Isabella
Rastello es una figura emblemática en el Valle del Elqui. Respetada y admirada
no solo por los lugareños, sino por cientos de personas que la conocen a ella y
sus jardines.
Atrás
quedaron Canadá y Europa. Hoy lleva más de treinta años viviendo en
Montegrande. Eligió las tierras amadas por Gabriela Mistral y el científico
Francisco Varela, para radicarse y cumplir con una misión pendiente desde su
infancia: construir su jardín y dedicarle la vida a las plantas.
Lo
logró y hoy está plena. Más de ochocientas especies conforman este oasis, “El
reino”, como lo conoce la mayoría. Hectáreas de flores, árboles, arbustos,
hierbas, alfombras de pasto, crecen en medio de lo que fue un pedregal,
induciendo a la más profunda paz, armonía y felicidad. Es tal el paraíso en el
que vive Isabella, que el propio Andrónico Luksic le pidió que construyera uno
para él, de ocho mil metros cuadrados, en la casa que el empresario tiene
camino a Pisco Elqui.
El
libro que está escrito por la periodista Malú Sierra y distribuido por
Editorial Catalonia, es la biografía de una mujer excepcional cuya historia
despierta una reflexión sobre el sentido de la vida. Por ella también transitan
hechos y personajes que hablan de un territorio mágico y enigmático como es el
Valle del Elqui, en el norte chico de Chile.
Isabella
tiene tres hijos y un nieto, las parejas a estas alturas no son tema. Estudió
medicina, filosofía, literatura, algunos años. Paisajista, arquitecta,
constructora, botánica, espagírica; reflexiva, estudiosa, libertaria, se
declara ética y estética.
Mujer
alegre, de voz ronca, seca y directa, por ella fluye la sangre italiana.
Levantó sola su casa de barro y paja, sin cimientos. La construcción es objeto
de estudio de alumnos de escuelas de arquitectura quienes la visitan con
frecuencia.
Decidió
no mandar a sus hijos al colegio, hasta que un día llegó a buscarlos la
directora de la escuela de Vicuña con carabineros. Accedió con la condición que
sus niños solo asistieran cuando tuvieran ganas y no fueran evaluados con
notas.
Isabella
es feliz. Cumplió su gran sueño y misión vital. Transmite generosamente su
pasión y conocimientos. Ayuda a la comunidad del Elqui a plantar, conservar,
restaurar huertos antiguos. Prepara remedios, vende perfumes. Defiende todas
las causas ecológicas para proteger el valle.
Hoy
organiza su retiro para una vida aún más ascética, trepada muy en lo alto de
los cerros del Elqui donde espera compartir solo con la tierra y la infinitud
celestial.
“El
jardín arraigó con una tesis contraria a la cultura del dinero, presidida por
la velocidad y la idea tóxica que el tiempo es oro. La jardinería promueve la
paciencia, es decir, enseña a soportar la espera. Y la austeridad, en contra
del consumismo desatado.
Uno
de los primeros conservacionistas norteamericanos, Henry D. Thoreau, lo resumió
en una frase Un hombre es rico en proporción al número de cosas que puede
prescindir”.
Malú
Sierra es madre de cuatro hijos y abuela de seis nietos. A través de su
trayectoria como periodista, ha sido la fundadora de las revistas Paula, Hoy,
Cosas, Caras y del diario La Época.
Entre
sus libros están: “Los generales del régimen”, con Raquel Correa y Elizabeth
Subercaseaux; “Elqui, el cielo está más cerca”; “El vuelo del niyaz”; “De las
cárpalos a los Andes”, con varios autores; “Sueños, un camino al despertar”.
“Un pueblo sin Estado. Mapuche gente de la tierra”; “Aymara, los hijos del
sol”; “Rapanui, náufragos del planeta”; “Michelle”, con Elizabeth Subercaseaux;
“Evo Morales. Despertar indígena”, con Elizabeth Subercaseaux; “Mujica. Ligero
de equipaje”.
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