lunes, 9 de octubre de 2023

Libro recoge la historia limítrofe entre Chile y Argentina

 Las relaciones diplomáticas entre Argentina y Chile se han desarrollado durante muchos años sobre ciertas desconfianzas mutuas porque en cada país se ha enseñado la historia presentando al vecino como expansionista y sustractor de territorio. Y ello, ha pasado de los mapas al manual, de allí a la escuela y la prensa y, finalmente, a los pasillos de las cancillerías y embajadas.

Estas tesis no están restringidas a los historiadores militares, tan proclives a mostrar amenazas inminentes en los países vecinos para justificar sus reclamos de mayor presupuesto y carreras armamentistas.

En efecto, estos mapas son publicados por los más prestigiosos historiadores actuales de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de Chile. También circulan en los manuales escolares de nivel básico y medio, avalados por los Institutos Geográficos Militares de Argentina y Chile y por los respectivos Ministerios de Educación.

Además, han sido difundidos por las más prestigiosas editoriales de ambos países, como Editorial Sudamericana, en la Argentina, y la Editorial Universitaria, dependiente de la Universidad de Chile.

Los mapas y manuales argentinos aseguran que, hasta 1810, todo el actual sur de Chile pertenecía al Virreinato del Río de la Plata.

Ello incluye los territorios ubicados al sur del río Biobío, incluyendo la Araucanía, la ciudad de Valdivia, la isla de Chiloé, todo el Estrecho de Magallanes y la Patagonia chilena.

De acuerdo al Tratado de 1856, que estableció el principio de Uti Possidetis Iuris, todos estos espacios debían pertenecer a la Argentina. Sin embargo, Chile desarrolló una política fuertemente expansionista, con un hito clave en la fundación del Fuerte Bulnes (1843), lo cual le permitió apropiarse de territorios que no le corresponden.

Por su parte, los mapas y textos chilenos señalan que, hasta 1810, toda la actual Patagonia argentina pertenecía al Reyno de Chile. Aseguran que la frontera pasaba por los ríos Diamante (en el centro de la provincia de Mendoza), y por el río Negro.

De acuerdo al Tratado de 1856, que estableció el principio de Uti Possidetis Iuris, todos estos espacios debían pertenecer a Chile. Sin embargo, Argentina desarrolló una política fuertemente expansionista que se reflejó en la Campaña al Desierto del general Roca. El golpe de gracia se produjo en el Tratado de 1881, cuando Chile debió comprar la neutralidad argentina en la Guerra del Pacífico a un costo de 1.000.000 de kilómetros cuadrados. Chile debió cederle la Patagonia a la Argentina para evitar que esta se aliara con Bolivia y Perú.

Tras confrontar las dos premisas anteriores se llega a una conclusión clara: alguien miente entre los historiadores del Cono Sur. O mienten los chilenos o mienten los argentinos. Pero es imposible que ambos digan la verdad. Tenemos entonces un problema, porque existen afirmaciones falsas que se han difundido masivamente en ambos países.

El periodista y escritor Guillermo Parvex publicó el libro “La tormentosa historia limítrofe entre Chile y Argentina” que, con una muy adecuada documentación histórica, narra la evolución de las relaciones fronterizas entre Chile y Argentina desde la época anterior a la independencia hasta la fecha.

Editado por Ediciones B, aborda diversos puntos en conflicto: los límites coloniales de Chile desde 1554, los acuerdos territoriales entre Chile y Argentina al independizarse, la gran Crisis del Beagle, el Tratado de Paz y Amistad de 1984, Laguna del Desierto en 1985, Campo de Hielos Sur y el nuevo diferendo por la Plataforma Continental Austral dejando la interrogante si este nuevo conflicto nos llevará a una corte internacional o a un arbitraje.

