Su destacado trabajo la ha llevado a participar en las
principales ferias y muestras artesanales del país, pero este año llegó más
lejos, ya que su trabajo está presente en la Bienal Internacional de Artesanía
y Creación Révélations, que organiza el sindicato Ateliers d'Art de
France y que se realiza hasta este domingo 12 en el Grand
Palais Éphémère de París.
Usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario
(Indap), la cultora cocreó, junto a Paula Corrales y Mitsue Kido, fundadoras
del proyecto de diseño Lamps From Chile (2018), que vincula la
artesanía tradicional con el diseño contemporáneo, la colección de lámparas Crin
Weaving Color 2022. Estas piezas forman parte de la muestra nacional que
se exhibe en la bienal y cuya curatoría estuvo a cargo de Romain
Juilha.
“Para mí es un orgullo y me emociona mucho que mi arte
haya llegado tan lejos y que sea apreciado por gente de otras partes del mundo.
Dios puso en mi camino a Paula Barrales y espero que me dé fuerzas para seguir
haciendo lo que más amo”, dijo María del Pilar, quien contó que trabajó durante
un mes y medio en el set de lámparas, con crin natural de tonos blanco y café y
también con ixtle, fibra vegetal complementaria que se utiliza para darles
mayor flexibilidad a las piezas.
Sobre su oficio, la artesana cuenta que en los años
60 todas las mujeres de su zona aprendían desde niñas a tejer en crin para
aportar a la economía familiar: “Nosotros éramos ocho hermanos, cinco mujeres,
y yo era la mayor. Como escaseaba el dinero, debíamos ayudar a mi mamá. Ella
empezaba la urdiembre y nosotras seguíamos. Después los trabajos eran
entregados a comerciantes a muy bajos precios. Fue una época dura”.
María del Pilar fue la única de su familia que se
dedicó por entero a la artesanía en crin y gracias al trabajo de sus manos y a
la agricultura –cultiva y vende hortalizas– logró sacar adelante a sus cuatro
hijos, dos hombres (uno es emprendedor turístico y el otro, funcionario del
Ejército) y dos mujeres (una profesora de educación diferencial y una
trabajadora social).
Dice que un momento importante en su vida fue cuando
se hizo usuaria de Indap: Como integrante del Programa de Desarrollo Local
(Prodesal) recibió apoyo para su labor agrícola y como artesana participó en
ferias –la primera fue en la Fiesta del Chancho Muerto en Talca en 2014 y la
última en el Parque Municipal de Castro en 2020, antes que se desatara la
pandemia– y recibió capacitaciones que le dieron mayor valor a su
trabajo.
Hoy, en su Taller las Tres Marías, ubicado en Santa
Rosa de Panimávida, a 3 kilómetros de Rari, no para de desarrollar su
creatividad. Con una tijera para cortar los restos de crin e ixtle y una aguja
para las terminaciones, sus manos crean mariposas, brujas, damas, marcadores de
libros y copas, aros, portavasos, prendedores y collares, en un proceso similar
al tejido del mimbre.
Una vez que termino las tareas de mi hogar, cuando no hay visitas,
ninguna gallina cacarea a lo lejos y nadie llega a comprar lechugas, me siento
a tejer, a veces hasta la una de la madrugada”, cuenta.
Pero María del Pilar tiene una preocupación: “Pese a que hemos sido reconocidas a nivel mundial, veo que va a llegar un día en que las artesanas vamos a desaparecer; ya estamos envejeciendo y la juventud parece no interesarse por aprender este legado”. Por esa razón, siempre está dispuesta a dictar talleres donde quiera que la inviten y también online, para traspasar sus conocimientos. “Me apasiona enseñar, estoy orgullosa de lo que hago y no quiero que muera mi oficio”, dice.
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