Sobre los proyectos sociales vinculados a la infancia en el gobierno de Salvador Allende, y el sentido de revisitarlos en nuestros días y de cara al futuro, tratará el diálogo que el CCLM realizará el próximo jueves 9 de noviembre en su Espacio Lector.
Pedro Ignacio Alonso y Hugo Palmarola,
curadores de la exitosa muestra “Cómo diseñar una revolución. La vía chilena al
diseño” conversarán sobre la Infancia y la Lectura en la U.P. con Cecilia
Ramírez, doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de
Chile, y Arturo Navarro, sociólogo, creador de la colección Cuncuna, dedicada a
la infancia dentro de la Editorial Quimantú y director del Centro Cultural Estación
Mapocho en los años ’90, una vez recuperada la democracia.
Cómo diseñar una revolución. La vía
chilena al diseño es una exposición que revisa, a través de 350 piezas, el
desarrollo de alternativas de cambio y justicia social del gobierno de la
Unidad Popular (1970-1973) desde la esfera del diseño gráfico e industrial,
constituyéndose en la mayor muestra en su tipo que se haya realizado.
Para quienes vivieron como jóvenes,
adultos, o comenzaban a transitar su primera infancia durante ese periodo, su
recorrido - sin duda - genera remembranzas y un ejercicio natural de memoria
subjetiva y colectiva. Sensaciones que afianzan la idea - a la que estamos muy
poco habituados - de revisitar el gobierno de Salvador Allende Gossens desde
los fundamentos de su proyecto social, y no solo desde la tragedia, el quiebre
y el trauma histórico que implicó su violenta interrupción, con el golpe de
Estado el 11 de septiembre de 1973.
Una exposición sobre lo que se construyó
en alrededor de 1000 días de gobierno democrático, popular y experiencia única
en el mundo de instauración de un sistema socialista por la vía eleccionaria.
Esa perspectiva, propuesta por los curadores
Pedro Ignacio Alonso, Hugo Palmarola y Edén Medina tras años de investigación,
ha sido ampliamente destacada por su originalidad y por la pesquisa y
exhibición de fuentes que resultan indesmentibles sobre el proyecto colectivo, que
fuera desmantelado por la dictadura civil y militar.
En la muestra nos encontramos
recurrentemente con la infancia entre las preocupaciones prioritarias del
gobierno de la Unidad Popular. Los niños y las niñas comenzaron a ser
considerados como sujetos basales de los procesos de modernización que se
venían dando ya desde antes, y que la U.P quiso encauzar con programas que
afrontaran las carencias en forma concreta.
Los problemas de desnutrición infantil, la
alfabetización, los derechos recreativos, incluso el mobiliario escolar y
doméstico diseñado especialmente para niños y niñas, entre muchos otros
aspectos, fueron objeto de planificaciones a cargo de profesionales y especialistas,
quienes diseñaron variadas soluciones que alcanzaron a implementarse en los
tres años de gobierno, como el emblemático medio litro de leche diario, asegurado
para todos los niños de Chile.
La Editorial Quimantú fue uno de los programas
culturales más exitosos de la U.P.; proveía libros de calidad en ediciones pequeñas
y sencillas, accesibles a muy bajo costo en librerías y kioscos del país. Esta
iniciativa produjo un ascenso exponencial e inédito en el acceso a la lectura y
los niveles culturales en la población, a través de sus distintas colecciones
que abarcaban la literatura universal, el conocimiento de distintos saberes, el
pensamiento crítico, etc.
Además, esta editorial estatal enriqueció la
rica diversidad que entonces existía de revistas, con lectorías sectoriales - como
la mujer, la juventud, el público infantil - productos que también pueden
apreciarse en la muestra Cómo diseñar una revolución. La vía chilena al diseño.
En este contexto, se ideó la Colección
Cuncuna, destinada primordialmente a niños en etapa pre-escolar, contemplando los
segmentos Cuncuna Cuentos y Cuncuna Pintamonos (para colorear). Estos libros
eran ilustrados por los más destacados dibujantes de entonces, entre ellos
Guido, Nato, Hervi, Marta Carrasco, María Angélica Pizarro e Irene Domínguez.
En la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado y el quiebre institucional en nuestro país, este diálogo espera ser un aporte a la memoria del Chile que se venía construyendo, y un crisol para la proyección de las infancias, un aspecto fundamental de la agenda país en el Chile futuro.
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