En 1963, el historiador Guillermo Feliú Cruz, entonces
director de Bibliotecas, Archivos y Museos, fundó la revista Mapocho, una
publicación de carácter cultural amplio y dirigido al lector instruido. Seis
décadas después, la publicación sigue gozando de buena salud y cumpliendo con
su objetivo de ofrecer, en sus páginas, profundas reflexiones sobre las
ciencias humanas y la literatura.
Thomas Harris, jefe de Ediciones Biblioteca Nacional
cuenta que “los 60 años los celebramos con una presentación pública del N° 92
que tiene un carácter más bien de temáticas identitarias latinoamericanas y
literarias, sobre todo chilenas”.
En la oportunidad, el poeta y académico Naín Nómez
hizo entrega al Archivo del Escritor, de un texto original muy poco conocido de
Pablo de Rokha que se sumará al legado del poeta que está en el Archivo del Escritor,
legado que fue donado hace algunos años por el propio Nómez y la hija del
escritor, Lukó de Rokha.
El primer número de la revista Mapocho apareció en
marzo de 1963, gracias al esfuerzo de Feliú Cruz y del escritor Juan Uribe
Echevarría. Su lanzamiento fue un total éxito, hecho que ellos atribuyeron a la
seriedad del material de lectura y a "la libertad absoluta para manifestar
opiniones de todos los credos, de todas las tendencias, de todas las
ideas". Hasta 1966, la revista estuvo dirigida por sus fundadores.
Durante ese periodo, Mapocho acogió trabajos de
múltiples disciplinas artísticas, abriéndose a la cultura en todas sus
expresiones.
Carlos Ossandón, actual director de la revista,
destaca que las principales áreas que abarca la revista “son básicamente dos,
íntimamente relacionadas. Las humanidades, por un lado, y el interés por la
cultura y el patrimonio, por el otro.
En relación con las humanidades, son la literatura, la
historia, la filosofía y el pensamiento, las áreas que “Mapocho” tiende a
privilegiar. Por otra parte, y en concordancia con la adscripción institucional
de la revista, forma parte de su interés permanente destacar artículos o
actividades asociadas al patrimonio y la creación”.
Para Thomas Harris, jefe de Ediciones Biblioteca
Nacional, “la revista, en estos 60 años, ha presentado varias caras. La publicación
ha tenido diversas variantes y especificidades, dependiendo del director de
turno y de los intereses epocales y contextuales.
Sus primeros números fueron bastante misceláneos,
siempre dentro de las humanidades y con un carácter republicano y propio de una
Biblioteca Nacional. Esto quiere decir, lo más abarcadora posible dentro de su
carácter ilustrado”.
En 1967 no se publicó la revista y volvió a aparecer
al año siguiente, esta vez con una propuesta de renovación total.
Sus nuevos
directores -Roque Esteban Scarpa y Guillermo Blanco- efectuaron un cambio en el
diseño de la portada, que estuvo a cargo del diseñador Mauricio Amster y
reorganizaron las secciones. Además, establecieron una periodicidad de tres
meses de acuerdo a las estaciones del año.
En 1971, la publicación se interrumpió debido a la
disminución del presupuesto y no pudo reanudarse hasta 1977. En 1973, solamente
se publicó una edición precaria, la cual no tuvo mayor repercusión y fue
retirada de circulación por las autoridades de la época.
De esta etapa, Harris destaca “los primeros artículos
dedicados a la literatura chilena -poesía y narrativa-, también la publicación
de textos dramáticos que se estaban representando en los teatros,
principalmente universitarios, en forma sincrónica con la publicación.
Textos que, por su carácter representativo, a veces,
solían -y suelen- perderse al no ser publicados sino en compilaciones
posteriores, cuando ya ha pasado mucho tiempo de la representación teatral”.
Roque Esteban Scarpa retomó la revista en 1977, pero
sólo por dos números. Luego, asumió la dirección Enrique Campos Menéndez, quien
estuvo acompañado por un consejo de redacción constituido por Sergio Martínez
Baeza y Sergio Aguilera Aguilera.
Un plan de reestructuración y de modernización de la
Biblioteca Nacional, impulsado por la dirección de este período, incidió en la
desaparición de la revista en 1980. La falta de presupuesto, por un lado, y la
desatención de las autoridades, por otro, significaron la suspensión de ésta
por diez años.
La reanudación de Mapocho se produjo en 1991. En esta
nueva etapa, su publicación quedó a cargo de la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos (DIBAM) y la edición de textos estuvo apoyada por un consejo
de redacción, integrado por reconocidos intelectuales y académicos.
El director de la Biblioteca Nacional, Sergio
Villalobos, estableció de inmediato los objetivos: Mapocho sería una revista de
Humanidades y Ciencias Sociales, abierta a todo tipo público y no sólo a
eruditos. Asumió como director, en esta etapa de la revista, el crítico y
escritor Alfonso Calderón.
El jefe de Ediciones Biblioteca Nacional agrega que
“en los años que han transcurrido del siglo XXI, la revista, siempre
manteniendo su carácter ensayístico, ha evolucionado hacia otras formas que han
ido tomando el campo cultural, como historia de las mentalidades, filosofía,
cultura pop, historia de la prensa, cine, y artículos de una textualidad
híbrida”.
Estos nuevos aires permiten ver con optimismo el
futuro y así lo entiende Carlos Ossandón quien cuenta que “en lo inmediato,
para fines de este año, estamos preparando un monográfico dedicado a los “50
años del Golpe de Estado en Chile”.
Es éste un
momento bastante interesante para la revista. Contamos con un Consejo Editorial
parcialmente renovado y muy calificado que deseamos activar todavía más, para
así planificar en conjunto y con un apoyo aún más amplio nuevas propuestas de
publicación. Una mejor o más nítida presencia digital de la revista, así como
una vinculación y participación más activa en el medio cultural nacional,
forman igualmente parte de los objetivos que nos hemos trazado”.
En la celebración de los 60 años participaron la directora
de la Biblioteca Nacional, Soledad Abarca de la Fuente; Carlos Ossandón
Buljevic, director de Mapocho; Naín Nómez quién hizo una reseña del origen y
contenido del original de Pablo de Rokha: “Saqueo y asesinato de la Araucanía” y
Thomas Harris, director de Ediciones Biblioteca Nacional de Chile. El acto se llevó a cabo en la Sala Ercilla el
jueves 28 de septiembre a las 12:00.