lunes, 14 de abril de 2025

Origen de las tradiciones de Semana Santa

 ¿Por qué muchos comen pescado en Semana Santa? ¿De dónde viene la tradición de regalar los huevitos de chocolate en Domingo de Resurrección?

Para ello el profesor Fernando Maureira Estrada, antropólogo y director de la Escuela de Antropología de la Universidad Austral de Chile en Valdivia explica los orígenes de estos ritos de Semana Santa.

No hay nada tan propio de la especie humana que comer, este simple acto va más allá de la sola obtención de alimentos. Todo lo que comemos es el resultado de una decisión colectiva y aceptada por cada grupo social, en determinados momentos de su historia.

Constituyéndose en ocasiones en una marca de identidad local, de esta manera lo que comemos es en realidad la última fase de un continuo de decisiones respecto del qué comemos, cómo lo hacemos, cuando lo hacemos y con quienes comemos.

Cada una de estas preguntas refieren a normas y reglas que definen los límites dentro de las cuales, la acción de comer resulta culturalmente posible y socialmente aceptable.

Finalmente, estas acciones cotidianas, como el acto de comer con la familia reunida, o acciones extraordinarias, como la comida con ocasión de fiestas privadas o públicas, dan cuenta de lo que en antropología reconocemos como “ritos de comensalidad”, siendo entendida como la noción por la cual quienes comen en la misma mesa, crean, mantienen y refuerzan lazos que son el sustrato de sus actividades comunes, y sientan las bases de una actuar colectivo.

De hecho hoy, paradojalmente y a pesar de la globalización en que nos vemos envueltos como país, esta misma globalización ha producido una mayor visibilidad de elementos culturales regionales, dando a lugar a lo que se conoce como glocalidad, siendo la expresión en ámbitos locales, de aquellas experiencias externas a las que somos expuestos como resultado de la globalización, pero que son reinterpretadas localmente, permitiendo la renovación, reproducción de lo que es local, respecto de la influencia externa.

De esta manera lo que comemos hoy es tanto herencia de nuestros antepasados, como de las influencias de grupos diversos con los cuales hemos aprendido a convivir, y de quienes adoptamos gustos, recursos, técnicas y sentidos del comer.

La comida, por tanto, es utilizada como uno de los elementos sobre los cuales se construye y reafirma identidad, con mayor énfasis este elemento de identidad se expresa con mayor intensidad, en distintas épocas del año y/o cuando la comida o la restricción a la misma, permite sustentar comportamientos valorados y significados socialmente. Y es probablemente el ámbito en el cual se expresa con mayor intensidad la glocalización alimentaria.

Para la religión católica la semana santa esta constituida por un conjunto de festividades, en las cuales se conmemora el sacrificio de Jesús, se inicia en el Domingo de ramos y finaliza con el domingo de resurrección, es precisamente y asociado al renacimiento del hijo de Dios, durante esta semana la devoción se expresa mediante actividades rituales, celebraciones específicas, pero fundamentalmente a través de actos de constricción y expiación. 

Los que han venido variando profundamente a lo largo de las ultimas décadas. Se han dado en llamar a estas acciones las “tradiciones de semana santa”, las que, aunque preservan un propósito común y relativamente antiguo, van como todas las tradiciones experimentando sutiles cambios, incorporando ciertas actividades y dejando otras en el olvido.

Sin ahondar en los motivos por los cuales, hoy la semana santa va dejando de lado aquellos ritos centrales litúrgicos si se quiere, y lentamente va dejando solo aquellos relacionados con la prohibición del comer y la indicación del comer, y la ampliación del regalar.

Me refiero con esto a la “prohibición de comer carne”, el “comer pescado” y “regalar huevitos de pascua”, que además son huevos de chocolate y los ponen conejos.

La tradición de regalar huevos de Pascua, y que en la actualidad es probablemente la más extendida en nuestro país, es de origen germánico, y que fue incorporada a las tradiciones católicas por el Imperio Romano. “Su origen es la celebración del inicio de primavera, periodo de abundancia”,

No obstante, no fue sino durante el periodo de la Ilustración, en la que se extendió la costumbre de pintar y embadurnar los huevos, los que fueron asociados a las liebres y conejos las que, por su fertilidad y abundancia permitieron su difusión en el viejo continente.

De allí y a través de los migrantes europeos llegaron a América a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Los huevos, en muchas religiones están asociados a la vida y fecundidad, razón por la cual se entregan con un sentido de reciprocidad entre las personas.

Esta práctica sin embargo ha venido experimentando cambios de forma y también de fondo, así los primeros huevitos eran cascaras de huevos, lavadas, secadas y pintadas por adultos y niños y en ellas se ponían algún tipo de dulces pequeños, y eran dispuestos solo para los niños de la casa, hoy los huevitos son de cobertura chocolate, rellenos de dulces, envueltos en papel de color, y son entregados tanto a niños como, jóvenes y adultos.

Solo desde la década de los años 70 se masifico la venta de figuras de chocolate de conejos. Antes de esa fecha por su valor estaban restringidos solo para los niños de familias de clase alta.

En otro sentido y respecto de no comer carne durante la Semana Santa, se explica por un “llamado de penitencia”, por el cual se expresa humildad y respeto, aunque también actúan los elementos de clase social en la iglesia cristiana, una forma por la cual, las personas más ricas se unieran al ayuno permanente de los pobres , al tiempo que con ese ahorro se pudieran realizar obras de misericordia.

 
Antiguamente había la obligación de abstenerse de una serie de actos, como una forma de constricción, durante le periodo de cuaresma (40 días que preceden a semana santa), los católicos debían abstenerse de comer carne los días viernes.

 En esos días se permitía el consumo de pescados y mariscos. Sobre estos últimos se reconoce su carácter virtuoso, relacionado con la multiplicación de panes y peces y pureza. 

El signo del pez, es probablemente uno de los mas reconocibles en la iconografía católica, siendo este el símbolo que se utilizaba por los cristianos en la época de imperio romano. 

De esta manera el consumo de pescado, si bien no es indicado de manera fehaciente, goza de una consideración especial, atribuida a los sentidos y significados asociados que les son conferidos por los católicos para su consumo en semana santa.

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