El Concierto Nº5 para piano y orquesta de
Beethoven, conocido popularmente como “Emperador”, es la obra con que el
destacado pianista Ishay Shaer debutará junto a la Sinfónica.
Lo hará el viernes 25 y sábado 26 de mayo a
las 19:40 horas en el Teatro Universidad de Chile, en un programa que
nuevamente contará con la batuta del director alemán, Alexander Mickelthwate.
Nacido en 1983, Shaer se ha convertido en uno
de los pianistas más importantes de su generación. Ha actuado en numerosos
conciertos en todo el mundo y ha ganado importantes premios, entre ellos el
Concurso Internacional de Newport en Reino Unido (2006).
“Es un
gran honor para mí actuar con una orquesta que acompañaba, entre otros, a
Claudio Arrau, uno de mis intérpretes favoritos de todos los tiempos”,
manifiesta el pianista respecto de su debut con este conjunto.
Estrenado en 1811, el Concierto Nº 5 en
Mi bemol mayor para piano y orquesta, op. 73, “Emperador”, fue el último
concierto para piano que escribió el compositor alemán. Dedicado a “Su Alteza
Imperial el Archiduque Rodolfo”, la obra es considerada para muchos
especialistas como una de creaciones cumbres de Beethoven, junto con la Novena Sinfonía.
“En mi opinión, es el primer concierto en la
historia en que el solista realmente desempeña el papel de un héroe, lo que
plantea mucha responsabilidad en sus hombros. El rango dinámico y emocional
exigido por esta obra es amplio, y las transiciones entre la dulzura y la determinación
son a menudo bruscas, lo que exige una entrega emocional total”, señala Shaer
acerca de la obra que interpretará.
Programado con frecuencia por todas las
orquestas del mundo, el concierto será contrastado por otra obra del
compositor, una menos conocida por el público general.
Se trata de la Cantata
sobre la muerte del emperador José II, escrita para solistas vocales, coro
y orquesta. En esta ocasión, será interpretada por la Sinfónica junto a la Camerata Vocal de la Universidad de Chile y
los solistas Claudia Pereira y Arturo Jiménez, quienes subirán a escena en la
primera parte del programa.
Juan Pablo Villarroel, director de la
agrupación coral, comenta que “es una obra en general bastante clásica y
de alguna manera simple, salvo algunas arias de bajo que resultan un poco más
complejas”.
A pesar de ello, la obra demuestra una gran
madurez, solemnidad y dramatismo para la corta edad del compositor, quien la compuso
con tan sólo 19 años de edad.
Dedicada al emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, José II, y a pesar de haber sido escrita por encargo, la obra nunca
fue estrenada en las ceremonias fúnebres oficiales, debiendo esperar varios
años para ser estrenada en público.
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