domingo, 4 de agosto de 2024

Descubrimiento de agua en la Luna aumenta posibilidades para habitarla permanentemente

(c) NASA

Trazas de agua en forma de sales hidratadas, encontradas en las rocas que trajo la sonda china enviada a la Luna, presenta un promisorio futuro para la instalación de bases habitadas en nuestro satélite. Astrónomo del CATA analiza el impacto de este descubrimiento.

La sonda china Chang'e-5 enviada a la Luna sigue aportando datos sorprendentes. La nave trajo una muestra de rocas provenientes del lado oculto de nuestro satélite y estudios recientes de su composición química descubrieron moléculas de agua. Además, se pudo establecer que éstas pueden persistir en áreas que están iluminadas por el Sol, principalmente en forma de sales hidratadas.

 Asimismo, estos nuevos datos son relevantes, porque se trata de muestras recogidas en una zona de latitud mucho más alta, aportando nuevas pistas sobre qué forma toma el agua en la superficie lunar.

“Una cosa que me pareció muy interesante es que hace unas pocas décadas pensábamos que la Luna estaba seca. De hecho, no se encontró evidencia de agua en las rocas lunares que trajeron las naves Apollo.

Recientemente, se estaba buscando agua en el subsuelo lunar y en forma de hielo superficial en los cráteres polares que permanecen en sombra permanente. Pero, ahora también se encuentra agua atrapada en forma de sales hidratadas y su presencia es esencial para establecer bases humanas permanentes.

 Es un tema no solo importante desde el punto de vista astronómico, sino que también para los estudios geológicos de nuestro satélite.

No sabemos todavía si hay napas subterráneas como en la Tierra. Hasta ahora solo se han encontrado trazas de agua atrapada en las rocas superficiales”, comenta, Dante Minniti, Investigador Principal del área de Exoplanetas y Astrobiología del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines, CATA.

El hallazgo de los chinos se suma a conclusiones similares obtenidas en los últimos años por la NASA, que, a través de un detector infrarrojo, ya había confirmado su existencia en 2020.

“El análisis es muy laborioso y complicado, porque hay que descartar que haya contaminación de las muestras, por ejemplo, desde la Tierra y de la nave misma. Estos descubrimientos recientes son muy promisorios, pero es solo el comienzo.

Ahora hay que ver como extraer el agua en grandes cantidades de manera práctica, para permitir el abastecimiento de una base con seres humanos.

No solo eso, sino que también hay que aprender cómo transportarla desde las fuentes; cómo purificarla, ya que puede contener suciedad, ser muy salada o tener elementos nocivos (como el arsénico), y también cómo almacenarla”, agrega el también astrónomo de la Universidad Andrés Bello.

Estos antecedentes surgen en momentos en que la investigación está retomando el interés por visitar la Luna y evaluar la instalación de bases con una presencia permanente, intenciones que han surgido de potencias globales con planes espaciales de alto impacto, como China, Estados Unidos, India, la Unión Europea y Rusia.

En el caso específico del gigante asiático ha desarrollado un interesante proceso de estudio lunar destinando importantes recursos, con la intención de realizar una misión tripulada para 2030 y luego construir una base en la superficie lunar.

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