Mi madre nada (c) Pablo Hassmann |
Esta
arqueología nace el 2019 cuando Daniela Castillo, hija de Ximena Toro
Vega, encuentra el diario de vida de su madre, donde están los últimos
vestigios, trazos, y recuerdos antes de que el Alzheimer comenzara a avanzar en
el cuerpo de su madre. Entonces Daniela, en su rol de actriz y directora
teatral (“Humane”, “El gran silencio”), empezó a visualizar este montaje.
“No
sabía qué hacer con toda la pena y con todas las cosas que pensaba al respecto,
entonces empecé a escribir. Se trata de una reflexión en torno a la relación
madre e hija, una experiencia de lo que es estar con alguien que está perdiendo
la memoria y que es una persona tan importante como tu madre. Y eso también me
hizo pensar en la memoria, la memoria de su vida y la de un país”, cuenta
Castillo.
En
un trabajo creativo realizado en conjunto con el dramaturgo Nicolás Lange (ganador
de la Muestra Nacional de Dramaturgia 2022 y Mejores Obras Literarias 2021),
construyen un unipersonal íntimo donde la protagonista -la misma Daniela- busca
un lugar imaginario donde encontrarse con su madre.
En
la obra, la hija viaja a Rusia y a Berlín en el siglo veinte, donde
su familia materna -integrantes del partido comunista y del gobierno de
Allende- estuvo exiliada durante la dictadura militar en Chile.
Mi madre nada. (c) Daniel Corvillón |
En vez de verla como víctima de una enfermedad, hacemos un héroe
de ella y vemos cómo la protagonista sigue las huellas de este viaje
heroico”, explica Lange.
Y
al mismo tiempo es un exilio que va más allá de las fronteras alcanzables.
“Es
como si ella estuviera exiliada ahora en su memoria y yo la tengo que ir a
buscar. Pero no en el exilio histórico, sino en un exilio de ella. No sé dónde
está y necesito ir a agarrarla a algún lugar”, profundiza la directora y
protagonista.
A
partir del diario de vida de Ximena -que usó desde que comenzaron los primeros
síntomas del Alzheimer y donde expresó sus últimas ideas-, los creadores
ahondaron en su manera de hablar, pensar y opinar para plasmar algunos
extractos en escena, donde combinan poesía, dolor y humor.
También se inspiraron en muchas escenas cotidianas, como el hecho de que a Ximena le encanta nadar, hasta el día de hoy.
“Cuando la veo nadar siento que ella es
libre. Entonces el título es un juego de palabras, porque “nada” es una acción
feliz y al mismo tiempo un vacío”, revela Castillo.
En
escena, la protagonista se enfrenta a la ausencia de un interlocutor y a través
de las palabras y los juegos sonoros de un micrófono intenta encontrarse con
ella, con su eco, con sus respuestas.
“Es muy complejo hablar por alguien que no tiene palabra. Lo hermoso en el teatro es que se puede hacer lo imposible, donde Daniela busca un lugar para conversar con su madre porque no puede tener esa conversación a nivel de lenguaje en la realidad”, dice Lange.
Y en lenguaje cotidiano no existe manera de hacerlo
real, más que la imaginación, el único lugar de reencuentro, plantean los
creadores. Mi madre nada.
(c) Daniel Corvillón
Una
obra sobre el tiempo, el tiempo pasado y el tiempo que vendrá. Una obra sobre
qué se olvida y qué se recuerda. También sobre el miedo, pero sobre todo una
historia de amor entre una madre y una hija.
“Esta
es la necesidad de contar cuánto uno ama a alguien. Es una oda hacia mi madre”,
resume Castillo. “Es una declaración de amor, un concierto, es amoral, es muy
poético a veces, muy cruel a veces, es como una obra que va desde la extrema
crueldad y el extremo dolor a algo muy cursi y de ahí a algo muy épico”,
concluye Lange.
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Proyecto Financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes
Escénicas, Convocatoria 2024
Las
funciones serán desde el 11 al 27 de julio de miércoles a sábado 20.00 hrs., en
el Teatro La Memoria (Bellavista 0503, Providencia). Valores: $10.000 general y
$5.000 estudiantes y adulto mayor.
Entradas en https://ticketplus.cl/events/mi-madre-nada-daniela-castillo
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