©Robert Doisneau Cárcel de Nanterre -1950 |
Pero
los tatuajes no tienen nada de “moderno”. Su presencia es tan antigua como el
hombre, tal como demuestra Ötzi, la momia de un italiano que vivió en el 3.300
A.C. y los cuerpos con marcas de tinta en las culturas prehispánicas, polinésicas
y asiáticas.
De
todo ello da cuenta “TATAU. Arte en la piel”, muestra multidisciplinaria que
investiga en los orígenes ancestrales del tatuaje y destaca su incorporación al
mundo del arte, y que presentará la Corporación Cultural de Las Condes entre el
4 de diciembre y el 23 de enero en las Salas de Exposición de su Centro
Cultural (Av. Apoquindo 6570, Las Condes)
Con
la participación de las embajadas de Francia y Bélgica y curada por Verónica
Besnier junto al equipo de la Corporación Cultural, se exhiben desde
centenarias piezas de arte prehispánico hasta la obra del artista belga Wim
Delvoye, que utiliza el cuerpo de otro hombre como soporte. Asimismo, contempla
una sección de arte contemporáneo nacional con la participación de artistas que
incorporan el tatuaje en su obra, como Cecilia Avendaño y Cristián Velasco,
entre otros.
Wim Delvoye. Tim, la obra viva |
“La
exposición es un paseo por un universo que para muchos puede ser desconocido y
en ciertos casos sorprendente. La exposición es una inmersión, en sus grandes
líneas, a la historia del tatuaje y su evolución en la sociedad, como
también su mundo: la práctica, los diferentes estilos y los autores detrás de
ellos. Y también aclara las razones por las cuales el tatuaje puede ser una
obra de arte como también una obra viva”, explica Verónica Besnier.
En
términos sociales, el tatuaje marca un proceso histórico de empoderamiento de
los individuos frente a las normas sociales tradicionales, las religiosas en
particular. Si ayer era un arte bruto y rebelde, hoy se habla de él abiertamente
y es aceptado por muchos.
Llevar
una marca de tinta en la piel es un ejercicio masivo dentro del cual las
personas aspiran a inscribir de manera permanente una dimensión única de su ser
frente a una sociedad globalizada.
“Porque
vivimos en un mundo globalizado en el que somos todos iguales, pero todos
diferentes, el tatuaje pasa a ser hoy en día una afirmación, una firma personal.
Cada marca de tinta en la piel es reflejo de la historia individual, como
pueden ser los rasgos o las cicatrices, y es probable que este fenómeno
explique en cierta forma su tendencia en constante aumento”, señala Besnier al
respecto.
Máscaras y figuras de Asia y Oceanía |
En el caso de África central, el ejercicio
llega a su grado extremo y es reemplazado por las escarificaciones o incisiones
en la piel.
El segundo, está dedicado a fotografías de
autor de nombres tan conocidos como el francés Robert Doisneau, o los chilenos
Sebastián Utreras (con un retrato de Alberto García-Alix) o Tomás Munita, entre
otros.
Aparecen cuerpos, rostros, extremidades
tatuadas, demostrando cómo la estética del tatuaje ha evolucionado desde el
siglo XX a lo que va de éste.
Luego, un tercer capítulo presenta al
mundo del tatuaje y sus códigos, introduciendo al público en un espacio
desconocido e íntimo. Para construir esta sección, tatuadores de Chile, España
y Francia, entre otros países, participaron activamente; mujeres y hombres
cultores de distintos estilos y representando propuestas estéticas diversas.
En fotografías, aparecen en sus talleres, además
se exhiben las herramientas que usan y los dibujos que finalmente serán
aplicados en la piel.
Obra del tatuador italiano Michele Servadio |
Diversos autores de Chile, México y
Bélgica abordan desde su propia perspectiva, la problemática de la cultura del
tatuaje. Algunos, como Juana Gómez, lo hacen desde la mirada poética al cuerpo,
y otros, como Rodrigo Cabezas, plantean directamente la reproducción de su obra
sobre cualquier soporte, incluyendo el cuerpo.
El capítulo finaliza con la obra del
controvertido artista belga Wim Delvoye que ha revolucionado el mundo del arte
al presentar a Tim, una obra viviente que incluso fue recientemente subastada.
En el marco de la muestra, se presentará
la película tunesina “El hombre que vendió su piel”, nominada a mejor película
extranjera en la última versión de los premios Oscar, y se ofrecerá una charla
con Alejandra Araya, antropóloga y académica de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile, quien ha investigado sobre la historia de
los cuerpos.
La muestra se puede visitar de martes a domingo, entre las 10:30 a 18:45 horas. Cerrado por sanitización, 13:15 a 14:30 horas. la entrada es liberada con Pase de Movilidad (mayores de 12 años).
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