” Creíamos todo solucionado en 1818, también en 1856, pero los conflictos continuaron por nuevas reclamaciones territoriales argentinas y así llegamos al tratado de 1881, que teóricamente puso fin a todo desencuentro. Al poco tiempo, vinieron nuevos pactos, protocolos y tratados hasta hoy, cuando nos hallamos expectantes ante dos nuevos problemas de frontera, en Campos de Hielo Sur y Plataforma Continental Austral”, afirma Parvex en la introducción.

Parvex es también autor de otros volúmenes donde se sumerge en la historia de Chile, como Un veterano de tres guerras, El rey del salitre que derrotó a Balmaceda, ¿Quién asesinó a Manuel Rodríguez? o 1978. El año que marchamos a la guerra.

Para el autor, los errores que se han cometido por parte de los gobiernos chileno, parten por una equivocada política internacional y en no fortalecer el buen servicio diplomático de carrera con el cual se ha contado, designando en ocasiones a embajadores ajenos a la diplomacia y que obedecen a puestos como pagos a favores políticos.

En el libro en su análisis de la política limítrofe con Argentina, analiza hechos como el tratado de 1856, la posterior violación del mismo, la tentativa en 1873 de Bolivia y Perú de que Argentina integrara el pacto secreto militar, las causas para ello y el porqué de su no concretización, el tratado del 23 de julio de 1881, con la pérdida de la Patagonia Chilena, la pérdida de la Puna de Atacama, los arbitrajes y el no reconocimiento de ellos, a pesar de comprometer el honor de las naciones, la manipulación cartográfica, el convenio de 1938, el tratado de 1984, la pérdida de la Laguna del Desierto, el riesgo de perder los campos de hielo sur y el error último de la firma de acuerdo del gobierno recién pasado, pese a las advertencias en contrario de los especialistas.

Este texto de 157 páginas es a no dudar un buen medio para conocer en breve, los problemas limítrofes de Chile, que no sólo tienen que ver con la vecina Argentina, sino que con Bolivia y Perú.

Lo valioso de la narrativa es que sirve para que se puedan conocer hechos que han favorecido o que han perjudicado al territorio chileno en su historia a partir de cuando era reino de España.

Es un llamado de atención para valorar la unidad territorial de Chile y a no permanecer indiferentes a lo que perjudica a Chile como nación.

Durante los 212 años de vida independiente, Chile ha tenido que velar por su territorio y siempre ha estado en constante litigio territorial con sus vecinos. El año 1978, Chile y Argentina, literalmente, por segundos estuvieron a punto de ir a una guerra porque Argentina desconoció el laudo arbitral de Su Majestad Británica que dejaba en territorio nacional las islas Nueva, Picton y Lennox en el canal Beagle. Luego, de la mediación del Papa Juan Pablo II, se cerró uno de los capítulos más conflictivos en la historia de las relaciones diplomáticas entre ambos países y se dijo que ya no existían temas limítrofes pendientes.

Sin embargo, los cartógrafos argentinos han continuado con el “juego de los mapas” en los que incluyen parte de territorio chileno en el de ellos, provocando molestias y protestas oficiales de los gobiernos.

En uno de los nuevos conflictos, Argentina reclama que Chile se apropia de fondos marinos que le corresponden, y para ello se inventa un supuesto límite hacia el sur más allá de lo acordado en el “Tratado de Paz y Amistad” de 1984. Lo que intenta hacer es mejorar su proyección Antártica, mientras que lo que Chile hace es simplemente establecer sus derechos según los acuerdos de la CONVEMAR.

Pero lo que debe alertarnos es que el problema de límites con Argentina no se circunscribe solamente a la situación en la mar, sino que también a la aún no resuelta y grave situación de límites en el Campo de Hielo Patagónico Sur.

Lo que llama la atención es que cada vez que se suscribe un tratado limítrofe, se deja en claro que ya no hay temas limítrofes pendientes entre ambos países, pero luego de un tiempo Argentina vuelve a sorprender con reclamos territoriales al oeste de su vasto territorio.

Alertarnos sobre la mantención y cuidados de los limites territoriales chilenos, es la principal función de este libro. 

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