de reciclaje
para recuperar litio de dispositivos electrónicos desechados”, detalló.
Entre las últimas reflexiones
que entregó Osceola al término de su residencia, se encuentra la idea de
colaborar junto a SACO en el futuro “para presentar una propuesta convincente a
partir de esta oportunidad creativa y productiva”.
Finalizó agregando que “descubrí que la gente del norte de Chile es excepcionalmente amable, generosa, paciente y solidaria. Agradezco a Dagmara Wyskiel, Christian Núñez y todo el personal de SACO por hacer posible esta experiencia artística extraordinariamente enriquecedora”.
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