Esta exploración, investigación y proceso creativo se alimenta de dos caminos, fundiendo datos de monitoreo medioambiental levantados a lo largo de 17 años, con una experiencia de expedición, en la que la artista reunió muestras de agua, objetos y relatos de comunidades que viven junto al río.
“Me parece súper positivo que haya propuestas de montajes de obras de arte contemporáneo en este museo, es maravilloso poder mezclar las propuestas exhibidas desde el punto de vista de lo interactivo, que ya parte de la cultura del público del MIM, y que puedan tener otras aproximaciones, otra manera de comunicar, de entender el arte. Porque hay otras maneras de estimular al público, que puede entregar su retroalimentación; esa interacción no necesariamente es física, puede ser sensitiva o desde la reflexión”, comentó la artista Claudia González.
Quienes recorran la instalación se encontrarán con una maquinaria donde convergen y dialogan el agua, el cobre y la electricidad, que nos presenta una nueva forma de observar el flujo de agua, entregando una configuración poética y crítica de la geografía del rio y su territorio, que invita a la vez a reflexionar sobre el impacto de la explotación industrial sobre el río y su biodiversidad.
En la instalación el agua del Loa es capturada, medida y puesta en movimiento por la artista, utilizando para ello mecanismos electrónicos. Vuelve a fluir, esta vez deambulando por estructuras tubulares, bateas y placas metálicas dispuestas en el museo. Así, estos procedimientos evidencian materialmente los estados del agua y, a su vez, revelan una maquinaria poética que, a través de cableados y amplificadores, hacen audibles sus sonidos que, como todo en el mundo natural, van cambiando sutilmente.
“Es muy relevante que las familias y estudiantes que nos visitan puedan conocer esta obra que se basa en una investigación muy profunda y en terreno, con comunidades en el territorio donde la artista ha investigado, y que se ha centrado en analizar los contextos en el impacto de la gran minería impacta sobre los ríos y las comunidades.
Entonces
en esta exposición hay una intensidad e investigación profunda, junto con otros
elementos que la hacen muy interesante de recorrer, de observar, pero también
de pensar y reflexionar”, destacó Simón Pérez, director de Contenidos del
Centro Interactivo de los Conocimientos –MIM.
En este contexto en que el agua y sus características se convierten en la obra, nos preguntamos ¿puede este elemento ser instrumento de creación artística? De esta manera, la invitación es a mirar el agua desde una perspectiva nueva: como tema de una propuesta artística, como instrumento y materialidad de una obra, y por sobretodo como modelo a representar.
Es por ello que en la sala se instaló una
Estación Editorial, para invitar a las y los visitantes a descubrir bajo una
lupa el agua y la vida que contiene, para luego utilizarla como herramienta
dentro de un gotario, en vez de pincel, en la creación de una composición
personal e irrepetible, con una de las técnicas de grabado más antiguas: el
monotipo.
En tanto, en los muros de la sala se instalaron diez grabados láser enmarcados, cuyas imágenes se obtuvieron con un microscopio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario