La muestra,
que abrirá el 24 de julio, en la Sala Premios Nobel de la Biblioteca Nacional,
explica cómo estos álbumes son la prueba material de la experiencia musical de
mujeres durante la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del
siglo XX.
Corresponde
a un esfuerzo colaborativo entre el Archivo de Música de la Biblioteca
Nacional, el Departamento de Música de la Universidad de Chile y el Archivo
Central Andrés Bello perteneciente a la Vicerrectoría de Extensión de la misma
Universidad.
Estos
objetos, cuya data es casi de 200 años y de los cuales se conservan más de 400
en nuestro país, son empastes artesanales confeccionados a mano con materiales
importados y lujosos que generalmente presentan portadas y lomos personalizados
con los nombres de sus propietarias.
Cada uno
de ellos compila partituras de música, tanto impresas como manuscritas,
importadas y de edición local, con cuidadas iconografías, algunos de ellos con
un tema o periodo específico, otros con músicas misceláneas. Todas estas
partituras se pueden clasificar como música “de salón”.
En
general, eran piezas para formatos instrumentales reducidos como piano solo,
canto y piano, dos pianos o piano a cuatro manos. A principios del siglo XX ya
se encuentra una gran cantidad de partituras para guitarra, mandolina y cítara.
La
presente exposición busca difundir en la sociedad chilena cómo estas prácticas
musicales, propias de los sectores altos y medios de la sociedad chilena, eran
una forma de ser mujer en sociedad.
Estas
mujeres se formaban desde la infancia y sus habilidades musicales eran
especialmente orientadas a entretener a sus familiares y conocidos en tertulias
y salones e incluía la utilización de instrumentos como el piano, el arpa y la
guitarra, además del canto. Fue en este contexto, doméstico y privado, que se utilizaron
álbumes musicales.
De un
universo de más de 400 empastes revisados, esta muestra expone 13 de ellos con
una temporalidad que va desde 1839 hasta 1920.
Algunos de
ellos fueron de uso de mujeres conocidas en la historia de la música como
Isidora Zegers (1803-1869), o su hija Laura Huneeus. Sin embargo, la mayoría de
ellos es la prueba de la práctica musical de mujeres aficionadas, absolutamente
desconocidas para la historia de la música en Chile.
Los álbumes
de partituras muestran cómo la música de salón acompañó las formas de
sociabilidad de la élite en el tránsito de lo público y lo privado. Si bien la
exposición está enfocada en difundir álbumes utilizados en Chile, fueron de uso
común en Latinoamérica pues la música de salón fue la banda sonora del siglo
XIX en toda la región.
Esto
afirmó el carácter cosmopolita de la burguesía y su admiración por las formas
culturales de Europa. Los repertorios contenidos en ellos eran del gusto de
toda la sociedad en un período en el que aún no existían los aparatos de
reproducción sonora, por esto se hacía tan importante la interpretación para
disfrutar de la música.
Contienen
principalmente danzas y reducciones de ópera, los dos grandes géneros más
apreciados por la sociedad de la época.
Así, estos
volúmenes acompañaron tertulias, fiestas y los grandes bailes de salón en las
casas de las familias adineradas. A principios del siglo XX, aparecen nuevos
espacios hacia los cuales se desplaza la música de salón tales como salones
profesionales, de colegios y clubes.
Su
utilización, tal como se apreciará en la exposición, se puede asimilar a lo que
hoy llamamos “Lista de reproducción”, es decir, una selección personal del
gusto de la propietaria del álbum y que respondía a la moda de la época.
Los
álbumes que estarán expuestos muestran cómo en provincia también había una gran
afición por este tipo de objeto y su utilización. Hay partituras editadas en
Vallenar, Caldera, La Serena, Huasco, Santiago, Valparaíso, Valdivia, por
mencionar las más relevantes.
Así como
su uso se extendió geográficamente, su posesión y utilización se extendió
también hacia los sectores medios profesionales que se estaban formando y
asentando en las ciudades. Son los mismos álbumes los que reflejan entonces
diversidad social, geográfica y cultural.
Sobre los
modos específicos de utilización y organización de estos álbumes podemos tener
ideas e impresiones, pero no certezas. Para acercarnos a conocer las formas en
que se emplearon estos objetos analizamos las marcas de uso, los índices y las
anotaciones que quedaron sobre las páginas de estos objetos.
A través
de estas huellas, nos asomamos a la vida musical de las mujeres burguesas y de
clases medias en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras
décadas del siglo XX.
Así,
rescatamos una parte de la historia de la música y de las mujeres que casi no
aparece en los relatos del periodo y reconocemos sus experiencias de vida, sus
filiaciones, afinidades y, también, la expresión de sus afectos y emociones.
Los tres
primeros días de la muestra se realizarán varias actividades, además de visitas
guiadas. Habrá una conferencia inaugural el miércoles 24 a las 18 horas a cargo
de la curadora Fernanda Vera Malhue y un pequeño concierto con repertorio
conservado en los álbumes a cargo de las profesoras del Departamento de Música
de la Universidad de Chile, Svetlana Kotova, Elizabeth Mendieta y la estudiante
Nathaly García.
El día
jueves se realizarán dos actividades, una mesa redonda con investigadoras que
trabajan álbumes musicales como Candace Bailey, Cecillia Astudillo, Laura
Jordán y Fernanda Vera, más dos mesas de discusión. Una de ellas que buscará
discutir en torno al rol de las mujeres intérpretes y la creación musical
femenina y otra, en la que jóvenes investigadoras chilenas hablarán de sus
experiencias investigando a compositoras en nuestro país.
El día
viernes y dentro del marco de la misma actividad, la musicóloga española Sakira
Ventura realizará una conferencia sobre su proyecto del Mapa de Creadoras de la
Historia de la Música, herramienta digital que contiene más de 700 compositoras
de todo el mundo.
Esta
conferencia que será posible gracias a un proyecto de Ibermúsicas, que se
asoció también con las actividades de la exposición, permitirá dar a conocer a
la comunidad el aporte que han realizado las mujeres al ámbito de la creación
musical. Es
importante destacar que durante estos tres primeros días estará expuesto el “Álbum
Azul de Isidora Zegers” un libro archivo en el que Zegers compiló 324
documentos que dan cuenta de su biografía de artista.
Este
tesoro, custodiado por el Archivo Central Andrés Bello desde hace un siglo, es
valioso por cuanto muestra cómo se configuraba la escena musical chilena a
partir de la visión de una mujer.
Tanto el
jueves 25, como el viernes 26 se realizarán conversatorios y mesas redondas
sobre la temática. Destaca un workshop a cargo de las conservadoras y
restauradoras, tanto de la Biblioteca Nacional, como del Archivo Central Andrés
Bello.