lunes, 7 de abril de 2025

Las tramas ocultas del 18 0

¿Qué relación tienen los gestores de inversiones con los hechos del 18-0? ¿Qué papel desempeñaron los grupos anarquistas en las manifestaciones? ¿Qué acuerdos políticos se realizaron durante la crisis? Y en especial, ¿hacia dónde vamos?

Son algunas de las preguntas que Carlos Tromben en su libro “Las tramas ocultas del 18-0” intenta responder a través de una exhaustiva investigación que reúne un sinnúmero de declaraciones, entrevistas y cruces de información entre protagonistas, personajes secundarios y otros clandestinos y secretos, que permiten construir una mirada inédita y crítica sobre una parte de nuestra historia reciente que muchos quieren olvidar, pero que, al mismo tiempo, nos obliga a preguntarnos ¿hacia dónde vamos?

Contexto social.

Para muchos chilenos, el fin de semana del 18 de octubre de 2019 iba a ser como cualquier otro y toda la preocupación de la prensa y el gobierno, estaba en la próxima realización de las reuniones de la APEC y COP25 que se iban a realizar a fines de octubre y comienzos de noviembre de 2019.

En cambio, se inició un quiebre histórico cuando millones de personas salieron a las calles para protestar por más justicia social y dignidad, lo que motivó que todas las fuerzas políticas se unieran para diseñar una nueva constitución, un camino lleno de promesas y esperanzas, aunque también lleno de una violencia y una represión inauditas en nuestra democracia.

El año anterior, 2018, asumió por segunda vez Sebastián Piñera con una amplia base de apoyo ciudadano, lo que hizo que su gobierno se sintiera cómodo e iniciara un programa que consideraba la rentabilidad empresarial, como base del desarrollo económico del país y su gobierno no percibió el malestar social que se había estado acumulando por mucho tiempo.

Tal como plantea el filósofo coreano Byung-Chul Han, esta crisis llegó en un momento en que nos estábamos acostumbrando a que todo resultara como esperábamos, a no encontrar oposición y a buscar la eficiencia permanente.

“Una sociedad, que espera la permanente aprobación y no ve al otro como distinto, porque espera que sea igual en una cultura del “me gusta”. Es en estos momentos que aparece una oportunidad de cuestionamiento”.

Uno de esos análisis es el libro Las tramas ocultas del 18-O, que pone bajo la lupa la letra chica de los acuerdos políticos y económicos que se fueron armando en el Parlamento y en los grupos financieros, que mostraron una ambición tan desmesurada como el afán de algunos anarquistas al buscar, mediante sus atentados, desestabilizar el orden público.

Para el autor hay tres tramas que se entrelazaron y que hicieron que el país llegara al estallido social del 18-0. Estas son la trama financiera, la política y la anarquista.

En esta crónica de 256 páginas, el autor identifica lo que para él son los tres momentos claves del proceso como fueron las manifestaciones iniciales, la revuelta de los días siguientes y la firma del Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución.

«Los asset managers hicieron su contribución al estallido y a la revuelta promoviendo una sociedad individualista, instrumental, sustentada por las AFP y las Isapre. La especulación inmobiliaria, la educación y la salud como negocio y flujo financiero. Una sociedad alienante y que lleva al individuo a la desesperación», comenta Carlos Tromben en su libro.

 «Los anarquistas influyeron en las movilizaciones secundarias e hicieron escalar el estallido en revuelta. Llevaban años cometiendo atentados simbólicos contra el sistema. Nadie los tomaba muy en serio y mostraron la vulnerabilidad del poder”

Y como dice el autor “ambos grupos que son los polos opuestos de la sociedad, en octubre 2019 entraron en colisión”.

«Para mí el estallido es la jornada específica del 18-O, la chispa que llevó al colapso del sistema de transporte metropolitano y la quema del metro.

La revuelta comienza al día siguiente, cuando los militares son convocados, no se meten mucho y la movilización se extiende a todo el país, transformándose en un cuestionamiento global del modelo de sociedad», explica el investigador.

En su libro, revisa críticamente el papel de figuras políticas claves, como el entonces presidente Sebastián Piñera, el exjefe de asesores presidenciales Cristián Larroulet y el actual mandatario Gabriel Boric.

