Hugo Marín en su casa taller de Av. Santa María, Santiago. |
La exposición, titulada “Hugo
Marín, los cinco elementos", presentará al público una propuesta
artística basada en los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. A ellos,
como un quinto elemento, se suma la desbordante creatividad de Marín, que, a
través de su vida, trabajó diversos lenguajes y materiales.
Se trata de una iniciativa
impulsada por la dirección de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, en
colaboración con Providencia, Las Condes y Vitacura, en alianza con la
Fundación Hugo Marín, con el objetivo de visibilizar la obra y legado del
reconocido pintor, escultor y profesor de meditación trascendental, a 6 años de
su muerte a los 89 años (2018). Cada institución cultural abordará un elemento:
Vitacura tendrá Aire; Providencia, Fuego; Las Condes, Agua y Lo Barnechea,
Tierra.
La muestra colectiva se abrirá
a público el 10 de agosto en forma simultánea y contará con cerca de 200 obras
gestionadas por la Fundación Hugo Marín, del Museo de la Universidad de Talca
(MAV+), del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), del Museo de Artes Visuales
(MAVI) y del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
Por otro lado, Guillermo
Carrasco, presidente de la Fundación Hugo Marín; hará un recorrido guiado en
cada comuna:
Lo Barnechea: 10
agosto, 12:00 horas, Centro Cultural El Tranque; Vitacura: 24 de agosto,
12:00 horas, Lo Matta Cultural; Providencia: 31 de agosto, 12:00 horas,
Palacio Schacht; Las Condes: 7 de septiembre, 12:00 horas, Centro Cultural
de Las Condes.
Bajo la curaduría de la
Fundación Hugo Marín, esta muestra de carácter antológico visibiliza el cuerpo
de obra del artista desde la perspectiva de los elementos fundamentales
presentes en la naturaleza. Todas las exhibiciones contarán creaciones emblemáticas:
volúmenes, cuadros de gran formato e instalaciones de todas las épocas.
Guillermo Carrasco, presidente
de la Fundación Hugo Marín, subraya la importancia de esta iniciativa.
“Hugo Marín rompió fronteras en todos los
ámbitos de su quehacer y particularmente en el visual, cuando irrumpe con sus
esculturas de barro y cuero en la escena nacional a fines de la década de 1960,
abriendo la puerta a una nueva forma de mirar el arte.
Personaje y cordillera-agua |
Para Martín Vial,
director ejecutivo de la Corporación Cultural de Las Condes, “este proyecto
constituye un logro en materia de gestión cultural. Más allá del indiscutible
valor de la obra de Hugo Marín, el hecho que cuatro instituciones la exhiban de
manera simultánea y complementaria, nos pone a la altura de los grandes centros
culturales del mundo, donde muchas veces una ciudad completa se vuelca a
homenajear a unos de sus artistas”.
Por su parte, Alejandra
Valdés R., directora ejecutiva de la Corporación Cultural de Lo Barnechea y
principal promotora de la iniciativa, subraya que “Chile perdió en 2018 a un
artista de talla mayor y ya era tiempo de organizar un gran muestra, pues su
trabajo inspirado en la meditación, la metafísica, los lugares
sagrados, las energías precolombinas y en el predominio de la técnica
mixta, empleando materiales como adobe, mármol, grafito, cuero, incluso
dientes auténticos, difícilmente puede mostrarlo una sola entidad.
Hugo Marín como artista fue un
incansable buscador de sentido a través de las más diversas expresiones y para
Lo Barnechea, exponer las obras vinculadas a la Tierra hace todo el sentido por
la gran presencia de montaña que tiene la comuna, por sus raíces apegadas a la
tierra como las tradiciones arrieras y mineras, y también, por tener entre sus
paisajes cordilleranos el cerro El Plomo, donde se encontró al Niño Inca
liofilizado, temas que tanto inspiraron a Marín desde el mundo precolombino”.
Para Jorge Andrés
González, director ejecutivo de la Fundación Cultural de Providencia, “recibir
la obra de Hugo Marín subrayando el potente elemento FUEGO y conectarla con la
comunidad es un honor, más aún cuando su contundente legado fue lo que convocó
a cuatro relevantes actores municipales de cultura de la Región Metropolitana”.
Juanita Mir, directora
ejecutiva de Vitacura Cultura, subraya en tanto que “con la misma versatilidad
y amplitud del AIRE como elemento, Vitacura acoge esta gran exposición de Hugo
Marín, uno de los artistas plásticos chilenos más importantes del siglo XX.
AIRE, elemento vital, en
su carácter etéreo, transmite la sensación de movimiento, fluidez y dinamismo.
La pieza “Hombre pájaro” –que tendremos en Lo Matta Cultural– es un claro
ejemplo de esta posibilidad de expresión, que está presente en una muestra
donde la libertad, pureza, equilibrio, y la multi materialidad son de pronto
cualidades tangibles en la obra del artista”.
La exposición estará abierta
desde el sábado 10 de agosto hasta el 23 de septiembre en Las Condes, Vitacura
y Providencia y hasta el 20 de octubre, en Lo Barnechea.
En el transcurso de la
muestra, los cuatro espacios llevarán a cabo un completo programa de mediación
con colegios y otras instituciones.
Hugo Marín (1929 - 2018) fue uno de los artistas más singulares y multifacéticos de toda Latinoamérica. Nació en Santiago, estudió en la Universidad de Chile y su trayectoria incluye residencias en Nueva York, Italia, Cuba, Francia y Suecia, entre otros lugares. Su obra, centrada en el hombre, se nutre de las artes primitivas, de lo tribal y primigenio, de modo que su iconografía yuxtapone diferentes lenguajes, creando un imaginario único con múltiples cruces interculturales.
Hugo Marin , Cabezas de las esculturas |
Entonces irrumpe en escena una serie de
personajes distintos a todo lo conocido en el arte occidental. Misteriosos,
sugerentes, inquietantes y provocativos, son -como en pocos casos- humanidad
pura, a pesar que su corporeidad haya sido resuelta a partir de un objeto en
desuso o de un montón de barro.
Con misticismo, una cuota de humor y a veces con franco erotismo, Marín llevó a cabo sus propósitos y desde que apareciera en escena mantuvo una trayectoria constante, donde cada etapa representó un paso más allá de la anterior. Si al principio fue el esmalte y al final, la cerámica, el mejor soporte para transmitir sus emociones, en sus manos todos los materiales se volvían dúctiles y expresivos y con todos alcanzó una suerte de transmutación de la materia, interpelando muchas veces al espectador.
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