Sus
historias son recordadas permanentemente y han vuelto a estar presentes en la
conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, que ha sido un foco de
la temporada de conciertos de la Universidad de Santiago (Usach).
Uno
de los principales hitos de esta temporada se producirá la próxima semana y
reunirá a los dos mayores elencos de la Usach, en torno a una de las obras
más emotivas del repertorio sinfónico y coral: el Réquiem en Re menor, op.
48 del compositor francés Gabriel Fauré (1845-1924).
Interpretarán esta obra musical la Orquesta
Usach y el Coro Sinfónico Usach este miércoles 30 de agosto
(19:30 hrs.) en el Teatro Aula Magna Usach, bajo el título Réquiem
por las víctimas de la dictadura.
El
programa se iniciará con “Nimrod”, parte de las célebres Variaciones
Enigma del compositor inglés Edward Elgar (1857-1934), y continuará
con El país de sed, del compositor chileno Tomás Brantmayer.
Las
entradas gratuitas que se dispusieron en el sistema Portaltickets se
agotaron con una semana de anticipación
El
concierto es parte de la programación cultural que la Usach ha
desarrollado para conmemorar los 50 años del golpe de Estado, que
incluye variadas actividades musicales.
Las
siguientes son un homenaje del Coro Madrigalista Usach a Víctor Jara (6
de septiembre) y una presentación del Coro Sinfónico Usach dedicada a
la Nueva Canción Chilena (27 de septiembre), así como el VII Concierto de Vigilia de la Memoria (10 de
septiembre).
El Réquiem es una misa para
recordar la memoria de los difuntos. La peculiaridad del que compuso Fauré
es su dulzura y ternura”, dice David del Pino Klinge, quien estará a cargo
de la dirección general del concierto, que además tendrá a la soprano Patricia
Cifuentes y el barítono Pedro Alarcón como solistas.
“Es radicalmente distinto a otros grandes
réquiems, como el de Mozart o Verdi, donde está presente el
dolor desgarrador y la ira de Dios. En Fauré prevalece la esperanza de
otra vida, en el caso de las personas que creen en eso, o de otra vida
simbólica, en la memoria de las personas que quedan vivas”.
Compuesto entre 1886 y 1888 y estrenado
ese mismo año en París, el Réquiem de Fauré presentó
diversas innovaciones. Escrito en latín, sustituye los pasajes más terroríficos
sobre la muerte por una visión reposada y serena. ¿Por qué programarlo entonces
para recordar a las víctimas de la dictadura? “Porque su esencia es su
gran poder de consuelo”, responde David del Pino.
Andrés Bahamondes, director del Coro Sinfónico Usach, agrega que el
carácter contenido de la música concebida por Fauré otorgará un
carácter especial a la conmemoración.
“En este sentido, no creo que haya
un réquiem mejor”, asegura. “En nuestro tiempo tenemos que recordar y seguir
buscando justicia y verdad, pero también tenemos que entregar siempre un
mensaje de paz.
El acorde final de este Réquiem es
un verdadero bálsamo: termina con un sonido liviano, con la orquesta tocando
con lo mínimo, con el más celestial de los instrumentos que es el arpa y las
sopranos representando directamente un coro de ángeles, recibiendo a la persona
difunta. Es un final esperanzador”.
El programa se iniciará con “Nimrod”,
la novena de las 14 piezas que el compositor inglés Edward Elgar (1857-1934)
escribió en 1899 a partir de un tema para orquesta, conocidas como Variaciones
Enigma. Separada de su origen, es utilizada con frecuencia para funerales y
otros actos solemnes en memoria de personas fallecidas. “Es una música triste
pero no amarga, un recuerdo agradecido de la persona que partió”,
describe David del Pino.
Luego, la Orquesta Usach volverá a abordar El país de sed, obra
del compositor chileno Tomás Brantmayer (1992) que encargó, estrenó y
grabó en un disco publicado en 2019 a través del sello Aula Records, junto al tenor Francisco Huerta y
el director Sebastián Camaño.
Concebido como un collage que vincula textos de Raúl Zurita con la música de Ludwig van Beethoven, en ella se pueden reconocer pasajes de la Obertura Egmont y la Novena sinfonía, así como pasajes del poema “Escucha entonces, pendejo”, creado en torno a la represión militar y la experiencia del propio poeta con la tortura. En esta ocasión, el solista será el tenor Felipe Gutiérrez.
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