En esta investigación queda en evidencia la brecha que existía entre la elite política y la gente común mostrando cuan fuerte puede llegar a ser la presión de la calle y como el Gobierno, a regañadientes tuvo que aceptar la voluntad popular, en medio de la crisis de su propio sector que se sumergió en recriminaciones cruzadas con muchos de sus líderes que parecían vivir en tiempos y espacios diferentes.

Además, la pausa obligada que impuso la pandemia, permitió reflexiones sobre las causas sus interacciones, los procesos de cambios que generó, el contexto histórico y cultural que surgieron del mundo político, académico y social.

Tampoco la oposición sale muy bien parada pues en esos momentos, no tuvo la capacidad de emitir un mensaje de unidad hacia la población que necesitaba aferrarse a una dirección política clara.

¿Qué otros factores pueden haber influido?

Lo más probable es que haya existido un gran resentimiento social alimentado por una combinación de factores, como una pobre educación, corrupción del sistema político, la cultura de triunfar con el menor esfuerzo y la aparición de demagogos que prometen soluciones rápidas a problemas complejos y de paso inventando enemigos imaginarios.

También se puede considerar que la falta de confianza en las instituciones y en los políticos ha generado un creciente malestar en la sociedad, con un aumento en la desconfianza y la hostilidad hacia el sistema.

En el artículo “Resentimiento social, origen y consecuencias” el médico Alejandro Vásquez Cárdenas, expresa que “la cultura de triunfar con el menor esfuerzo también ha contribuido al resentimiento social.  En una sociedad donde el éxito se valora más que el esfuerzo, aquellos que no tienen acceso a los mismos recursos que otros se sienten excluidos y marginados.

Finalmente tenemos el detonador de toda esa mezcla explosiva, la aparición de demagogos que prometen soluciones sencillas y rápidas, poco menos que mágicas.

Estos líderes políticos explotan la desesperación y la frustración de la población, prometiendo soluciones fáciles a problemas complejos. Esto fatalmente lleva a una polarización aún mayor en la sociedad”.

Es decir, con el tiempo los ciudadanos dejaron de sentir que las instituciones públicas los protegían más bien paulatinamente se fue dando un sentimiento de indefensión ante ellas y también, se produjo un cambio en la sociedad chilena que trajo un aumento de demandas que no fueron escuchadas ni atendidas por la clase política, que no supo darse cuenta de la existencia de ese malestar ciudadano.

Talvez el mundo político se encontró de frente con ciudadanos que estuvieron dispuestos a correr el cerco impuesto por la política de “los problemas reales de la gente” que minimizo al ciudadano pero que engrandeció al consumidor. Y que mientras se alababa el desarrollo de Chile, tampoco se evitaron los abusos que ciertos grupos ejercieron cobijándose, en instituciones que dicen representar a todos los chilenos pero que, sin embargo, solo respetaron los derechos de pocos.

Talvez, dentro de los múltiples factores que produjo el estallido social, estuvo la ofensa hecha a los chilenos a través del endeudamiento y del individualismo y es, también, fue la reacción de los ofendidos de su reacción, de su hastío y de su turno para cambiar el rumbo de las cosas por tanto tiempo, arrastradas por todos. 

Tal como expresara Roque Dalton en su poema El turno del ofendido:  

Me habéis golpeado, azotado/ La cruel mano en el rostro (desnudo y casto/ Como una flor donde amanece la primavera). 

Me habéis encarcelado aún más/ Con vuestros ojos iracundos/ muriéndose de frío mi corazón /bajo el torrente de odio. 

Habéis despreciado mi amor/ Os reísteis de su pequeño regalo, /Ruboroso sin querer entender/los laberintos de mi ternura. 

Ahora es la hora de mi turno/ El turno del ofendido por años silencioso/ a pesar de los gritos. 

Callad/ Callad/ Oíd. 

La cuenta que el país pagó fue enorme porque en esos meses lo mejor y lo peor de las personas surgió en la sociedad chilena y cuyos efectos, a seis años del estallido social aun los seguimos sintiendo y viviendo. 

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