En este montaje explora la noción de nube
como símbolo de contemplación, movimiento y transformación, aquella estructura
efímera que no podemos atrapar, y a la vez, reflejo simbólico y sensible del
inconsciente, de las emociones y deseos.
En la obra, quince cuerpos oscilan, se
expanden, transitan y juegan en una íntima conexión entre el arriba y el abajo,
el adentro y el afuera, fluyendo en un canal sin fin, entre lo divino y lo
terrenal.
“Después de la pandemia surgió la
necesidad de volver a conectar con los cuerpos, encontrarnos, de movernos. Nos
dimos cuenta de lo frágil que son los cuerpos y de lo vital que es la cercanía,
el contacto físico. Desde allí fuimos investigando para descubrir la conexión
que hay entre el cuerpo y los órganos, sus líquidos, las estaciones del año,
los elementos de la naturaleza”, comenta el director José Vidal.
La obra transita por varios conceptos
ligados a esta acumulación de partículas suspendidas en el cielo: “Me encanta
que la nube se clasifica como una estructura disipativa y que en su esencia
existe para disiparse. Entonces encontré muy interesante y aparecen las ideas
de transformación, transmutación, constante cambio, la muerte y la vida, los
ciclos, lo impermanente”, añade Vidal.
El montaje, que es una coproducción GAM,
contempla varias capas sensoriales, visuales, energéticas y emocionales y es
una invitación al público a apreciar la vida:
“En este mundo convulso es muy difícil
bancarse esta realidad compleja e intensa, entonces hay que pensar que el cielo
está ahí siempre, podemos mirar hacia arriba y sentir alguna calma, una
esperanza, disfrutar de esa belleza. Y recordar que nada es tan permanente, que
las cosas van cambiando de dirección.
Para mí es importante darle importancia al
estado de contemplación. Las nubes siempre están entregando esos mensajes.
Ojalá la gente salga del teatro con ganas de mirar al cielo”, refuerza el
director.
“El montaje manifiesta la necesidad de reconectar con el tejido social y humano que requiere de encuentros que permitan sanar nuestra historia reciente. Lo que se perdió en esa época fue el respeto a la vida de las personas y creo relevante hoy el respeto a todo tipo de vida, incluida también la naturaleza”, concluye el director.
Funciones del 4 al 26 noviembre, de jueves a sábado 20 horas y domingo a las 19 horas. Sala A2. Entradas en gam.cl
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